Respecto a la vacunación para prevenir la COVID-19, en México, al día 21
de agosto de 2022 según Our World in Data se han aplicado 231 millones de
dosis, ahora bien; Si México tiene 130 millones de habitantes y la Organización
Mundial de la Salud (OMS) sugiere que para que la población esté totalmente
protegida se requiere la aplicación de 2 primeras dosis y una tercera como
refuerzo (Aunque en algunos países ya se está aplicando la cuarta dosis). Lo
anterior significa que para lograr ese estándar se hubieron de aplicar 390
millones de dosis, es decir en México hasta ahora solo se ha protegido
totalmente al 68% de la población. En la población parcialmente o totalmente
desprotegida están principalmente los niños menores de 17 años. Sin contar que
la propia OMS recomienda que se aplique una 4ta. Dosis a toda la población y
que en adelante deberá ser de aplicación anual como la de la influenza.
En el mundo la población completamente vacunada se promedia en 62.9%.
Entonces, si México supera el promedio: ¿Por qué la mortalidad ha sido muy
superior al promedio mundial?
El dato más reciente (Oficial) de muertes por COVID-19 en México es
328,871, el 4to. Lugar en el mundo, que de suyo es vergonzoso. Ya es de sobra
sabido la negligencia con que se enfrentó en México el inicio de la pandemia,
se minimizó desde el mismísimo presidente. Y las mentiras de su vocero Hugo López-Gatell
fueron criminales por la desorientación que generaron en la población. Tanto el
presidente como su vocero dijeron que el sistema de salud estaba preparado para
afrontar la pandemia. La realidad fue trágicamente distinta: La capacidad
hospitalaria fue insuficiente, el personal médico no tuvo a su disposición los
elementos de protección ni los insumos necesarios para hacer con eficiencia su trabajo, ésto provocó que nuestro país
alcanzara el deshonroso primer lugar mundial en muertes del sector salud, pero también hubo falta
de los vitales ventiladores y la ya falta crónica de medicamentos. Los muertos se acumularon en las
morgues, se impidió a sus familiares asistirlos en su muerte, los
ingresaron vivos a los hospitales y los recibieron muertos sin
poder despedirse de ellos. Los crematorios fueron insuficientes y en los
cementerios tuvieron que hacer cola para sepultar a sus deudos.
La OMS, INEGI y UNAM han determinado que el número de muertes en exceso en México a la fecha es de 877,824 personas. Esto significa que millones de niños
quedaron huérfanos de padre, madre o ambos. Esta tragedia al gobierno no le
interesa, niños que de por vida tendrán que valerse por sí mismos. O ser
recogidos amorosamente por sus tíos y abuelos. Porque a la fecha no se sabe de
un organismo que esté atendiendo esta tragedia, no saben quiénes son ni dónde
están. Pero la pandemia no ha terminado, las muertes siguen, si bien son menos
en relación de los picos más altos, éstas no cesan y se debe a que faltan millones
de ser totalmente vacunados, porque dígase lo que se diga, aún no se ha logrado
la total vacunación de la población. No obstante que las muertes por COVID-19 siguen ocurriendo, el presidente López Obrador recientemente ha dado por terminada la pandemia. En su mente delirante cree que con su sola palabra terminará, esa actitud es propia de un demente o de un sínico populista.
Es claro que la altísima cantidad de fallecidos a consecuencia del
Covid-19 y el exceso de mortalidad se debió a la deficiencia criminal en la
compra oportuna de vacunas por la idea equivocada de López Obrador de un falso
ahorro y en la casi nula compra general de medicamentos y por supuesto de vacunas. Éstas
llegaron a nuestro país muy tarde y en cantidades muy menores para la urgente necesidad, cuando miles de mexicanos ya habían muertos. Y cuando llegaron se administraron con tintes políticos a cuenta gotas. México hizo el papel de pordiosero, pidiendo favores aquí y allá. Las vacunas
nunca llegaron con oportunidad en cantidades suficientes, y esa falta de
vacunas oportunas el pueblo lo sufrió poniendo los muertos.
La tragedia se pudo evitar. Dinero había suficiente, pero López Obrador
se dejó engañar, o lo hizo a sabiendas, sabía que la pandemia iba a ser una
enfermedad muy peligrosa, pero lo dejó pasar, prefirió invertir los recursos en
sus grandes obras, por demás inútiles, en lugar de preparar al país con
insumos, medicamentos, contratación de médicos, ventiladores, etc., tuvo
tiempo, mucho tiempo, pero no lo hizo.
Todo el pueblo espera que llegue el tiempo en que Hugo López-Gatell esté
tras las rejas, si no que también el presidente López Obrador
Pero hay algo tan grave o más que lo anterior, no tiene nombre. La criminal falta de vacunas del cuadro básico para recién nacidos. De enero a marzo de 2021 solo se vacunó con esquema completo al 13.0% de los niños recién nacidos.
En México hace 30 años se dio por erradicada la poliomielitis, pero la
vacuna sigue vigente en la cartilla nacional de vacunación. Pero el problema es
que, como lo indica la gráfica anterior publicada por El Sol de México, la
vacunación para recién nacidos ha caído estrepitosamente. Pero también las
vacunas del sarampión, tosferina, periodontitis, varicela, etc. En 2022 solo se ha aplicado el cuadro básico
completo solo al 27.4% de los niños de 0 a 60 meses. En Estados Unidos ya se han presentado algunos casos de poliomielitis, en México aparentemente no, esperemos que así sea y no se haya ocultado.
La vacuna para la viruela se dejó de aplicar hace aproximadamente 50
años porque se consideró erradicada en el mundo. Sin embargo, la viruela del
mono ya en Estados Unidos se considera una emergencia médica, aquí en
México no se le ha dado la importancia que amerita. No hay información masiva
por parte de la secretaría de salud y su vocero, Hugo López-Gatell, hacen lo
mismo que durante la pandemia de COVID-19, minimizan su virulencia, le dicen a la
población que no es una enfermedad grave y es probable que así sea, pero se conoce que sí tiene un grado muy alto de virulencia y no se da ninguna información masiva
de donde se pueden atender los enfermos, qué precauciones se deben tomar para
evitar contagios, cuales son los primeros síntomas, a donde acudir en primera
instancia. Hasta ahora, según los datos oficiales, los contagios son pocos,
pero no así la trasmisión de la enfermedad. Después del primer brote a los
pocos días fueron 50, en una semana 100 y a la fecha van 352, es decir un
crecimiento exponencial, que, si no se ataca en los puntos de contagios y se
aíslan, muy pronto será una epidemia incontenible. Por desgracia parece que a las autoridades el
sufrimiento del pueblo no le importa. En Francia y otros países ya se está
aplicando masivamente la vacuna del mono.
Es cierto, añoramos las campañas de vacunación, el seguro popular, pero también
el IMSS y el ISSSTE que, con todas sus deficiencias, eran mucho mejor que en
las condiciones que están ahora. Pero no debemos aceptarlo, no debemos
normalizar la mediocridad. Tenemos la fuerza de nuestro voto. En 2023 en los
estados de Coahuila y Estado de México y 2024 en las elecciones generales. Es el
camino, el único en nuestro sistema democrático.
Debemos hacerlo por esos niños que se han quedado sin vacunas, los
sufrimientos que deberán enfrentar en sus vidas son inenarrables por la falta
de sus primeras vacunas, pero también el sufrimiento de sus padres y los que ya sufren por la falta de medicamentos para el cáncer.
El Presidente y los funcionarios mediocres que viven solo para inclinar
la cerviz, en algún momento tendrán que pagar con cárcel su crimen, es el mayor
crimen que se ha cometido en la historia de México por negligencia del Estado.
En primaria nos dijeron que la revolución causó un millón de muertos,
pero eso nunca fue así. Esta cifra se obtiene de la diferencia de los censos de
1910 y 1921, periodo en que se realizó la revolución mexicana. Los datos de los
censos de esos años no eran tan precisos como los que se elaboran en la actualidad, no obstante se realizaron con los recursos que había. El censo de 1910 era el tercero que se realizaba en nuestro país y arrojó la
cifra de 15.2 millones de habitantes, en 1920 no se realizó ningún censo debido a que todavía
no se pacificaba el país en su totalidad por lo que se hizo hasta 1921, este
arrojó un total de 14.3 millones de mexicanos, 900 mil menos que en 1910. Está disminución
se le atribuye a la revolución mexicana, pero en la primaria nunca te
explicaron que a raíz de la propia revolución cientos de miles de mexicanos
huyeron del país, a América Central, América del Sur, Europa y por supuesto
Estados Unidos, los muertos de la guerra se calculan entre 200 y 300 mil.
Reitero pues, que la pandemia, la falta de medicamentos, los asesinados
y las personas desaparecidas en lo que va del sexenio de López Obrador, es la
mayor tragedia que le ha ocurrido a nuestro país en toda su historia.
SE TRATA DE UN CRIMEN DE LESA HUMANIDAD.
Adolfo
Camacho Gómez.