EL PAPA FRANCISCO. VIAJE PASTORAL O POLÍTICO.
Bien por los buenos oficios del Papa para la distensión de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.
Bien por los buenos oficios del Papa para la distensión de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.
Mal por Castro denunciando
mentirosamente como culpables a los países desarrollados de Europa de la
migración masiva de sirios, cuando son estos países quienes en mayor y menor
medida los están recibiendo. Pero
sínicamente omite mencionar a los miles o decenas de miles de cubanos que han
perecido ahogados en el golfo de México y el mar Caribe en su único afán de
huir de la opresión de su régimen y buscar una vida mejor. Esos desdichados migrantes no tienen nombre
ni rostro porque para el régimen de los Castro sus vidas no valen nada.
Mal por el Papa Francisco que no denuncia ni
menciona para nada la constante violación de los derechos humanos que sufre el pueblo
cubano, la falta de libertades, la falta de oportunidades, la pobreza
generalizada del pueblo solo apenas arriba del umbral de desnutrición. Mal por
el Papa que bien sabe que la gente reunida para su bienvenida fue previamente
seleccionada e instruida, porque los católicos tradicionales fueron detenidos
al salir de sus casas. Mal por el Papa por no denunciar ese estado policiaco en
donde los hijos se convierten en espías y delatores de sus padres y viceversa.
Un premio nobel de la paz parece
estar en el horizonte. Me acusarán de sacrílego, pero es necesario decirlo,
todo parece alinearse y El Papa da la impresión de estar muy interesado en
ello. Visitó Ecuador y Bolivia y no dijo una sola palabra sobre la concusión de
las libertades en esos países, más bien se mostró complaciente con sus líderes
quienes han cambiado o tratando de cambiar las constituciones de sus países con
el afán de perpetuarse en el poder. Sobre la trágica situación de los derechos humanos
en Venezuela ha sido decepcionantemente tibio. Que se haya hecho una parodia
del “Padre Nuestro” equiparando al fallecido dictador Hugo Chávez
con Dios pareció no importarle en lo más mínimo, como tampoco parecen
importarle los presos políticos venezolanos.
Escalar el discurso papal de paz
instalándolo en el contexto de la contención de una tercera guerra mundial
parece más promoción que realidad. Por supuesto si nos plantamos en el axioma
popular de que, si es posible que suceda
una cosa en algún momento sucederá, todo es posible, pero seamos realistas
por ningún lado se ve la posibilidad de una tercera guerra mundial. Conflictos
focalizados entre algunas naciones siempre habrá, habrá también algunos que
lleguen a las armas, así mismo habrá la participación de otras naciones para
tratar de sofocarlos o inhibirlos, pero en el horizonte no veo una nación que
trate de dominar al mundo por las armas, bueno cuando menos en mi horizonte, yo
no tengo asesoría divina.
En este juego todo cuenta y la
historia de Jorge Mario Bergoglio tuvo que ser ajustada. La línea era demasiado
delgada y más bien propensa a ser considerado simpatizante de la dictadura del
General Videla en Argentina, pero bien se puede decir que cuando menos fue
omiso, ya que no se sabe que decidida y públicamente se haya lanzado contra la dictadura. Para cambiar esto ahora se
menciona que protegió a algunos sacerdotes y se hace énfasis en su misión
pastoral.
Pues así están las cosas. Su
mediación entre Cuba y Estados Unidos es imposible de comparar con lo hecho por
Juan Pablo II en Polonia, sencillamente porque en Polonia la dictadura terminó
y en Cuba ya dejaron bien establecido los Castro que mientras ellos vivan su
dictadura jamás terminará.
Adolfo Camacho Gómez