Por Adolfo Camacho Gómez.
Foto Presidencia. Publicada por el Sol de México |
Pancho ¿cómo te fue en el trabajo? Bien, Manuelita; gracias
a Dios que ahora que cumplí treinta años con la constructora, el ínge me puso
como ayudante del supervisor de la obra, algunos me dicen capataz, pero a mí no
me gusta, solo soy el ayudante del jefe y les ayudo a los albañiles y chalanes
a hacer bien el trabajo.
Fíjate Pancho que hoy dijo el presidente que ya va a
desaparecer el PIB, que ahora solo va a haber pura felicidad.
Yo no sé qué es
eso del PIB, pero ¿Cuál felicidad va a haber, si la gente se está
muriendo a montones por el Covid? —Aquí Manuelita se persigna— y las matazones
no terminas, fíjate nomás, ayer me dijo Don Pedro el de la tortillería, que le
llegaron dos jóvenes y le dijeron, así nomás, que tenía que darles dos mil
pesos cada semana, me dice que él les preguntó ¿Y porque o para qué? y solo le
dijeron que tal vez vinieran otros a pedirle dinero y que ellos lo iban a
proteger para que no le hicieran nada. Pero, me dice, yo les dije ¿y si no
quiero darles nada a ustedes y se lo doy a los otros? Entonces, le contestaron
los jóvenes, me dice Don Pedro, ¡Te vas a morir! Ahora, me dice, está pensando en cerrar e irse a otro pueblo. Así de mal estamos ¿Cuál
felicidad?
Pero, Pancho, ¿Tu sabes qué es eso del PIB? A mí me suena
como una palabrota.
En eso entra Juanito.
Déjenme decirles algo sobre Juanito; él es hijo único de
Pancho y Manuelita. Tiene diecinueve años y medio y está en el tercer semestre
de Ingeniería. Sus padres (Pancho, jornalero por muchos años y Manuelita ama de
casa) siempre se esforzaron por educarlo bien e inculcarle disciplina y amor
por el estudio —Una y otra vez le repetía su papá “El estudio es lo que te va a
permitir que no seas un pobre albañil como yo”— Él, les respondió sacando las
mejores calificaciones, lo que le valió para obtener una beca completa en la
universidad y gracias a la petición de su padre, ahora trabaja de medio tiempo
en la constructora como ayudante de calculista, ya que es muy bueno en
matemáticas y física.
Pues bien, entra Juanito y alcanza a escuchar a su mamá.
Mira mamá, PIB quiere decir Producto Interno Bruto —Ya decía
yo, replica Manuelita, es una mala palabra— No mamá, aquí bruto no es una mala
palabra, significa el total sin descontar nada. Por ejemplo, si ves el recibo
del sueldo de papá, arriba tiene una cantidad, que es el total de lo que gana,
sin que le descuenten nada, ese es su sueldo BRUTO, luego abajo le descuentan los
impuestos, las cuotas de Seguro Social, Infonavit, la aportación para el retiro
y el abono del préstamo, lo que queda es lo que trae a la casa, pero luego está
lo que tú le quitas y lo que le queda en su bolsa es el NETO.
Yo no le quito nada, dijo Manuelita, es lo que me
corresponde. Pero ya entendí que significa bruto, se trata de dinero.
Producto Interno Bruto, agregó Juanito, es la suma del valor
de todo lo que se produce en el país, por ejemplo, las casas, edificios y todas
las obras que hace la constructora de papá y la de todas las constructoras del
país, pero también las tortillas de Don Pedro y las verduras que tu compras en
el mercado, pero también los zapatos, cuadernos, lápices, carros,
refrigeradores, estufas, en fin, la suma de todo lo que produce el país en un
tiempo determinado, que normalmente los países lo miden cada tres meses, es
decir cada trimestre, se llama Producto Interno Bruto.
¡Ah! A eso se refería el presidente. Entonces... ¿Por qué dijo
que ya no iba existir el PIB? ¿A poco, ya no se van a construir carreteras o
casas? ¡Ay Dios mío, se va a quedar sin trabajo tú papá!
No mamá, respondió Juanito. El PIB no lo puede eliminar el
presidente, es solo una medida que utilizan todos los países para compararse
entre sí y saber si sus economías van bien o van mal. La producción de todas
las cosas que se consumen aquí en México y todo lo que se produce para exportar
a otros países seguirá como siempre, eso no lo puede parar el presidente. Lo
que ha pasado es que, con las decisiones equivocadas que a ha tomado y el parón
de las empresas por la pandemia, la economía se vino abajo, y le molesta que se
hable de eso. Por eso dice que ahora solo se va a medir el bienestar y la
felicidad de los mexicanos.
Ya sé que no te gusta mucho oír de números, continuó
Juanito, pero todos los mexicanos debemos saber que la economía mexicana, o sea
el famoso PIB, cayó en el segundo trimestre (abril-junio) 17.3%. Para que te
des una idea, piensa en esto; papá, a pesar que cerraron la constructora un mes
y medio, siguió recibiendo su salario completo, pero ya desde antes de la
pandemia había muy poca obra, porque la gente que tiene dinero no quiere
invertir en construcción por temor a lo que puede venir si el presidente sigue
con sus ideas equivocadas. A consecuencia de eso, la mayoría de los albañiles
se quedaron sin trabajar porque no hay obra. Eso, solo aquí en la constructora,
ahora piensa que esto está sucediendo en todo el país, son millones de
trabajadores que se quedaron sin trabajo. Los que saben de estas cosas, dicen
que un millón de trabajadores formales y 12 millones de informales se quedaron
sin empleo ¡Te imaginas cuanta gente está sufriendo en este momento! A eso
agrégale las enfermedades, sin dinero para medicinas y la violencia que no
para. Y lo peor es que, esta situación no se va a recuperar de la noche a la
mañana, serán dos o tres años de vacas flacas.
No mamá, eso de la felicidad es un engaño para ocultar el
desastre de este gobierno.