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domingo, 16 de agosto de 2015

LA FALSA DEMOCRACIA DEL PRI

Manlio Fabio Beltrones, Nuevo Presidente del PRI,
Con Enrique Peña Nieto Presidente de México.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) quiere mostrar hacia el exterior una cara de ser democrático, es decir, permitir que todos sus agremiados participen en la elección de sus dirigentes, pero como esto es una práctica imposible para este instituto político trata de encubrir su autoritarismo con una retórica infantilmente rebuscada para tratar de dar una imagen ante la opinión pública muy diferente a lo que en realidad es. La realidad es que al interior del PRI todos sus agremiados saben que la selección de dirigentes siempre viene de arriba, por el inefable método del “dedazo”, entendiéndose esto como el índice que señala a la persona elegida. En el caso del presidente del partido y los puestos más elevados, este derecho de elección o más bien de designación le corresponde en ésta ocasión a Enrique Peña Nieto, que como presidente de la nación, es considerado a su vez el jefe natural del PRI. Aunque formalmente existe un dirigente del partido, en los hechos está subordinado a la voluntad de Enrique Peña Nieto. Si Enrique Peña Nieto consulta o no su decisión es irrelevante, cuando él apunta su índice y señala a la persona elegida en automático todos los PRIistas aceptan sin chistar su decisión porque está implícito que aquel que no lo haga automáticamente quedará proscrito, sin la más mínima posibilidad de acceder tanto a puestos dentro de la nomenclatura del partido como a puestos de elección popular.
  
Los dos supuestos, la elección democrática y al selección directa, son válidos, solo que hay ámbitos para cada uno.

Los estatutos del PRI podrán decir que es un partido democrático, pero la realidad es que jamás este partido ha sido democrático. Desde sus más remotos antecedentes  hasta la fecha la designación directa o dedazo ha sido su práctica natural  (La más nefasta invención de este partido fue la designación por dedazo de la sucesión presidencial).  Está, pues, muy claro que en el PRI, en sus ámbitos interior y exterior, la democracia ni se practica ni se fomenta, por el contrario se ufana de no serlo cuando proclama, por ejemplo, tener un “candidato de unidad”.

La selección directa o dedazo es el único método que el PRI ha utilizado para la designación de sus cuadros al interior, la de funcionarios en sus gobiernos y la de candidatos a puestos de elección popular. Al interior de su partido es su prerrogativa, pero en el ámbito gubernamental es nefasto.

Como ya lo mencioné, la más perniciosa de éstas prácticas es la designación por dedazo del sucesor presidencial. Desde Álvaro Obregón hasta la fecha es difícil encontrar un ex presidente que explícita o implícitamente no se haya lamentado de su selección, así de mala ha sido ésta práctica.

En cuanto a la selección de funcionarios, salvo algunos pocos que deben ser ratificados por los senadores o diputados, que por cierto no garantiza que sean los mejores, parece no haber una reglamentación que obligue a la selección de los más capacitados.

La disciplina, entendida ésta como la obediencia ciega, es lo que parece prevalecer y ella se presupone cuando hay un fuerte lazo de amistad. Parece ser, entonces, que el amiguismo es la primera opción para la selección de funcionarios en los gobiernos del PRI. Dije parece prevalecer, porque  hay otra opción que compite por el liderazgo y es el lazo familiar, en donde se incluye la familia directa, la familia política, los compadrazgos y los padrinazgos. Después de los funcionarios de primer nivel donde el amiguismo parece prevalecer, los lazos familiares se extienden en redes interminables. Sin ir más lejos los medios digitales han dado a conocer hace pocos días puestos ocupados nada menos que por familiares del presidente Peña Nieto. Esta nefasta costumbre está tan arraigada que fue trasladada a los sindicatos - para heredar los puestos de trabajo -  de las instituciones de gobierno y las empresas paraestatales y esto fue porque los sindicatos en México no tienen como origen la protección de los derechos laborales sino como medios de control político, es decir, en general fueron y siguen siendo en gran medida apéndices de partidos políticos.

Mientras la selección de funcionarios públicos se haga de ésta manera, la otra lacra de México prevalecerá, la corrupción, porque el puesto público no se lo deben a su capacidad sino al amigo o familiar.
  
Hace años escuche por radio en una entrevista que le hacían a una dama, quien era funcionaria de un país nórdico que por desgracia no recuerdo ni el nombre del país ni el nombre de ella, pero su conversación sí que la recuerdo porque llamó poderosamente mi atención. El entrevistador le preguntaba si temía que cuando llegara de regreso a su país no tuviera trabajo ya que estando de visita en nuestro país su gobierno había cambiado. La funcionaria contesto que en absoluto no tenía temor de perder su trabajo ya que su puesto lo había obtenido por haber sido la mejor calificada en un proceso de selección y que solamente lo podría perder si se demostraba que su desempeño no era el requerido. Esto jamás se podría ver en México.
 
El ámbito de la democracia, en nuestro país, que debiera ser el filtro por el cual se eligiera a los más honestos y los más capacitados gobernantes es hasta ahora según mi opinión un fracaso.

 Y en el ámbito de la selección de funcionarios públicos, tanto de administración, de operación, así como de justicia, en lugar de ser un proceso que permita que solo lleguen los mejor capacitados, es más bien una mafia donde se reparten y cobran favores y lealtades. 


Adolfo Camacho Gómez

sábado, 4 de julio de 2015

COMO GANAR UNA ELECCIÓN

Las elecciones intermedias han pasado.  A escasas tres semanas para la población en general es cosa juzgada. Menos de la mitad de los votantes registrados ejercieron su derecho a votar.

Que poco más de la mitad no hayan ejercido su derecho a votar me deja muy claro que para ellos, en su vida cotidiana, no significa ningún cambio hacerlo. Significa que en su forma de pensar o de entender la forma de hacer política de nuestro país su voto no cuenta o cuenta muy poco, tan poco que no vale la pena molestarse lo suficiente para dejar de hace sus cosas personales, por baladíes que éstas puedan ser, para ejercerlo. 
Pero también me deja la impresión, y esto es sumamente grave, que se conformen con el estado de cosas que existe en su entorno, en su vida cotidiana. Un conformismo que implica que aunque no les guste, les inquiete o inclusive les atemorice sienten que nada pueden hacer para cambiarlo.

Después de tres semanas solo los políticos cuestionan los resultados de las elecciones seguidos de un puñado de sus fieles seguidores.

Por otra parte, dicen los estudiosos de las contiendas electorales y lo demuestran o tratan de demostrar con intrincadas formulas matemáticas, que una participación copiosa inclusive hasta del cien por ciento no cambiaría el resultado de una elección, que las votaciones aunque sean menguantes son  una especie de representación de la ciudadanía en general, es más, que mientras más gente vote más se favorece a los partidos más fuertes.

Esta última tesis puede tener sentido para algunos, solo si no consideramos los antecedentes perniciosos que antecedieron a esta elección.

El presidente Enrique Peña Nieto, a pesar de sus famosas reformas, veía como su popularidad venía cayendo mes a mes hasta niveles nunca vistos ni en el peor momento del ex-presiente Felipe Calderón Hinojosa. Pero para el presidente Peña era indispensable, prácticamente de vida o muerte, ganar la mayoría parlamentaria porqué en la nueva Cámara de Diputados será donde se aprueben las leyes secundarias de sus reformas, es decir toda la reglamentación con las que en realidad empezarán a funcionar las multimencionadas reformas, pero también una mayoría que le permita hacer y deshacer en su beneficio durante la segunda mitad de su periodo. 

Las Diputaciones en las elecciones intermedias, entonces, debían ser ganadas a como diera lugar por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), su partido.

Con muchos, muchísimos meses de anticipación a las elecciones del pasado 7 de junio de 2015 se armó la maquinaria con lo que lo lograrían.

El rompimiento de Enrique Peña Nieto con la profesora Elba Esther Gordillo, ex-líder del Sindicado Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que agrupa a algo más de 2 millones de docente y que considerando a sus familias y simpatizantes podrían significar de 8 a 10 millones de votos perdidos, lo orilló a buscar otro aliado.

Buscó y encontró un aliado ad hoc, un partido tan corrupto como el propio PRI, un partido esquirol, el Partido Verde Ecologista de México, más bien conocido como El Verde.

El verde hizo todo lo que exactamente se esperaba de un partido esquirol y corrupto. Desde muchos meses antes del inicio de las campañas políticas empezó a gastar cantidades ingentes en promoción y propaganda de todo tipo, cantidad de dinero claramente muy superior a las asignaciones a que tenía derecho como partido político.  Propaganda que en muchos casos era francamente mentirosa. Compra de voluntades a través del regalo de todo tipo de artículos de uso y mantenimiento del hogar, despensas alimentarias y mochilas con artículos escolares.  La cereza del pastel fue la tarjeta “Premia Platino del Verde”.

Por supuesto, todos los partidos con excepción del PRI, su socio, interpusieron recursos de queja ante el Instituto Nacional Electoral (INE). El INE impuso multas y prohibiciones al Verde, pero éste, fiel a su vocación de partido esquirol y corrupto, hizo caso omiso de todas las sanciones, continuó gastando dinero como si no tuviera fondo su bolsillo. La debilidad del INE para hacer que el Verde actuara dentro de la ley fue entendida por la opinión pública como franca complicidad ya que algunas de sus flagrantes contravenciones, según la opinión de algunos especialistas, implicaban la cancelación fulminante de su registro como partido político.

La culminación de la desfachatez de los incumplimientos de la ley fue la entrega de las tarjetas de descuento “Premia Platino” del Verde, la cual implicaba obtener descuentos en diversos establecimientos comerciales, los cuales serían cobrados por dichos establecimientos al Partido Verde, en otras palabras regalar dinero contante y sonante a la gente. Este procedimiento era nada más y nada menos que la compra descarada de voluntades. Fue impugnada de inmediato por los partidos contrarios, con excepción de su socio el PRI. El INE nuevamente se vio poco contundente en su sanción, lo que permitió al Verde caer en contumacia, expidiendo volantes para informar a los cientos de miles de poseedores de la tarjeta que podrían hacerla efectiva en fecha posterior a las elecciones, es decir no solo no canceló la operación de la tarjeta sino que reafirmo su objetivo, la compra de voluntades.
http://mexico.cnn.com/adnpolitico/2015/03/12/las-tarjetas-del-partido-verde-una-doble-violacion-a-la-ley

Pero la fechoría de las fechorías del Verde fue la contratación de artistas y personalidades para que precisamente el día de la elección tuitearan incitando a votar por ese partido, día en que está estrictamente prohibido hacer publicidad o cualquier tipo de promoción partidista. 

Fue una maniobra clásica de un partido esquirol, grosera en cuanto ofende diciendo que fue una acción que de mutuo propio hicieron los artistas y personalidades. No fue difícil se descubriera que esta maniobra fue contratada con semanas de anticipación. ¿De dónde fluyeron las multimillonarias cantidades de dinero? No puedo afirmarlo, pero el silencio cómplice de su socio el PRI el partido del presidente Enrique Peña nieto ante tanta fechoría da una línea muy directa.

La maquinaria gubernamental del presidente Peña operó a todo vapor y en todos los ángulos posibles.

El cuantioso presupuesto de comunicación social como se le ha dado en llamar para hacer menos ofensivo el gasto en publicidad, se derramó sin discreción sobre muchos medios de comunicación y comunicadores, quienes ansiosos por obtener parte del botín se desvivieron en loas y adulaciones al presidente y su gestión, haciendo de magros logros extraordinarias proezas y silenciando por otro lado todo lo negro y corrupto. La publicidad gubernamental que debiera ser puramente informativa se convirtió en descarada propaganda. Todo el dinero que las televisoras dejaron de ingresar por la prohibición a los partidos de contratar publicidad directa, lo recibieron ahora, precisamente de la Oficina Presidencial y todas sus dependencias.

La Señora Rosario Robles al frente de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) fue quien Peña Nieto necesitaba para comprar la voluntad de los más pobres. La Señora Rosario Robles fue bien conocida por estar ligada sentimentalmente al Sr. Carlos Ahumada, tristemente famoso por dar a conocer videos en donde se le ve entregando fajos de billetes a personajes ligados al gobierno del Distrito Federal para obtener jugosos contratos. Por supuesto la Señora Robles muy compungida dijo que no sabía nada de lo que el Sr. Ahumada hacia, lo cual no solo es ingenuo sino que tratar de negarlo se aprecia hasta impúdico. Dos personajes unidos por un origen de corrupción.

Pues bien, esta señora fue la designada para iniciar algo llamado guerra contra el hambre.  Un programa que puede ser tan etéreo como concreto, tan amplio como restrictivo. ¿Cómo buscar, localizar y determinar quien vive con hambre? ¿Hasta dónde y cómo una institución puede decidir quién debe ser calificado como sujeto de insuficiente alimentación para decidir que vive hambriento? Por supuesto nadie en este país debe padecer hambre, pero ¿Cómo implementar un programa de esta naturaleza para que cumpla verdaderamente su objetivo? es el meollo del asunto. Pero no únicamente que alimente al hambriento de día en día, sino que implemente lo necesario para que aquel individuo deje de tener la necesidad de recurrir a la asistencia pública para saciar su hambre.

Hay países donde se establecen comedores públicos donde cualquier persona puede acceder a ellos. Hay otros como Estados Unidos que otorga timbres canjeables por alimentos en cualquier supermercado. La particularidad de estos programas auspiciados por los gobiernos es que son asépticos, es decir, no tienen tendencias partidistas ni son manejados como propaganda gubernamental.

¿Qué pasó con la Señora Rosario Robles? Demasiado pronto fue acusada de utilizar el cuantioso presupuesto para favorecer al partido en el poder, el PRI. Debo decir que SEDESOL es una dependencia que maneja recursos incalculables y muchos de ellos discrecionales para desarrollar infinidad de programas enfocados a los más pobres. Entonces, al respecto, el presidente Peña Nieto en difusión nacional expresó su nefasta frase “No te preocupes Rosario” expresando, queriendo o no, su pensamiento más íntimo, que nos reveló su verdadera intensión. ¿Qué nos dijo Peña Nieto con esa expresión? Claramente le dijo a toda la nación con toda la prepotencia de la que  los gobernantes PRIistas siempre han hecho alarde, que la Señora Robles continuaría utilizando el presupuesto gubernamental destinado a los más desprotegidos con fines de promoción y compra de voluntades como venía haciéndolo y por supuesto siguió haciéndolo, pero con una salvedad, lo haría totalmente fuera de los reflectores, pareció que la Señora Robles habría desaparecido, pero no, el trabajo se hizo a cabalidad, para Peña Nieto era de importancia vital que la estrategia de compra de voluntades se hiciera con todo sigilo a través de SEDESOL, la red más extensa que tiene el gobierno a su disposición para llegar a la población más vulnerable. http://www.proceso.com.mx/?p=396327

Con anterioridad mencione que el presupuesto de la presidencia y de las dependencias gubernamentales para la mal llamada comunicación social, que debería ser utilizado simplemente para informar, es descaradamente utilizado como propaganda política. Es propaganda desde que se utiliza un logo y un slogan y estos logo y eslogan se utilizan como marca comercial en todos los programas sociales.

Un experto te dirá que un logo y un slogan suficientemente mencionados te darán recordación y fidelidad a una marca. Si esa marca la asocias a un partido político volcarás la fidelidad en él. En esas condiciones el experto te dirá que por cada sujeto beneficiado con alguno de tantos programas sociales personalizados y perfectamente enganchados a la marca y al partido pronostican entre 3 y 5 votos a su favor por cada sujeto, es decir millones. Todo es tan sencillo como contundente. Por eso es que a Rosario Robles y a Peña Nieto no les importa terminar con el hambre en sí, sino cuantos millones son sujetos del beneficio, así es que no nos sorprende que la pobreza extrema no disminuya, pero sus informes se precian de decirnos cuantos millones más han sido incluidos en sus programas, es decir los votos se multiplican por millones. 

Desde el sexenio anterior se estableció el llamado apagón analógico, es decir, la señal de televisión analógica cambiaría a señal digital.

En muchos países lo han hecho y lo seguirán haciendo ya que es un salto tecnológico inevitable. En Estados Unidos, recuerdo por ejemplo, se pusieron a la venta pequeños aparatos con un costo de alrededor de 20 dólares, muy sencillos de instalar a las televisiones analógicas. Aun no existían las televisiones digitales. Pero la señal analógica no se suspendió, de hecho se eliminó hasta hace pocos años. Es decir la transmisión digital se ofreció como un avance tecnológico por el cual podría optar el consumidor. Inicialmente se empezaron a vender televisiones con el convertidor digital integrado hasta que llegaron al mercado las totalmente digitales. Pero eso fue en Estados Unidos. 

Pero aquí en México las cosas no se hacen como en el primer mundo, tenemos que ser mejores, ¡No faltaba más!

¿Que se pueden mandar las dos señales, analógica y digital? Por supuesto que se puede. Lo hace la radio con señal am y FM. ¿Qué es más complicado? Por supuesto que lo es, pero para eso está el gobierno, para obligar que los grandes consorcios televisivos den el mejor servicio y el más adecuado a la población.

Se podrían haber puesto a la venta los pequeños y sencillos aparatos convertidores de señal y que poco a poco la población fuera haciendo el cambio de tecnología. Se podría haber establecido un mecanismo de reembolso del costo del pequeño convertidor en la compra de una nueva televisión digital. Se podrían inclusive haber obsequiado los aparatos convertidores de señal a los más pobres. Esas y muchas otras opciones que usted puede imaginar se pudieron haber hecho.

Pero no en México, en México hay que sacarle provecho político. Un pequeño aparatito escondido atrás de la televisión no tiene ninguna posibilidad de ser aprovechado políticamente. Entonces apareció la gran idea ¡Regalar Pantallas Planas! Eso sí sería impactante pero por sobre todo ganaría muchos votos. Así fue que la gran idea se puso en práctica y se inició el obsequió de millones de pantallas planas digitales, eso sí, con el logo bien visible de la propaganda gubernamental “Mover a México” imposible pues ocultar el objetivo. Hacer el reparto durante el año electoral y precisamente en el periodo oficial de campañas proselitistas tuvo el claro objetivo de ganar votos para el PRI el partido del presidente. Muy bien cuantificados estaban los votos que se ganarían por cada televisión entregada.


Claro que todo esto siempre tiene segundas intenciones, las del provecho personal, la corrupción, como si lo anterior no lo fuera. Nunca se nos ha informado y lo más probable es que nunca lo hagan, ¿Cómo se adquirieron los millones de televisores que se han regalado? ¿Cuándo y cómo se hizo la licitación pública para su adquisición? Hay cientos de millones de pesos bailando por ahí en los bolsillos de algunos cuantos.

Aquí jugó importante papel el partido esquirol, El Verde, con sus excesos, sus pleitos y sus descarados retos a la autoridad, mantuvo entretenidos a los analistas políticos, ocupando grandes espacios en los noticieros y desviando la atención de la opinión pública en general, mientras se hacía la labor de zapa.

Por supuesto las contumaces tropelías que son comunes al PRI no quedaron fuera, claro que también se hizo el acarreo de gente a las casillas el día de la elección  para la compra directa del voto mediante una comida, una despensa, un saco de cemento o descaradamente con el pago de 600 pesos por cada voto. http://www.insurgentepress.com.mx/autoriza-cesar-camacho-a-pri-comprar-votos-y-entregar-despensas/
  
Así fue, tan simple tan sencillo, como el PRI ganó para Enrique Peña Nieto la mayoría de la Cámara de Diputados. Por supuesto, es solo una opinión.


Adolfo Camacho Gómez

viernes, 20 de marzo de 2015

DERECHO LEGÍTIMO DE LOS ESTADOS SOBRE LAS PARTICIPACIONES FEDERALES.

Ya basta de hablar de las participaciones federales como si fueran una graciosa dádiva que el gobierno federal  hace a los estados.

Las participaciones federales a los estados son el derecho que los estados tienen sobre la recaudación de los impuestos que la federación hace en los propios estados. Dicho de otra manera son los impuestos generados por la actividad económica de cada uno de los Estados y que mediante el pacto federal  los estados cedieron a la federación la prerrogativa de recaudarlos a cambio de que la federación se quede con una parte, que en principio debió ser la menor,  para la administración y seguridad nacional, por ejemplo, y el resto devolverlo a los estados en donde los ciudadanos de cada uno de ellos deberían ser los legítimos derecho-beneficiarios de los mismos por haberlos generado en su entidad ellos mismos.
   
La mega-cefalea prevaleciente de nuestro sistema político de hecho confiscó a los estados el derecho a los impuestos recaudados en sus entidades y durante muchos años la federación los distribuyó a su antojo de manera discrecional.

No fue hasta que un gobierno estatal fue de un partido diferente al PRI, el Estado de Baja California por el PAN en 1989 gobernado por Ernesto Ruffo Appel, que se puso de manifiesto la inequidad con que eran repartidos los impuestos.  No olvidemos que el gobierno federal NO genera ingresos, los ingresos son generados por las entidades federativas (Los Estados) pero debido al pacto federal el Sistema de Administración Tributaria (SAT) los recauda y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) es la encargada de distribuirlos mediante las reglas establecidas.

Al abrirse el sistema político con la llegada al poder en los Estados de otros partidos políticos diferentes al PRI, incluyendo el Distrito Federal, la necesidad del reparto más justo de los impuestos ya no solo fue una evidencia sino una exigencia, la cual se hizo mayúscula cuando el PAN llegó a la presidencia de la república y los Estados gobernados por el PRI fueron mayoría. Los gobernadores estatales PRIistas que antes eran sumisos ante el gobierno federal de pronto se convirtieron en furiosos reclamantes ante la administración federal PANista.

La administración federal de los gobiernos emanados por el PAN, fiel a su filosofía de subsidiariedad, hizo lo que desde siempre se debió hacer, distribuir las participaciones federales con la mayor equidad posible. Ese intento de justicia en reintegrar a los estados los impuestos que los propios estados generan con su actividad económica fue realmente parcial debido a la herencia cultural centralista. (Por ejemplo, Baja California recibe a lo más el 23% de los impuestos federales que genera). No obstante el nuevo flujo de dinero, debido a la atrofiante mega-cefalea, la mayoría de los recursos  generados por los estados son manejados por el gobierno federal, quien se abrogó el derecho de decidir en qué, cómo, cuándo y dónde se deberían invertir o gastar en los Estados los dineros generados por los propios Estados, es decir su derecho como Estados Libres y Soberanos de decidir sobre sus propios recursos les fue confiscado por el gobierno federal. Dicho de la manera coloquial acostumbrada, “se etiquetaron” las participaciones.  Reservándose el gobierno federal además, por la costumbre ancestral centralista hecha ley, derechos sobre actividades de desarrollo estatales como son; aeropuertos, puertos marítimos, carreteras, ferrocarriles, energía eléctrica, petróleo, agua, radio, televisión, comunicaciones, salud, educación, áreas territoriales designadas federales, subsuelo  y territorios ejidales, estos últimos, que conforman la mayor parte territorial de los Estados son regidos por leyes federales por lo que quedan prácticamente fuera del control de los estados para su desarrollo. En la época Echeverrista se confiscó la actividad pesquera de manos particulares para ser entregada a unidades cooperativas que al final fracasaron rotundamente.

Ante este nuevo flujo de efectivo y su relativa libertad para administrarlos, que las administraciones Federales PANistas trataron medianamente de corregir, los gobernadores y las administraciones estatales, unos francamente inexpertos y otros indecentemente corruptos, sin distingos… o mal administraron o descaradamente robaron o despilfarraron los recursos. Otros, mal que bien, con una ciudadanía más vigilante han invertido y gastado sus dineros, no dineros de la federación, repito, sus dineros, en educación, salud e infraestructura y su avance se ha hecho notar. 

Con el regreso del PRI al gobierno federal se ha regresado y acentuado  la administración centralista que tanto daño hizo al país. Cada una de las famosas reformas constitucionales de Enrique Peña Nieto, ya aprobadas o por aprobar, llevan como sello indeleble, en forma descarada  o muy bien camuflada, la acumulación de poder del ejecutivo federal.

Cierto, la subsidiariedad que es derecho irrenunciable de los estados a propiciado que algunos corruptos hayan robado descaradamente, no obstante, la justa repartición, es un principio al que los “Estados” Unidos Mexicanos jamás deben de claudicar. Cada una de las constituciones de los Estados consignan al “Estado Libre y Soberano de…”, sin embargo cada uno de los Estados en los hechos ha cedido su soberanía a la federación porque le han cedido el control absoluto de los recursos que ellos generan. En última instancia que la justicia de los Estados castiguen a sus gobernantes corruptos. 

 Es necesario repetirlo El gobierno federal NO genera recursos, los recursos son generados por los Estados que traducidos en impuestos son recaudados por la federación mediante el pacto federal.

El “Principio de Subsidiariedad” es el principio en el que se basan todas las democracias avanzadas y en ello se fundamenta su desarrollo. México lo ha soslayado y los Estados de la República Mexicana se han visto lastrados por décadas o más bien desde siempre, el gobierno federal en turno es quien ha decidido que hacer y dónde hacer, a quien dar y a quién quitar. Los Estados, a fuerza de ser sometidos, se convirtieron en dependientes del poder omnipotente del ejecutivo federal. No se debe olvidar que en otros países el asfixiante centralismo ha provocado que algunas regiones se vuelvan autónomas o simplemente conformen otro país. 

No es gratuito que en los estados del norte del país, por su lejanía del centro omnipotente y por el desdeño y menosprecio secular que éste ha tenido, sus ciudadanos se hayan visto en la necesidad de organizarse y valerse por sí mismos al grado que es innegable afirmar que hay un México diferente al norte del país y otro al sur donde su cercanía al todo poderoso centro federal atrofió su capacidad de decisión porque dejaron en sus manos el hacer o dejar de hacer en sus entidades,  quedando sujetos a la megalópolis como satélites más que como Entidades Federativas. Por desgracia en  la mayoría de los Estados se repitió el atrofiante centralismo, anquilosando en sus  municipios a su vez la capacidad de desarrollarse por sí mismos.

El regreso del PRI a la presidencia de la República trajo consigo el centralismo a ultranza. Haciendo lo indecible por concentrar todo el poder en la esfera central y de ser posible en la persona del Presidente, lo que de hecho ha significado una drástica disminución, sobre la ya mermada capacidad de acción de los Estados Federados.

La eliminación del Régimen de Pequeños Contribuyentes, que proveía una recaudación directa para los Estados, implicó, menos que la intención de formalizar causantes que por cierto ya eran regulares, más bien quitar el poder de los Estados de decidir libremente que hacer con dicha recaudación. Por el contrario las dificultades de entender y administrar el nuevo sistema fiscal ocasionó el cierre de miles de micro empresas que indudablemente acrecentaron las filas de la informalidad.

Tal vez pocos recuerden el Impuesto sobre Ingresos Mercantiles que recaudaban los Estados, un impuesto muy sencillo de calcular y por consiguiente asequible de pagar por los contribuyentes. Este impuesto fue sustituido por el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y por supuesto arrebatado a los Estados por el gobierno federal.  

Se revoca la federalización del sistema educativo argumentando corregir desviaciones y abusos por parte del sindicatos de maestros y autoridades Estatales, pero se olvida decir que si bien la administración del Presidente Ernesto Zedillo subrogó el presupuesto a los Gobiernos Estatales, el sindicato nacional de maestros siguió intacto acordando directamente con la Presidencia y que era y sigue siendo el meollo de la corrupción. La nueva reforma educativa prácticamente elimina cualquier injerencia de los Estados en la educación de sus ciudadanos. 

El Instituto Nacional Electoral quiere eliminar los organismos electorales estatales, es decir, los ciudadanos de los Estados ya no organizarán sus propias elecciones, dicen que no son confiables, cuando el Instituto Nacional hace tiempo que dejó de serlo.

Por si quedara alguna libertad en los estados, ahora la Administración Federal se ha adjudicado el derecho de fiscalizar los dineros que reciben los Estados, es decir, conociendo la forma de operar de la administración PRIísta a su contentillo decidirá a qué Estado castigar y a cual no. La irracionalidad de nuestro sistema ha invertido los papeles ya que lo justo sería que los Estados fiscalizaran a la Administración Federal sobre los recursos que levanta en los propios Estados. Los Estados se han convertido en simples súbditos del reino central. 

Como se ve, el federalismo es una farsa, el enunciado de la constitución de los “Estados Libres y Soberanos” es letra muerta. El desarrollo que algunos estados han podido lograr nunca ha sido en base al principio de Subsidiariedad  que debería regir a la República sino a pesar de su sistemática negación. El Gobierno Federal nunca ha demostrado ser mejor administrador y menos corrupto que los gobiernos de los Estados, más bien al contrario, la corrupción y la tortuosidad burocrática fue impuesta durante decenios por la organización corporativista del PRI que imponía gobernadores y presidentes municipales que ni siquiera eran originarios de las entidades o ciudades a las que eran asignados pero ni siquiera en muchos casos eran avecindados en ellos.

Es necesario que lo repita por última vez; La administración federal NO genera ingresos, son los Estados los que los generan, pero la federación se ha apropiado de ellos como si ella misma fuera la generadora de los mismos y los distribuye con la arrogancia de un gran señor a sus súbditos. Así decide a quién, cuándo y cuánto dar o no dar.


Adolfo Camacho Gómez