Han pasado ya las elecciones,
ahora se realizan los escrutinios distritales que confirmarán con toda
seguridad los resultados preliminares, como se preveía, que el ganador y
próximo presidente de México será Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario
Institucional (PRI).
Josefina Vázquez Mota, candidata
del Partido Acción Nacional (PAN), ha reconocido su derrota agradeciendo a los
votantes que la apoyaron, pero también expresando su plena confianza en todo el
proceso llevado a cabo por el Instituto Federal Electoral (IFE).
Andrés Manuel López Obrador, candidato
del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en coalición con otros partidos
pequeños, nuevamente ha perdido, ahora por una diferencia de 6 puntos
porcentuales según los resultados dados a conocer y nuevamente no reconoce los
resultados. Nuevamente también descalifica al Instituto Federal Electoral,
aunque ahora no descalificó a los ciudadanos que intervinieron en el proceso
como lo hizo hace seis años. Su principal argumento se basa en el gasto
exorbitante del PRI realizado en su campaña y la supuesta compra de votos el
mismo día de la elección.
Hasta para el ciudadano menos
interesado en las elecciones no pudo pasar desapercibido el derroche de dinero
en la campaña del PRI. Miles de camiones rentados para los acarreados, millones
de tortas y refrescos, camisetas, gorras y todo tipo de artículos
promocionales. Instalación y desmantelamiento de cientos de templetes a lo
largo y ancho de toda la república así como renta de mobiliario y sistemas de
sonido, contratación de artistas y grupos musicales. Anuncios espectaculares esparcidos
con precisa repetición por todas las
avenidas y vialidades principales de de todas las ciudades y carreteras del
país, cientos de bardas convertidas en anuncios y millones de pendones colgando
de cualquier asidero posible.
Pero el ciudadano más perspicaz
sabe que atrás de la fachada hay otra historia que contar. Millones de pesos en
salarios y comisiones de todo el personal necesario para mover la muy bien
aceitada maquinaria. Automóviles comprados o rentados, la operación de las
llamadas casas de campaña, celulares, radios y los infaltables viáticos que
incluyen tanto los alimentos diarios de miles de personas así como su
transporte carretero o aéreo. Están también los contratos millonarios con las
compañías asesoras en imagen, en marketing, en publicidad y las infaltables casas
encuestadoras, por mencionar algunas. Y en esta ocasión adicionalmente la
invasión de la red, es decir de internet, no había pagina web que consultaras
donde no apareciera Peña Nieto. Está también el propio candidato, su esposa y el
servicio personal que lo rodea; Secretarios particulares, Sastres o modistos,
peluqueros o estilistas, maquillistas, choferes, cocineros, médicos, etc., se dice que
Peña Nieto y su esposa nunca pernoctaron en ninguna población de las que
visitaron a lo largo de su campaña, tenían un jet privado a su disposición que
los transportaba diariamente a la ciudad de México.
Sí, hay un gran dispendio en las
campañas presidenciales, pero también en las estatales y municipales… todos los
partidos rebasan con creces los llamados topes de campaña. ¿Y por qué lo hacen?
Lo hacen porqué el castigo por hacerlo se reduce a una simple multa. Existe una
complicidad entre autoridades y partidos políticos, si no, por qué al
comprobarse, si es que se puede comprobar, que hubo un exceso de gasto, no se
investiga el origen de ese dinero. Con ese dinero vienen implícitos compromisos
que convierten en una ruina estados enteros, solo basta ver el caso de
Tamaulipas y a los ex-gobernadores perseguidos por las autoridades
estadounidenses por sus ligas con el narcotráfico. Se estableció por ley que
las campañas políticas fueran financiadas con el dinero de nuestros impuestos
para evitar que dinero podrido infectara
nuestro sistema político pero las propias autoridades se lavan las manos,
actúan solamente si un partido demanda a otro de haber excedido el tope de
gasto autorizado, porque los partidos no son tan tontos como para manifestar
ellos mismos que excedieron el
gasto, pero no solamente eso, el
partido demandante tiene que presentar las pruebas de lo que acusa. El absurdo
de todo esto es que el partido demandante no tiene otro camino más que delinquir
para poder hacerlo, es decir, obtener información subrepticiamente, dicho
llanamente robar documentos, interceptar llamadas telefónicas, infiltrar
espías, etc. Si el dinero que gastan los partidos es dinero sagrado de nuestros
impuestos ¿por qué la autoridad no actúa de muto propio cuando es tan evidente
el dispendio? ¡Por Dios! Si solo se necesita saber sumar y multiplicar.
Si bien es cierto Andrés Manuel
López Obrador parece tener razón en cuanto a la elección presidencial, su
denuncia es hipócrita y deshonesta, ya que no denuncia lo mismo respecto a su
partido en la elección del Distrito Federal, que también a todas luces rebasó
los topes de campaña, utilizó el presupuesto regular para asegurar su
clientelismo político y la compra de votos no es de ninguna manera desconocida,
sino más bien una regularidad.
Como sea, haciendo caso omiso de
lo anterior conforme a la imperfecta y malsana costumbre mexicana, Enrique Peña
Nieto será ungido como nuevo presidente. Una nueva luz se alza en el firmamento
pero no es ni con mucho el nuevo sol de la leyenda maya, es apenas un pálido
reflejo. El PRI ganó y sus partidarios celebraron por sacar al PAN de los
pinos, pero dicha celebración no tiene punto de comparación con la espontanea y
eufórica alegría mostrada en todos los rincones de México cuando en el año 2000
el PAN sacó del poder al PRI. Con esto los detractores podrían opinar que
estamos entrando nuevamente en una etapa de mal gobierno y corrupción, pero por
otra parte los optimistas podrían pensar a su vez que estamos entrando en una
nueva época de sana alternancia democrática. Pero Peña Nieto no debe engañarse,
es simplemente como la luna, una roca inerte que solo refleja la luz que recibe
del pueblo mexicano…por ahora.
Adolka2@gmail.com
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