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lunes, 20 de julio de 2020

¡NO SEÑOR PRESIDENTE!

Foto: EFE publicada por Latinus
¡No señor Presidente! Los deudos de los muertos por el Covid-19 no quieren que compre su dolor, quieren a sus familiares vivos.

El presidente en uno de sus actos más abyectos, en lugar de pedir perdón por su gran responsabilidad en el desastre del manejo de la pandemia, que ya rebasó las 60 mil muertes,  se atreve a querer cambiar ese dolor por unas cuantas monedas, dádivas que llama becas y construir memoriales, se parece mucho al bíblico Judas traidor,  que vendió a Jesús Cristo por unas cuentas monedas. Así López Obrador ha sentenciado a muerte a miles de mexicanos por su incapacidad, nos ha traicionado y ahora se atreve a querer comprar nuestro dolor.   

Jamás podrá esconder, están grabadas sus palabras para la historia, que desnudan sus grandes errores; “Esta pandemia no es peligrosa, abrácense, no tengan miedo salgan a la calle, hagan su vida normal. Yo no uso el tapabocas porque el Dr. López-Gatell me dijo que no es necesario, háganle caso. Las pruebas se hacen solo a las personas que tienen síntomas, yo no me la hago porque no tengo síntomas. Salgan a comer a los restaurantes no pasa nada, yo les digo cuando guardarse en sus casas. Yo traigo aquí esta estampita —Detente, que Jesús está conmigo— Ya domamos la pandemia. Desde enero nos preparamos, tenemos todo lo necesario para enfrentar esta pandemia. Y la más deleznable de todas las expresiones: Esta pandemia nos cayó como anillo al dedo”.

Todos los deudos que hoy lloramos a familiares o amigos, sabemos que muchos de ellos no deberían haber muerto si se hubiera tomado en serio la peligrosidad de la pandemia por la máxima autoridad de la nación que es Usted Sr. Presidente Manuel Andrés López Obrador, jamás podrá eludir su responsabilidad por más memoriales que construya, no podrá evitar que cada uno de ellos, si los construye, sea el vivo recuerdo de su negligente culpa.

No señor presidente, el dolor no se puede comprar, ni se mitiga arrojando unas cuantas monedas, que por cierto saldrán, si es que en verdad lo hace, del mismo bolsillo de las personas que hoy en silencio son presa de un inmenso dolor y desasosiego por la falta de sus seres queridos.

No señor presidente usted no se puede lavar las manos, como Pilatos, su soberbia, su indolencia, su gran ignorancia, lo hacen responsable de esta tragedia. Si no lo paga en esta vida, la historia lo señalará como el peor presidente que ha tenido este país. 

Adolfo Camacho Gómez