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Hagamos un poco de recuerdo.
López Portillo, al final de su sexenio se
encontraba arrinconado por su propia megalomanía y dispendio de los fondos
públicos. Había iniciado su periodo gubernamental el 1 de diciembre de 1976, en
una elección que no tuvo competencia porque el Partido Acciona Nacional (PAN)
no presentó candidato, no obstante, o tal vez por eso, realizó una campaña como
nunca se había visto. Fue una campaña de despilfarro sin igual; anuncios en
mantas, bardas, afiches y todo tipo de artículos promocionales, pero, aunque en
ese tiempo los anuncios espectaculares no proliferaban como hoy, se agenciaron
los que pudieron. Me consta porque en ese tiempo yo trabajaba en la Cervecería
Moctezuma y se nos pidió que cediéramos los espectaculares para su campaña. Por
demás decir que televisoras, radiodifusoras y periódicos se volcaron en su
promoción, por supuesto el dinero fluía a manos llenas. Fue solo una probadita
de lo vendría.
Poco después del inicio de su administración se
descubrió el yacimiento de petróleo más grande jamás encontrado en la historia
de PEMEX. El 23 de junio de 1976 inició la explotación del manto petrolífero Cantarell.
Este hallazgo llevo a López Portillo a descarar su desbordante megalomanía
pronunciando la frase que registró el principio de su debacle “preparémonos
para administrar la abundancia”. Y si, los dólares del petróleo empezaron a
fluir como los veneros del mismo, pero también el despilfarro y el
endeudamiento. Al final de su sexenio, como lo había mencionado, el gozo se fue
al pozo y ya Cantarell, aunque seguía produciendo abundante petróleo (de hecho,
su mayor extracción llego en 2003 cuando empezó a decaer), no daba para pagar
las deudas a corto plazo que se habían contraído. El exceso de gasto aumento el
circulante y la inflación no se hizo esperar. El dólar tenía una paridad fija
de 12.50 pesos, estaba subvaluado. Dado el entorno de la inflación desbocada el
dólar se convirtió en un producto muy apetecible y a quien le dan pan que
llore. La crisis que se avecinaba requería un ajuste en la paridad peso-dólar,
es decir una devaluación, pero por su orgullo se negó hacerlo y fue cuando
pronunció la frase con la que fue recordado hasta su muerte “defenderé al peso
como un perro”. Ya antes había expresado “El presidente que devalúa se
devalúa”. Esa postura dio pie a que los inversionistas extranjeros y nacionales
empezaron a convertir sus pesos en dólares y llevarlos al extranjero. Para
parar la fuga, al fin, tuvo que devaluar y confiscar todos los dólares
depositados en los bancos.
El 1 de septiembre de septiembre de 1982, López
Portillo, pronunció su último informe de gobierno, éste se hacía con toda la
pompa y circunstancia en forma presencial ante el congreso de la unión. Allí,
ante su fracaso social pidió perdón y derramo unas lágrimas (o aparentó que lo
hizo) por no haber sacado a millones de mexicanos de la pobreza. Después vino
la bomba. Arrinconado por su fracaso económico decidió descargar su
responsabilidad en los banqueros, pronunció otras de sus dramáticas frases “ya
nos saquearon, no nos volverán a saquear” y acto seguido anunció la
expropiación de la banca privada. Siempre el día del informe había sido no
laborable, los bancos estaban cerrados, pero al día siguiente amanecieron las
matrices y todas sus sucursales del país, con soldados en sus puertas y los
nuevos directores y gerentes designados. El presidente electo Miguel De la
Madrid estaba como invitado al informe y al escuchar tamaño despropósito quedó
petrificado por unos segundos, los senadores y diputados Priístas, tan sumisos
como ahora los de Morena, empezaron a aplaudir, pero De la Madrid no daba
crédito a lo que había oído, lentamente empezó a mover las manos dudando si
unirse o no a los aplausos. No había sido, no digamos consultado por una
decisión que afectaría toda su administración, pero ni siquiera fue informado.
Valga este largo relato para ir a mi punto.
López Obrador está a un tris de gritar ¡Exprópiese!
La violencia está desbocada, cierto o no con su
anuencia. Aunque afirma todos los días que la economía va bien, la realidad es
que está prendida con alfileres, pretende adquirir deuda el próximo año de
elecciones por casi 2 billones de pesos, no para inversión productiva, sino
para salir tablas con los gastos.
Ha entregado el control de todos los aeropuertos
del Estado, que en teoría deberían ser civiles, a los militares; ejército o
marina. Por otra parte, decretó la reducción a la mitad la Tarifa de Uso de
Aeropuertos (TUA) de los aeropuertos que opera la iniciativa privada. Y hay que
decirlo claro, se trata de un amago de expropiación. ¿Qué no estás de acuerdo?
¿Qué te amparas en contra de mi decreto? Te cancelo la concesión y aquí tengo
al ejército y la marina para controlarlos y operarlos de inmediato.
Hoy por hoy, los militares están en todas
partes. No solo en la operación de aeropuertos ya existentes, como ya se dijo,
sino también en la construcción de nuevos, en las aduanas, en el reparto de
medicamentos y vacunas, en la construcción de sucursales bancarias, en la
construcción de vías ferroviarias y también en la operación de los trenes que
transitarán sobre ellas y claro no podía faltar hasta una línea aérea, y por
supuesto la Guardia Nacional que anteriormente era la Policía Federal, que
legalmente debe tener un mando civil, en los hechos está integrada por miembros
del ejército y la marina y comandada por militares y almirantes. Se les ven
rondando por las calles de las ciudades, pero parece ser solo eso, porque de lo
que debe ser su función nada, la criminalidad sigue aumentando, el de López
Obrador será con mucho el sexenio más violento
¿Qué es de no creerse, qué parece imposible que empiece
a gritar exprópiese? Pues sí es posible, de hecho, ya lo hizo. Decretó la
“ocupación temporal”, (un eufemismo de expropiación), de tres tramos de
ferrocarril pertenecientes al Grupo México. El hecho se realizó el 19 de mayo
de 2023, igual que con la banca con López Portillo, ese día amanecieron las
instalaciones ferroviarias de la empresa privada resguardada por soldados. El
31 de ese mismo mes, se anunció que Grupo México había llegado a un acuerdo. Es
decir, o me lo quedo por las buenos o me lo quedo por la fuerza.
Los servicios de salud del Estado, tan
indispensables sobre todo para los más pobres, ha devenido de fracaso en
fracaso. López Obrador desde su primer día de administración -1 de diciembre
2018- inició cancelando las compras de medicamentos a los laboratorios
privados, argumentando que había corrupción, cosa que jamás ha demostrado. Esta
medida provocó un desabasto de proporción desastrosa, ya que millones de
pacientes se quedaron sin sus medicamentos por meses en el mejor de los casos,
pero hubo otros que tardaron hasta 2 años en empezar a recibirlos. Pero hay
enfermos de cáncer y otras enfermedades catastróficas que después de 5 años aún
batallan para conseguirlos, y en general hay millones de recetas en el sector
de salud público que no se surten o se surten incompletas.
Un error se sumó al siguiente, decidió centralizar todas las compras de medicamentos en un funcionario de la Secretaria de Hacienda, organismo y persona que ni idea tenían que hacer. Por el odio a la empresa privada externado por López Obrador, ya había cancelado las compras a los laboratorios mexicanos, se decidió contratar a la UNOPS un organismo de la Organización de Naciones Unidas para la compra de miles de claves de medicamentos faltantes y se pagaron por adelantado miles de millones de dólares y al final fue un fracaso, pero de los dólares pagados no se ha sabido nada. El periódico El País publicó el 9 de febrero de 2023 "Lo que inició como proyecto de campaña de altos vuelos para López Obrador en 2018, está por cerrar en total sigilo. Después de que el Gobierno de López Obrador concluyera anticipadamente su contrato con la UNOPS, la agencia de Naciones Unidas está por echar el cierre a ese proyecto". Otro fracaso pues.
Con el primer caso de Covid-19 detectado el 27
de febrero de 2020 inicio la pandemia en México. Debido a lo descrito
anteriormente, el país se encontraba con una deficiencia grave no solo en
medicamentos, sino también en insumos médicos. En una acción desesperada se
iniciaron adjudicaciones directas de compra de medicamentos por todo el mundo.
Aunque farmacéuticas de Estados Unidos en un principio trataron de participar
en el suministro de insumos y medicamentos, por cuestiones ideológicas se
decidió por países como; China, Corea, India, Rusia e incluso Cuba, entre otros,
no obstantes que muchos de los medicamentos que venían de esos países no tenían
la certificación de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos
Sanitarios (COFEPRIS) y menos de la FDA norteamericana. El gobierno dijo que se
habían ahorrado miles de millones de pesos con esas compras centralizadas, solo
que no mostraron documentos que los probara, porque toda la información se
ocultó por razón de “seguridad nacional”.
La vacunación Covid-19 en México, se realizó, no
como una medida humanitaria y de derecho consagrado en nuestra constitución,
sino como propaganda del régimen. Se sectorizó, vacunando primero a los
servidores de la nación, que es un aparato de control político, se pospuso
criminalmente al propio sector médico con el argumento que todo mundo,
incluyéndolos, debía recibir la vacuna según la programación por edades.
Prácticamente se dejó fuera a todos los menores de 15 años. Según información
de Statista Research Departament publicada el 20 de febrero 2023, en México, al
7 de agosto de 2022 había recibido al menos una vacuna el 71.3% de la población
y todas las vacunas necesarias para la inmunización solo el 61.5%, por lo que
es mentira que se haya vacunado completamente a toda la población. Como
resultado México fue el tercer país con más muertes en la población general y
el primer país con más muertes en el sector salud.
Destruyó el Seguro Popular, una institución que
proporcionaba servicios de salud a una mayoría de la población que no tenía a
los servicios formales de seguridad social. Para sustituirlo inventaron sobre
las rodillas un esperpento que llamaron INSABI, se gastaron miles de millones
de pesos en su estructuración y fracaso en solo 2 años, tirando a la basura esa
enorme cantidad de dinero. Para reparar el daño crearon otro adefesio que
llamaron IMSS-BIENESTAR. En el transcurso de fracaso tras fracaso dejaron sin
servicios médicos a 50 millones de mexicanos.
Uno de las promesas más repetidas por López
Obrador desde la inauguración de su gobierno (36 veces según el portal Animal
Político), fue que haría de los servicios de salud uno de los mejores del
mundo. El 25 de noviembre de 2021 apostó “me dejo de llamar Andrés Manuel si no
se resuelve el desabasto de medicinas”, pues hoy 11 de octubre de 2023 el
desabasto de medicamentos no se ha resuelto, cierto ha disminuido, pero los
faltantes continúan.
El día de hoy con todo los reflectores y fanfarrias,
López Obrador y los 23 gobernadores de Morena firmaron un convenio para
implantar en sus estados el nuevo sistema de Salud IMSS-BIENESTAR, volvió a
prometer que en marzo de 2024 tendría México el mejor sistema de salud del mundo.
Miente con un descaro inaudito. Sencillamente, no para tener el mejor del
mundo, sino solo para tener una primera atención de toda la población se
tendrían que multiplicar las instalaciones y eso no se refleja en el
presupuesto para 2024.
Su desesperación por su fracaso empieza a
sobrepasar cualquier mesura. Hace unos días López Obrador anunció la “compra”
de 9 hospitales construidos en la modalidad de Asociaciones Publico Privadas
(APP) en administraciones pasadas. Estos contratos básicamente consisten en que
una empresa privada invierte en la construcción del inmueble, maquinaria o
cualquier ingenio productivo en asociación con el gobierno, para dar servicio o
vender sus productos directamente al gobierno, Este se ahorra el costo de la
inversión y la empresa privada la recupera mediante la prestación de servicios
durante un número de años determinado. Esto como otras cosas relacionadas con
la iniciativa privada López Obrador las aborrece. Explicó la compra de la
siguiente manera; “no te vamos a expropiar tu hospital. No te vamos a dejar sin
nada. Vamos a hacer un avalúo. Lo que vale tu hospital y te lo pagamos”. En
otras palabras, me quiero quedar con tu hospital, yo digo cuánto vale, si no te
gusta ni modo, te amuelas, porque tu hospital yo me lo quedo. Una expropiación
lisa y llana.
Por su puesto que no son los únicos contratos
que existen de APP, esto solo puede ser el inició de todos los contratos de ese
tipo. Pero quien puede decir que no vaya por más.
López Obrador puede ocultar su frustración, pero
no es un iluso, sabe que toda su administración es un fracaso, sus obras cumbre
posiblemente quedarán inconclusas o serán incosteables, lo sabe muy bien. La
violencia que prometió terminar desde su primer día de gobierno ha rebasado
todo lo imaginable. Está haciendo malabares para que la economía no le estalle
en su último año de gobierno y que el próximo arrastre con la culpa. Su fracaso
en hacer un modelo ejemplar de los servicios médicos es un reclamo generalizado
de toda la población. Lo sabe muy bien y cada vez más se le ve a punto de
estallar.
Parece no estar muy lejos que un día se le
ocurra expropiar todos esos hermosos hospitales donde se atienden los ricos y
ofrecer los servicios de ellos a todos esos millones de mexicanos que por su
incapacidad para gobernar dejo sin servicios médicos. Nadie dude que puede
estar pensando en el inmenso golpe mediático que cimbraría la voluntad de millones
de pobres para conseguir sus votos en 2024 y perpetuarse en el poder a través
de su corcholata.
¿Parece imposible? Tal vez si, tal vez no. Lo
que es cierto es que, se muestra desesperado como nunca se había visto. El
inesperado surgimiento de la opositora Xochitl Gálvez ha puesto en peligro lo
que veía como un triunfo fácil y parece que está dispuesto a hacer lo que sea,
con tal de impedir que su sueño sea frustrado.
Adolfo Camacho Gómez.
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