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domingo, 16 de agosto de 2015

LA FALSA DEMOCRACIA DEL PRI

Manlio Fabio Beltrones, Nuevo Presidente del PRI,
Con Enrique Peña Nieto Presidente de México.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) quiere mostrar hacia el exterior una cara de ser democrático, es decir, permitir que todos sus agremiados participen en la elección de sus dirigentes, pero como esto es una práctica imposible para este instituto político trata de encubrir su autoritarismo con una retórica infantilmente rebuscada para tratar de dar una imagen ante la opinión pública muy diferente a lo que en realidad es. La realidad es que al interior del PRI todos sus agremiados saben que la selección de dirigentes siempre viene de arriba, por el inefable método del “dedazo”, entendiéndose esto como el índice que señala a la persona elegida. En el caso del presidente del partido y los puestos más elevados, este derecho de elección o más bien de designación le corresponde en ésta ocasión a Enrique Peña Nieto, que como presidente de la nación, es considerado a su vez el jefe natural del PRI. Aunque formalmente existe un dirigente del partido, en los hechos está subordinado a la voluntad de Enrique Peña Nieto. Si Enrique Peña Nieto consulta o no su decisión es irrelevante, cuando él apunta su índice y señala a la persona elegida en automático todos los PRIistas aceptan sin chistar su decisión porque está implícito que aquel que no lo haga automáticamente quedará proscrito, sin la más mínima posibilidad de acceder tanto a puestos dentro de la nomenclatura del partido como a puestos de elección popular.
  
Los dos supuestos, la elección democrática y al selección directa, son válidos, solo que hay ámbitos para cada uno.

Los estatutos del PRI podrán decir que es un partido democrático, pero la realidad es que jamás este partido ha sido democrático. Desde sus más remotos antecedentes  hasta la fecha la designación directa o dedazo ha sido su práctica natural  (La más nefasta invención de este partido fue la designación por dedazo de la sucesión presidencial).  Está, pues, muy claro que en el PRI, en sus ámbitos interior y exterior, la democracia ni se practica ni se fomenta, por el contrario se ufana de no serlo cuando proclama, por ejemplo, tener un “candidato de unidad”.

La selección directa o dedazo es el único método que el PRI ha utilizado para la designación de sus cuadros al interior, la de funcionarios en sus gobiernos y la de candidatos a puestos de elección popular. Al interior de su partido es su prerrogativa, pero en el ámbito gubernamental es nefasto.

Como ya lo mencioné, la más perniciosa de éstas prácticas es la designación por dedazo del sucesor presidencial. Desde Álvaro Obregón hasta la fecha es difícil encontrar un ex presidente que explícita o implícitamente no se haya lamentado de su selección, así de mala ha sido ésta práctica.

En cuanto a la selección de funcionarios, salvo algunos pocos que deben ser ratificados por los senadores o diputados, que por cierto no garantiza que sean los mejores, parece no haber una reglamentación que obligue a la selección de los más capacitados.

La disciplina, entendida ésta como la obediencia ciega, es lo que parece prevalecer y ella se presupone cuando hay un fuerte lazo de amistad. Parece ser, entonces, que el amiguismo es la primera opción para la selección de funcionarios en los gobiernos del PRI. Dije parece prevalecer, porque  hay otra opción que compite por el liderazgo y es el lazo familiar, en donde se incluye la familia directa, la familia política, los compadrazgos y los padrinazgos. Después de los funcionarios de primer nivel donde el amiguismo parece prevalecer, los lazos familiares se extienden en redes interminables. Sin ir más lejos los medios digitales han dado a conocer hace pocos días puestos ocupados nada menos que por familiares del presidente Peña Nieto. Esta nefasta costumbre está tan arraigada que fue trasladada a los sindicatos - para heredar los puestos de trabajo -  de las instituciones de gobierno y las empresas paraestatales y esto fue porque los sindicatos en México no tienen como origen la protección de los derechos laborales sino como medios de control político, es decir, en general fueron y siguen siendo en gran medida apéndices de partidos políticos.

Mientras la selección de funcionarios públicos se haga de ésta manera, la otra lacra de México prevalecerá, la corrupción, porque el puesto público no se lo deben a su capacidad sino al amigo o familiar.
  
Hace años escuche por radio en una entrevista que le hacían a una dama, quien era funcionaria de un país nórdico que por desgracia no recuerdo ni el nombre del país ni el nombre de ella, pero su conversación sí que la recuerdo porque llamó poderosamente mi atención. El entrevistador le preguntaba si temía que cuando llegara de regreso a su país no tuviera trabajo ya que estando de visita en nuestro país su gobierno había cambiado. La funcionaria contesto que en absoluto no tenía temor de perder su trabajo ya que su puesto lo había obtenido por haber sido la mejor calificada en un proceso de selección y que solamente lo podría perder si se demostraba que su desempeño no era el requerido. Esto jamás se podría ver en México.
 
El ámbito de la democracia, en nuestro país, que debiera ser el filtro por el cual se eligiera a los más honestos y los más capacitados gobernantes es hasta ahora según mi opinión un fracaso.

 Y en el ámbito de la selección de funcionarios públicos, tanto de administración, de operación, así como de justicia, en lugar de ser un proceso que permita que solo lleguen los mejor capacitados, es más bien una mafia donde se reparten y cobran favores y lealtades. 


Adolfo Camacho Gómez