Molokanes y el vino ruso en Guadalupe.
Nota publicada el 13 de agosto de 2005
por Elizabeth Vargas
por Elizabeth Vargas
La historia de los Rusos en Baja California es la
historia de una increíble migración que este año cumple un centenario ya que en
1905 los Molokanes llegaron al Valle de Guadalupe donde asentaron su cultura.
David Bibayoff
Dalgoff nieto de Alejandro Dalgoff uno de los fundadores de la Colonia Rusa
habla de una historia que trata de conservarse en esta “tierra prometida”
elegida por los Molokanes que huían de la persecución Zarista.
Los Molokanes cuyo
nombre se dice significa “bebedores o comedores de leche” provenían de la
ciudad de Kars, entonces territorio Ruso y hoy de Turquía, donde por sus
características geográficas y climatológicas era considerada una especie de
cárcel.
A este lugar los Molokanes
habían sido orillados durante una persecución política y religiosa del Zar
Nicolás II que aceptó la salida de los Molokanes, quienes eran cristianos pero
con creencias y ritos distintos a los cristianos ortodoxos de esta región.
Era una cultura profundamente
religiosa y pacifista, que buscaba sobre todo vivir en paz, cultivar sus
tierras y criar a sus hijos y sus familias.
Trataban de seguir en
su religión el antiguo testamento, que prohíbe alimentarse de carne de cerdo o
peces con escamas y donde los ministros de la Iglesia son elegidos por su edad
y experiencia no solo por ser estudiosos de la Biblia.
“La Tierra Prometida”
El 1904 la misma
presión del Zar obligó a los Molokanes a buscar un nuevo lugar donde vivir y encontraron
así en México, en Baja California un sitio especial con las características que
ellos querían para desarrollar en paz sus tradiciones.
Compraron así en 1905
lo que luego se convirtió en la Colonia Rusa, un predio que costó 48 mil
dólares en oro y que comprendía 4 mil 500 hectáreas en tres predios de
alrededor de 1 mil 500 hectáreas cada uno.
48 mil dólares
pagados a lo largo de cuatro años, pese a que el plazo era de 10 años.
Los rusos compraron a
un particular y crearon así la Compañía Colonizadora Rusa del Valle de
Guadalupe Sociedad Cooperativa de Responsabilidad Limitada y se asentaron
entonces en el Valle de Guadalupe.
En este lugar, de
inmediato empezaron a desarrollar sus costumbres que estaban íntimamente
ligadas al trabajo de campo; los rusos sembraron granos, frutales, criaron
ganado, aves y en poco tiempo lograron hacer florecer la colonia.
Cítricos, trigo,
manzanos, peras ciruelos, duraznos, higueras, olivos, papas, vid, cría de
borregos, vacas, gansos, gallinas, carnes y frutos que forman parte de sus
platos típicos.
“Sus costumbres”
Los varones Molokanes
se levantaban al amanecer, su ropa de trabajo el overol de mezclilla, la camisa
de algodón, usaban barba por cuestiones religiosas y se bañaban solamente una
vez por semana.
Los hombres desde muy
pequeños ayudaban en las tareas, primero dando de comer a las aves, ordeñando
vacas y conforme crecían ayudaban en el arado y en la carga de pacas de granos
para el alimento del ganado.
En tanto las mujeres Molokanes
eran quienes llevaban la administración del hogar, vestían largas faldas y
cubrían su espalda con un chal, al asistir a la iglesia debían cubrir su
cabeza.
Los hombres comían
solamente lo que la mujer les servía, no se repetían el plato ni podían pedir
algo más, tampoco los pequeños de la familia, se comía lo que había para comer.
Hay en la historia de
los Rusos dos momentos cruciales durante su estancia en México.
Bibayoff, relata que
en la segunda Guerra Mundial llegan a la zona del Valle de Guadalupe, a lo que
hoy es el Ejido El Porvenir decenas de residentes de Estados Unidos de
distintas nacionalidades que buscaban evitar ser enrolados para participar en
la Guerra.
También dio inicio el
reparto agrario y con ello el despojo del patrimonio de cientos de familias
rusas que emigraron a otros lugares, en especial a Los Ángeles.
Luego en 1957 otro
suceso los impactó; la construcción de la carretera que junto con las acciones
que continuaban del reparto agrario sumado a otros conflictos, los orillaron a
abandonar los predios o a malbaratarlos.
Pocas familias
quedaron de estas dos migraciones al norte, la gran mayoría se marchó
California y Arizona donde han creado comunidades y cuentan con sus propias
iglesias debidamente reconocidas.
.
La cultura Molokan se
mantiene en ese lugar, mientras en Valle de Guadalupe poco a poco se extingue.
Son muchos los
apellidos Rusos ligados a la comunidad; Samarín, Samaduroff, Bibayoff,
Kachirisky, Rogoff, Dalgoff, Babichoff y 300 más.
Los Molokanes, se
casan aun con personas de su misma religión y por tanto de orígenes similares,
aunque muchos ya han criado familias con otras personas de otras
nacionalidades, pese a lo cual siguen siendo aceptados.
El vino ruso
La cultura de los
Molokanes y de los rusos estaba ligada a la producción agrícola, desde que
llegaron observaron la fertilidad de los suelos del Valle y la posibilidad de
aprovecharlo.
Sembraron entonces
diversos productos, granos, vid y olivo estos últimos típicos del Clima
Mediterráneo y que ya habían cultivados antes por los religiosos que crearon la
Misión de Guadalupe.
En 1920 los rusos
empezaron a cultivar la vid, inicialmente artesanal para el consumo familiar y
luego de manera formal.
El primer permiso
para producción de vino de los rusos es de 1931, es un registro dado a
Alejandro M. Dalgoff el abuelo de David Bibayoff, quien tenía la posibilidad de
producir hasta 800 litros de vinos.
Al parecer Dalgoff
nunca llegó a producir tanto vino pero siempre había producción suficiente de
los rusos en las fiestas de la comunidad.
Había importante
producción de uvas en Valle de Guadalupe, pero solo se les llamaban uva negra o
blanca sin definir varietales.
Para los años 50 se
empezaron a vender estas a Santo Tomás y Esteban Ferro de Bodegas Miramar.
Las uvas eran en la
variedad negra uva de la llamada Misión, Rosa de Perú, Zinfandel, y blancas
Palomina y Málaga, aunque más adelante empezaron a llegar nuevas varietales de
uvas Cabernet Sauvignon, Merlot, Zinfandel, Nebbiolo y Carignan
La luna de miel
Además del Vino, los
rusos producían otro licor el “Kuaz” esta bebida es un fermentado de granos y
miel común entre los rusos del que se deriva el término “Luna de Miel”.
Esta bebida era
entregada a las parejas de recién casados, que en la usanza antigua eran
casados mediante arreglos de familias.
Para que los recién
casados pudieran tener una relación más íntima como parte de las fiestas de
boda se les hacía beber el “Kuaz” y si a esto se le agrega el hecho de que las
bodas eran regularmente en Lunas llenas por creencias sobre la fertilidad.
El Kuaz era una
bebida muy común entre pueblos de algunas regiones de Europa y se cree,
entonces que de esto se deriva el término “luna de miel”.
La vinícola Rusa
ahora.
Un centenar de años
después de iniciar la colonización de Valle de Guadalupe, la vinícola Rusa de
la zona es la David Bibayoff.
Llamada también
Bodegas Valle de Guadalupe, la de Bibayoff es una de las vinícolas que conserva
muchos de los viñedos originales que aun producen.
En este sitio se ha
creado un pequeño museo donde se exhiben enseres domésticos, documentos, ropas
y objetos personales tradicionales de los Molokanes.
La vinícola se ubica
en el Rancho Toros Pintos, que debe el nombre a una piedra con musgo a la vera
del camino que con algo de imaginación refleja un búfalo o un toro.
En este lugar una
preciosa arboleda sobre un enorme patio de pasto verde mantiene aun en el
verano, una temperatura agradable que provee de aire fresco y el sonido
permanente del agua que corre en una fuente artesanal creada con barricas de
vino por la mitad.
Al centro de la
arboleda principal ahora se realizan comidas campestres familiares los domingos
aderezadas con vinos de la casa.
El espacio es
campestre y familiar, alrededor de esta arboleda, posiblemente centenaria hay
otra arboledas mas, estas de naranjos y limones que bordean las entradas del
rancho, antes de llegar a las uvas.
Quien visita este
lugar para comer o comprar vinos, puede hacer una caminata a pie entre las
viñas, donde buena parte de la uva es red globe, una variedad de uva de mesa
cuya cosecha es en el verano, su nombre lo dice es una uva grande, de color
rosa y sabor dulce.
Los que asisten
pueden además visitar la bodega donde se fermentan los vinos de la casa, antes
de ser embotellados y probar algunas de las nuevas cosechas que están por salir
a la venta.
La producción de esta
casa es de entre 700 y 800 cajas de vinos de distintas variedades; Cabernet
Sauvignon, Nebbiolo, Zinfandel y un Moscatel blanco que es famoso como postre
en sus fiestas.
En esta vinícola este
año durante las fiestas de la vendimia la celebración tiene que ver con 100
años de historia, de una gran migración de hombres y mujeres rusos Molokanes
que encontraron en Guadalupe la tierra prometida. Enlace Vinícula Bibayoff de google
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