Mexicali, B. C.

Mexicali, B. C.
Mexicali, B. C. México

viernes, 11 de abril de 2014

LAS REFORMAS ENVENENADAS DE PEÑA NIETO


El centralismo y el autoritarismo es la marca de origen que el PRI tiene indeleblemente grabada en sus genes. Y el presidencialismo es la fruta podrida que nace de sus entrañas.
En el fondo, en el mero corazón de las reformas de Enrique Peña Nieto. Tras el oropel de modernidad con que han sido presentadas a la opinión pública se oculta la fruta envenenada, la ponzoña.
Nadie duda que las reformas presentadas por Peña Nieto vienen a plasmar algunos de los necesarios cambios que la nación mexicana necesita. Pero en cada una de ellas, muy bien escondida, está la trampa del centralismo, presidencialismo y autoritarismo que con mucho esfuerzo, a cuenta gotas e inclusive con la sangre derramada por muchos mexicanos, hemos podido ir desmantelando.

La eliminación del Régimen de Pequeños Contribuyentes, que proveía una recaudación directa para los Estados, implicó, menos que la intención de formalizar causantes que por cierto ya eran regulares, más bien quitar poder de los Estados de decidir libremente que hacer con dicha recaudación. Por el contrario las dificultades de entender y administrar el nuevo sistema fiscal ocasionó el cierra de miles de micro empresas que indudablemente acrecentaron las filas de la informalidad.


Se revoca la federalización del sistema educativo argumentando corregir desviaciones y abusos por parte del sindicatos de maestros y autoridades Estatales, pero se olvida decir que si bien la administración del Presidente Ernesto Zedillo subrogó el presupuesto a los Gobiernos Estatales, el sindicato nacional de maestros siguió intacto acordando directamente con la Presidencia y que era y sigue siendo el meollo de la corrupción.
En lugar de darle al pueblo de cada estado las facultades para que ampliamente la ciudadanía pueda intervenir, supervisar y acotar el gasto que los Estados hacen en educación, con el fin de evitar que los gobernadores y los líderes sindicales manejen a su antojo el cuantioso presupuesto, Peña Nieto centraliza de nuevo el gasto en educación y el pago a todos los maestros de todos los confines de la república. De nueva cuenta los gobiernos y ciudadanos de todos los Estados de la república son considerados como menores de edad. De nueva cuenta para reparar un baño en una escuela de un pueblito o contratar a un nuevo maestro se le tendrá que pedir permiso al nuevo Emperador personalizado en Peña Nieto. Si ya hacían marchas y plantones en la ciudad de México los maestros de algunos Estados, ahora lo tendrán que hacer los maestros de toda la república para suplicarle al Emperador que les conceda un aumento de sueldo.
A partir de ahora los ciudadanos de los Estados somos para el nuevo Emperador menores de edad porque ya no podremos organizar las elecciones en nuestro propio Estado. No, ahora el Instituto Nacional Electoral (INE) será el que nos organice y controle las elecciones de nuestro propio gobernador y de nuestros presidentes municipales.
Si las leyes secundarias sobre telecomunicaciones se aprueban como las presentó el nuevo Emperador, él tendrá ahora el poder de cancelar la concesión de una radiodifusora o una televisora por considerar, según su criterio, que atenta contra la estabilidad de la nación. Pero como preámbulo y amenaza de cierre el nuevo Emperador tendrá el poder de censurar lo que se dice o no se dice en la radio o lo que se ve o no se ve en la televisión.
El presidencialismo, centralismo y autoritarismo del PRI ya lo vemos por todos lados. Baste señalar lo que pasa en Michoacán. El omnipotente nuevo Emperador en lugar de sustituir al gobernador por los causes que la constitución y las leyes determinan, opta por instalar un virtual gobernador llamándole Comisionado. Una persona que no es de Michoacán, una persona que no fue elegida por los michoacanos para que los gobernara, una persona que no obedece a los michoacanos sino al nuevo Emperador. De nueva cuenta para el nuevo Emperador los michoacanos son menores de edad.
Para abatir la pobreza en México, (No discutiré en este momento si el método es el correcto o no), designa a la señora Rosario Robles, quien fue vinculada a actos de corrupción durante su paso por la jefatura del Distrito Federal y que su propio partido, el PRD, la expulsó de sus filas por el mismo hecho. Cuando es señalada, con razón o no, de utilizar los recursos y personal del programa para combatir la pobreza con fines políticos proselitistas, el nuevo Emperador, mucho antes de que se investigara y se aclarara el hecho, en público y en transmisión nacional de televisión, dirigiéndose a ella personalmente, expresa su despótica frase “No te preocupes Rosario”. Con lo anterior le dice a toda la Nación, por si alguien tuviera alguna duda,  que no le importa lo que los ciudadanos que gobierna opinen, aquí, en el México que hoy gobierna, la única palabra que vale, que importa y que debe ser aceptada y obedecida sin chistar es la del Nuevo Emperador.
Enrique Peña Nieto ha hecho toda su carrera política siguiendo fielmente todas las mañas, no del viejo PRI ni del nuevo PRI, sino del PRI de siempre, porque no nos engañemos, el PRI no ha cambiado ni cambiará. Para nadie es desconocido, porque fue obvio, que ganó la presidencia a base de de un enorme y desproporcionado gasto en su campaña y también en su pre-campaña desde la gubernatura del Estado de México, que ya gobernaba como un Nuevo Virrey. Con el Nuevo Emperador en el poder nunca sabremos cuanto de los escandalosos endeudamientos de los estados gobernados por el PRI fue a parar a su campaña.
No cabe duda, Enrique Peña Nieto buscará y aprovechará cualquier rendija y entresijo que le permita la inocente oposición para incrementar el centralismo, autoritarismo y presidencialismo, que es el sello distintivo del PRI.