Mexicali, B. C.

Mexicali, B. C.
Mexicali, B. C. México

domingo, 29 de junio de 2014

¿QUE PASÓ CON MI SELECCIÓN MEXICANA?

Foto: publicada por medio tiempo.




En los países en donde el fútbol es el deporte más importante y un poco más, se ha convertido en pieza clave para muchos aspectos de la vida nacional de los mismos.


Fíjense ustedes hasta dónde puede llegar.

Brasil, país que años atrás había alcanzado uno de sus momentos económicos más importantes y estaba de moda para todos los analistas del mundo citarlo como ejemplo a seguir y le auguraban un porvenir de bonanza sin precedentes. Montado en esa ola de espejismos de supra valoración y embelesado con tantos halagos se engancho con la idea de ser cede de los dos eventos deportivos más importantes del mundo,  el campeonato mundial de fútbol y las olimpiadas. Para su mala suerte no previó que los periodos de vacas gordas desde tiempos inmemorables siempre vienen seguidos de otro periodo de vacas flacas.
Como es usual cuando un país adquiere compromisos de tal magnitud se compromete hacer grandes inversiones para las instalaciones ex profeso para cada evento, como en este caso fueron los nuevos estadios construidos. Pero también fue necesario hacer inversiones muy cuantiosas de  infraestructura de todo tipo, desde las de vialidades hasta las de seguridad, pasando por el remozamiento de las ciudades cedes.
¿Cuánto le ha costado al pueblo brasileño todo esto? No lo sé, pero sin duda son cifras muy altas. Pero para el pueblo no ha pasado desapercibido, que ya sufriendo una crisis de inflación y desempleo ha mostrado su descontento. Poco a poco se han venido dando cuenta que este tipo de eventos mundiales son un lujo para los países cedes, porque aparte de poner al país en un escaparate para que el mundo voltee a verlo, la derrama económica que trae consigo no compensa los enormes gastos e inversiones necesarios para llevarlos a cabo.
En este contexto si la selección de fútbol brasileña no gana el campeonato,  el pueblo más futbolero del mundo sufrirá un desencanto de proporciones bíblicas, tan grande que es posible llegue a poner en riesgo el puesto de la presidenta Dilma Rouseff.
Su nación vecina, Argentina, sufre un dilema parecido. País que se pelea con Brasil el titulo de tener la afición más grande del mundo y en consecuencia la supremacía del propio deporte.  Que sufre también una etapa de fuerte caída en su economía, tendría un respiro sucedáneo para su pueblo si su selección de fútbol ganara el campeonato. Que sería bien aprovechado por su presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien pasa por uno de sus peores momentos.
Por desgracia solo uno de ellos podrá ser el ganador o en el peor de los casos ninguno de ellos y quiéranlo o no las consecuencias se dejarán sentir irremediablemente.
¿Que pasó con mi selección mexicana?
Me abstendré de querer hacer un análisis psicológico y sociológico de las más obscuras motivaciones que impiden que los jugadores  seleccionados y sus directores técnicos perenemente no lleguen a jugar el mítico quinto partido. La lisa y llana realidad es que escasamente lograron pasar de panzazo a la ronda mundialista del campeonato. La enjundia, emoción y emotividad que su entrenador el “Piojo” Herrera supo transmitir a sus jugadores nos hizo abrigar falsas esperanzas. Pero que también fueron insufladas por las televisoras que bien caro pagan los derechos de transmisión y requieren con la retención de la audiencia la forma de cumplir sus promesas hechas a las compañías patrocinadoras.
Tuvimos la satisfacción de ver que los muchachos dieron todo su esfuerzo en la cancha, lograron la hazaña de empatar con Brasil en su casa y estuvieron a escasos minutos, ante Holanda, de lograr lo impensable. Pero esos cruciales minutos a los que los expertos llaman “manejo de partido” fueron fatídicos para la selección mexicana. Los comentaristas deportivos y los que no lo son ocuparan largas horas en espacios de televisión y de radio e infinitas columnas en sus periódicos, con sesudos análisis sobre; Que si bajaron las manos, que si se confiaron, que si se cansaron, que si el árbitro se equivocó, que si la mentalidad ganadora no les alcanzo, que si el director técnico no hizo los cambios adecuados. Son discusiones insustanciales. La realidad es que no hay mucho que decir y si, por desgracia, entre lo poco que hay por decir queda la lapidaria frase “jugaron como nunca y perdieron como siempre”
Para nosotros los aficionados queda por ahí un rescoldo amargo, pero mucho menor que el de los propios jugadores, que muy pronto quedará en el olvido y el lunes volveremos a nuestros asuntos cotidianos y esperaremos con nuevas ilusiones cuatro años más.


lunes, 23 de junio de 2014

PUTO...SER O NO SER


Es tan atrayente  la polémica sobre ésta palabra, ahora mundialmente conocida, gracias al vernáculo expresionismo del mexicano, pero también a las motivaciones que provoca el fútbol en todos sus aficionados alrededor del mundo. Que no pude sustraerme de emitir mi opinión.

Aunque suene reiterativo debo remarcar que es tan solo una opinión. No es ni lo que deber ser o lo que no debe ser, ni mucho menos la verdad revelada. Es tan solo una simple opinión.

Para empezar quiero afirmar y dejar bien claro que estoy de acuerdo con todos aquellos que opinan que esta palabra debería tratar de evitarse como expresión colectiva cuando el portero del equipo contrario a nuestras preferencias despeja la pelota. Pero como sé que esto va hacer imposible creo que lo mejor es aceptarlo con la mayor tranquilidad.

Dicho lo anterior, quiero disentir con aquellos que han llevado esta polémica al extremo de calificar a la palabra y a quienes la expresan al calor del partido de fútbol de racistas u homofóbicos.

Me explico. En la cotidianeidad del ejercicio de la comunicación entre mexicanos la palabra puto tiene una infinidad de acepciones y no únicamente para calificar a una persona homosexual.

Si bien no podemos decir que son un sinónimo de ella, si podemos afirmar que es utilizada para dar a entender conceptos como; débil, blandengue, incapaz de tomar decisiones, pusilánime, falta de valor, que traiciona, que no se atreve a enfrentar a jefes o superiores. Así mismo en su acepción superlativa—putazo— damos a entender; golpe fuerte, choque, encontronazo, caída estrepitosa. Pero también si se le acompaña de la palabra madre—puta madre— damos a entender expresiones de; asombro, hastío, dolor, admiración, alegría, y así podríamos seguir al infinito.

Entonces pues, mi opinión es que querer reducir la expresión futbolera a una única acepción es no querer comprender la utilización del lenguaje cotidiano de los mexicanos.

No digo que es bueno, ni educado, más bien creo que los mexicanos tenemos mucho por corregir, pero mientras tanto, tenemos que aceptar que en nuestro trato diario utilizamos palabras con las cuales agredimos o faltamos al respeto y viceversa sin siquiera ser conscientes de ello; güey, pinche, pendejo, entre muchas otras.  

Entonces el grito de Puto en el fútbol, en mi opinión, repito, no es más que otra de muchas que se expresan dentro del  estadio durante un partido como una descarga de la tensión acumulada.  Para ejemplificar un poco traigo a colación la expresión “Vendido” que el estadio completo le grita al árbitro cuando se equivoca y no por ello el aludido debe sentirse ofendido o estigmatizado.

Estimo que la expresión llegó para quedarse, cuando menos, por un buen tiempo y hasta es posible que los mexicanos hayamos aportado, sin quererlo, algo al folklor futbolero mundial.

miércoles, 11 de junio de 2014

PELÉ: LA AÑORANZA DEL FUTBOL


Mañana inicia el campeonato de futbol en Brasil. El primer partido se desarrollará en el nuevo estadio construido ex profeso para este campeonato el “Arena Corinthias”, entre el Anfitrión Brasil y Croacia.
Me es imposible ignorar el máximo evento futbolero y no puedo más que añorar esa leal lucha por un balón sobre la alfombra verde e inevitablemente recordar esos primeros años en que fui subyugado por la pasión del deporte más popular del mundo. 
 
A mis sesenta y seis años me es imposible, como otras muchas cosas, echar una buena carrera y cuando digo una buena carrera, me refiero a esas carreras detrás de un balón de futbol.
Recibes el balón y en una fracción de segundo tu visión periférica trasmite al cerebro tu situación, la posición de tus compañeros y la de tus oponentes, la adrenalina en ese momento está al máximo, tienes que decidir… ¿pasas el balón o avanzas con él? Vez un resquicio en la defensa del equipo contrario, decides correr con el balón, entonces golpeas el balón con la parte interna del pie, —el golpe tiene que ser preciso, si lo adelantas demasiado probablemente vaya a parar a los pies de un contrario, si lo adelantas muy poco con toda seguridad ya tienes encima uno o dos contrincantes— Saltas la pierna del contrincante que llega instantes después de haber tocado el balón y aceleras al máximo, sientes tu respiración llenar todo tu cuerpo, los tacos de tus zapatos se clavan en el pasto una y otra vez,  tu contrincante te sigue a una zancada, llegas de nuevo al balón primero que nadie y repites la acción, otro golpe al balón y otra aceleración, ahora más rápida que la anterior, primero veinte metros, luego quince más, para enseguida detenerte en seco, driblas con el balón a la derecha y el contrincante que te seguía pasa por tu costado engañado por tu acción sin poder detenerse pero también sin antes estirar la pierna para golpear tu pantorrilla, aguantas el golpe, el dolor casi te paraliza pero logras superarlo, avanzas dos pasos más y pateas el balón fuertemente con el pie derecho pasando el balón a tu compañero  que viene a toda velocidad por el lado izquierdo de la cancha, quien lo recibe matándolo con el pecho y lo deja muerto sobre el pasto, y en una fracción de segundo dispara hacia la portería… el balón es rechazado por un jugador defensivo hasta medio campo… apenas respiras a todo pulmón e inicias el regreso con una carrera de sesenta metros en unos segundos… y continúas así durante noventa minutos. Al final hay un equipo ganador y otro perdedor, pero en este partido no se juega ningún campeonato, hemos jugado por el simple gusto de jugar, habrá otros más para ganar o perder. En esa añorada infancia aún mi cuerpo no reconoce el agotamiento, podría iniciar en ese instante un partido más.  
Era tal vez final de 1958, yo tenía 10 años, iba acompañando a mi papá a algo muy importante para él, llegamos al campo Necaxa (Mexicali), el lugar estaba lleno de gente, las pocas gradas estaban ocupadas, así que tuvimos que quedarnos parados con la muchedumbre que ocupaba el centro de la cancha. En la portería sur habían instalado una gran lona cuadrada que se movía con el aire, esperamos por un tiempo que a mí me pareció interminable, la gente aglomerada se había puesto inquieta, los gritos y los chiflidos no cesaban, yo estaba realmente molesto y cansado. Por fin la pantalla se iluminó con una película — en blanco y negro— de un partido de futbol. La pantalla de lona se ondulaba como un trapo al viento, la gente a mi alrededor me obstruía la visión y para colmo de males la imagen proyectada era borrosa, en esas condiciones lo que podía apreciar era poco, sin embargo la gente gritaba, que digo gritaba, rugía… es él, es él, es él. Por fin terminó todo, yo no supe bien a bien en ese momento que sucedió.


El tiempo y los comentarios que se sucedieron por días o tal vez semanas me hizo comprender que lo que había visto era nada menos que fragmentos de un partido de la copa mundial de futbol celebrada en Suecia, que tal vez un aficionado, que había tenido la fortuna de asistir, había grabado en con una cámara de 8mm, con la cual capturó a un excepcional muchacho que contaba con  apenas 8 años más que yo, que jugaba para el equipo brasileño y que se enfrentaba al equipo sueco en el partido por el campeonato mundial,  el resultado final fue 5:2 a favor del equipo brasileño, y que ese muchacho anotó para Brasil dos de los cinco goles. Poco después su nombre empezó a ser mencionado una y mil veces alrededor del mundo… era Pelé.

sábado, 7 de junio de 2014

NICOLÁS MADURO: LA ENCRUCIJADA DE SU VIDA.


Nicolás Maduro Presidente de Venezuela
Aunque ya una vez me dijeron que me ocupara de los problemas de México y no de los de Venezuela. Reitero una vez más mi terquedad.
Hace unos días se llevó a cabo el inicio del juicio en contra de Leopoldo López, líder de la oposición en Venezuela,  preso desde el 19 de febrero, y según lo que pudo trascender por medio de sus abogados, ya que la prensa no tuvo acceso, la fiscalía no ofreció ninguna prueba contundente que demuestren su culpabilidad. Simplemente se reitera que su liderazgo,  su denuncia y manifestación pública en contra del sistema que continúa  imponiendo el presidente Nicolás Maduro es contra la ley. Contra toda opinión lógica la jueza que tiene vista del caso ordenó su formal prisión. 
Leopoldo López siendo apresado

Nicolás Maduro está en una encrucijada de su vida como presidente de Venezuela. Una encrucijada que lo marcará, para bien o para mal, en la historia. Nicolás Maduro aún tiene en sus manos la posibilidad de demostrar a su pueblo y al mundo la clase de estadista que puede ser.
Para nadie es un secreto que atrás de la presidencia de Nicolás Maduro hay una mano cubana que mece la cuna. Es más que evidente cómo sistemáticamente se han ido implementando en Venezuela  uno a uno los métodos comunistas o castristas, como le parezca a usted mejor llamarlos.  La colectivización de la tierra mediante la expropiación o confiscación. La estatización de entidades industriales y financieras. La supresión de las libertades de prensa, radio y televisión.  La prohibición de expresar libre y públicamente las ideas contrarias al régimen, calificándolas de traición a la patria. El establecimiento de una policía política. La imposición de libros de texto donde se trata de instalar en la tierna y maleable conciencia del niño ideas contrarias a las de sus padres.
Para Nicolás Maduro debe ser muy difícil deshacerse de la presión cubana que parece ya haber sentado sus reales en Venezuela, cuya premisa es la represión; reprimir y seguir reprimiendo hasta que desaparezca todo vestigio de disidencia.  Pero si es un hombre sensato debe darse cuenta que uno de los más importantes desacuerdos con su pueblo es la injerencia Castro-cubana. Ningún pueblo de ninguna nación acepta de buen grado la injerencia de otro en su vida cotidiana, en su cultura y menos en su gobierno. Una muestra de ello es la independencia de todos los pueblos de América, la descolonización de muchos pueblos de África, India y China, y más recientemente la liberación del yugo de la Unión Soviética de tantos pueblos europeos.
Tener preso a Leopoldo López es una sinrazón, que muy probablemente es una medida tomada por el asesoramiento Castro-cubano.  Pero lo que tal vez quiso evitar el asesor Castro-cubano, ya es irremediablemente una realidad. Leopoldo López ya es para el mundo un preso de conciencia. Guardando y respetando toda proporción comparativa, es una semejanza de Martín Luther King, Nelson Mandela o Lech Walesa.
Es verdad, Nicolás Maduro fue electo presidente, aunque en unas elecciones muy cuestionadas, a lo cual no soy ajeno, pues en México sabemos bastante de eso. Solo que la inconformidad por unas elecciones muy apretadas se unió a un descontento popular que se venía gestando de años atrás hasta llegar a la situación que hoy prevalece.
Mi opinión es que Nicolás Maduro debe ser valiente y deshacerse de la injerencia Castro-cubana y ordenar dejar en libertad a todos los presos de conciencia y convocar a nuevas elecciones. Lo que, aunque parezca increíble, le favorece enormemente.
Me explico. Aunque en América Latina nunca se ha dado, o cuando menos eso creo, el dar un paso de costado de un presidente o un primer ministro cuando su popularidad es tan baja o tan cuestionada que le es imposible gobernar por medios que no sean represivos,  en Europa es una práctica común.  Que Nicolás Maduro lo hiciera en estos momentos en América Latina lo convertiría en un estadista de talla mundial.
Propiciar unas elecciones limpias y permitir que Leopoldo López o cualquier otro personaje lleguen a la presidencia estaría dejando en manos de cualquiera de ellos un enorme compromiso, ya que debe reconocerlo y bien que lo sabe, que económicamente Venezuela está en una situación deplorable, y que será muy difícil revertirla en corto tiempo.
Nicolás Maduro podría conservar su nicho en la historia o desde la oposición ser un crítico, con libertades que el mismo hoy impide, para proyectarse nuevamente a una elección popular y llegar al poder legitimado, pero cancelando de una vez y para siempre la tentación de institucionalizar una dictadura con reelecciones perenes.  
Nicolás Maduro tiene en sus manos, como pocos,  la decisión de establecer su lugar en la historia.

jueves, 5 de junio de 2014

EL HOGAR



Navidad
Es hermoso ver, al llegar en avión o por carretera a cualquier ciudad del mundo, las grandes extensiones de tierra sembrada o grandes bosques en las regiones montañosas. Aún en las tierras áridas y desérticas los conglomerados humanos se las ingenian para estar cerca de manantiales, ríos o lagos que les provea el líquido vital  para cultivar los productos necesarios para su alimentación y supervivencia.
Ahí entre los verdes campos sembrados o los tupidos bosques vemos las primeras escasas viviendas esparcidas y minúsculas. Luego mientras más nos acercamos a la ciudad de nuestro destino, las casas se van haciendo más numerosas y los campos sembrados más pequeños hasta el momento en que los campos desaparecen y la mancha de concreto lo cubre todo, miles de edificios y viviendas.

Dia de Gracías
En el campo o en la ciudad cada casa está habitada por una familia, desarrollándose en cada una de ellas el drama de la vida. Millones de historias diferentes, ninguna igual a otra en su individualidad, pero, si pudiéramos asomarnos a su interior  veríamos cuan similar es el libreto; la madre y el padre luchando por el sustento, el cuidado de los bebés, la educación de los menores, la rebeldía de los adolecentes, el enamoramiento de los jóvenes, la cotidianeidad de los adultos, la incertidumbre de las tragedias, la soledad de los viejos y las celebraciones según las costumbres de cada país o región: Los matrimonios, los nacimientos, los bautismos, los cumpleaños, los aniversarios, los duelos, los días festivos, los asuetos, las vacaciones. Todo ello nos lleva a la interacción de las personas en lo individual o como grupo, surgiendo de ahí toda la gama de emociones e inquietudes del ser humano; los amores, los odios, los celos, las envidias, las ideas religiosas, las ideas políticas.
Todo lo anterior ineludiblemente tiene como origen y punto de partida la casa. El drama de la vida nace en la casa materna o paterna que luego se traslada a la propia, para luego ser derivada a la de  la descendencia y así desde tiempos inmemorables. 
Eid al Adha

Tanto orientales como occidentales, tienden a la distancia, a verse como extraños, con extrañas costumbres, pero estas diferencias suelen ser tan aparentes como el idioma, el vestido, la comida o las convenciones sociales. Lo cierto es que el rasero de las relaciones humanas nos iguala a todos. El amor, la amistad, el miedo, el valor o el instinto de conservación son iguales en todas las personas en todas partes del mundo.  

No es de sorprender entonces que existe un símbolo muy concreto y a la vez profundamente espiritual que es común a todas las razas, nacionalidades, creencias políticas y religiosas… el hogar.
Hogar proviene del latín focus que significa fuego o lugar donde se hace el fuego. Lo que nos trae a la mente la viva imagen de nuestros más lejanos antepasados reunidos alrededor de la hoguera que les proporcionaba el íntimo calor de hogar, su luz les permitía ver sus rostros en la oscuridad más profunda y alargar el día, fue factor para que en su entorno sobrevivieran a los inviernos más crudos. El fuego también permitió el cocimiento de los alimentos dando origen a ese rincón de privilegio en toda vivienda, que desde la hoguera de las cavernas se transformó en la cocina de todos los hogares, que propicia la reunión, la convivencia, la intimidad.
 
Hanukka

El hogar y dentro del hogar la cocina, es desde siempre el principio y el punto de referencia por excelencia. Ahí se trasmite la cultura tradicional de generación en generación, ahí nacen todos los recuerdos, es punto de partida y punto de retorno. Es común para el ser humano en general sentir el hogar como el centro del mundo, es el origen de todos los meridianos de la existencia. Es el ámbito que lo circunda, lo más entrañable, lo más fijo en la mente, lo que nunca se olvidará.


Nuevo Año
Fiesta de la Luna


 
 
 
 
 
 
 La reunión familiar en el hogar es celebrada en todas las culturas: La navidad en el Cristianismo, el día de gracias en la Unión Americana, hanukka en el Judaísmo, la fiesta de la luna en China, la fiesta de el eid al adha en el Islam, el año nuevo en Japón. En todas ellas se privilegia el retorno al hogar, la reconciliación, el perdón y prevalecen los buenos deseos.
Los expertos nos dicen que el hogar es el crisol donde se gestan los grandes genios pero también las más horribles abominaciones humanas. Toda la complejidad de la conducta humana se desnuda en la intimidad del hogar. Es tan fuertemente opresivo, que sin importar cuán conscientes seamos de ello no podemos evitar reproducir de generación en generación los rasgos más representativos por más superficiales que estos puedan ser. De esta manera reconocemos las características sociales que distinguen a grupos familiares y más ampliamente a los regionales y los nacionales.
El hogar es principio, es fin, es trayecto, es pausa, es remanso, es recuerdo, es añoranza, gratitud, es amor.