Manlio Fabio Beltrones, Nuevo Presidente del PRI, Con Enrique Peña Nieto Presidente de México. |
Los dos supuestos, la elección democrática y al selección
directa, son válidos, solo que hay ámbitos para cada uno.
Los estatutos del PRI podrán decir que es un partido
democrático, pero la realidad es que jamás este partido ha sido democrático.
Desde sus más remotos antecedentes hasta
la fecha la designación directa o dedazo ha sido su práctica natural (La más nefasta invención de este partido fue
la designación por dedazo de la sucesión presidencial). Está, pues, muy claro que en el PRI, en sus
ámbitos interior y exterior, la democracia ni se practica ni se fomenta, por el
contrario se ufana de no serlo cuando proclama, por ejemplo, tener un
“candidato de unidad”.
La selección directa o dedazo es el único método que el PRI
ha utilizado para la designación de sus cuadros al interior, la de funcionarios
en sus gobiernos y la de candidatos a puestos de elección popular. Al interior
de su partido es su prerrogativa, pero en el ámbito gubernamental es nefasto.
Como ya lo mencioné, la más perniciosa de éstas prácticas es
la designación por dedazo del sucesor presidencial. Desde Álvaro Obregón hasta
la fecha es difícil encontrar un ex presidente que explícita o implícitamente
no se haya lamentado de su selección, así de mala ha sido ésta práctica.
En cuanto a la selección de funcionarios, salvo algunos
pocos que deben ser ratificados por los senadores o diputados, que por cierto
no garantiza que sean los mejores, parece no haber una reglamentación que
obligue a la selección de los más capacitados.
La disciplina, entendida ésta como la obediencia ciega, es
lo que parece prevalecer y ella se presupone cuando hay un fuerte lazo de
amistad. Parece ser, entonces, que el amiguismo es la primera opción para la
selección de funcionarios en los gobiernos del PRI. Dije parece prevalecer,
porque hay otra opción que compite por
el liderazgo y es el lazo familiar, en donde se incluye la familia directa, la
familia política, los compadrazgos y los padrinazgos. Después de los
funcionarios de primer nivel donde el amiguismo parece prevalecer, los lazos
familiares se extienden en redes interminables. Sin ir más lejos los medios
digitales han dado a conocer hace pocos días puestos ocupados nada menos que
por familiares del presidente Peña Nieto. Esta nefasta costumbre está tan
arraigada que fue trasladada a los sindicatos - para heredar los puestos de
trabajo - de las instituciones de
gobierno y las empresas paraestatales y esto fue porque los sindicatos en México
no tienen como origen la protección de los derechos laborales sino como medios
de control político, es decir, en general fueron y siguen siendo en gran medida
apéndices de partidos políticos.
Mientras la selección de funcionarios públicos se haga de
ésta manera, la otra lacra de México prevalecerá, la corrupción, porque el
puesto público no se lo deben a su capacidad sino al amigo o familiar.
Ver tema relacionado: http://zinfaldel.blogspot.mx/2014/09/de-la-corrupcion-quien-es-culpable_20.html
Hace años escuche por radio en una entrevista que le hacían
a una dama, quien era funcionaria de un país nórdico que por desgracia no recuerdo
ni el nombre del país ni el nombre de ella, pero su conversación sí que la recuerdo
porque llamó poderosamente mi atención. El entrevistador le preguntaba si temía
que cuando llegara de regreso a su país no tuviera trabajo ya que estando de
visita en nuestro país su gobierno había cambiado. La funcionaria contesto que
en absoluto no tenía temor de perder su trabajo ya que su puesto lo había
obtenido por haber sido la mejor calificada en un proceso de selección y que
solamente lo podría perder si se demostraba que su desempeño no era el
requerido. Esto jamás se podría ver en México.
El ámbito de la democracia, en nuestro país, que debiera ser
el filtro por el cual se eligiera a los más honestos y los más capacitados
gobernantes es hasta ahora según mi opinión un fracaso.
Y en el ámbito de la
selección de funcionarios públicos, tanto de administración, de operación, así
como de justicia, en lugar de ser un proceso que permita que solo lleguen los
mejor capacitados, es más bien una mafia donde se reparten y cobran favores y
lealtades.
Adolfo Camacho Gómez