Es tan atrayente la
polémica sobre ésta palabra, ahora mundialmente conocida, gracias al vernáculo expresionismo
del mexicano, pero también a las motivaciones que provoca el fútbol en todos
sus aficionados alrededor del mundo. Que no pude sustraerme de emitir mi
opinión.
Aunque suene reiterativo debo remarcar que es tan solo una
opinión. No es ni lo que deber ser o lo que no debe ser, ni mucho menos la
verdad revelada. Es tan solo una simple opinión.
Para empezar quiero afirmar y dejar bien claro que estoy
de acuerdo con todos aquellos que opinan que esta palabra debería tratar
de evitarse como expresión colectiva cuando el portero del equipo contrario a
nuestras preferencias despeja la pelota. Pero como sé que esto va hacer
imposible creo que lo mejor es aceptarlo con la mayor tranquilidad.
Dicho lo anterior, quiero disentir con aquellos que han
llevado esta polémica al extremo de calificar a la palabra y a quienes la
expresan al calor del partido de fútbol de racistas u homofóbicos.
Me explico. En la cotidianeidad del ejercicio de la
comunicación entre mexicanos la palabra puto tiene una infinidad de acepciones
y no únicamente para calificar a una persona homosexual.
Si bien no podemos decir que son un sinónimo de ella, si
podemos afirmar que es utilizada para dar a entender conceptos como; débil,
blandengue, incapaz de tomar decisiones, pusilánime, falta de valor, que
traiciona, que no se atreve a enfrentar a jefes o superiores. Así mismo en su acepción
superlativa—putazo— damos a entender; golpe fuerte, choque, encontronazo, caída
estrepitosa. Pero también si se le acompaña de la palabra madre—puta madre—
damos a entender expresiones de; asombro, hastío, dolor, admiración, alegría, y
así podríamos seguir al infinito.
Entonces pues, mi opinión es que querer reducir la expresión
futbolera a una única acepción es no querer comprender la utilización del
lenguaje cotidiano de los mexicanos.
No digo que es bueno, ni educado, más bien creo que los
mexicanos tenemos mucho por corregir, pero mientras tanto, tenemos que aceptar que
en nuestro trato diario utilizamos palabras con las cuales agredimos o faltamos
al respeto y viceversa sin siquiera ser conscientes de ello; güey, pinche,
pendejo, entre muchas otras.
Entonces el grito de Puto en el fútbol, en mi opinión,
repito, no es más que otra de muchas que se expresan dentro del estadio durante un partido como una descarga
de la tensión acumulada. Para
ejemplificar un poco traigo a colación la expresión “Vendido” que el estadio
completo le grita al árbitro cuando se equivoca y no por ello el aludido debe
sentirse ofendido o estigmatizado.
Estimo que la expresión llegó para quedarse, cuando menos,
por un buen tiempo y hasta es posible que los mexicanos hayamos aportado, sin
quererlo, algo al folklor futbolero mundial.