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sábado, 14 de agosto de 2021

GRAN DILEMA: ¿ES SEGURA LA ESCUELA PRESENCIAL? ¿PELIGRAN MIS HIJOS?

 

Las clases a distancias, sobre todo, para los niños de primaria y secundaria han sido un rotundo fracaso en México. La deserción escolar fue brutal. según un comunicado del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para el siclo escolar 2020-2021 se dejaron de inscribir 5.2 millones de personas. Solo se inscribieron 32.9 millones de estudiantes, que representan el 60.6% de la población de entre 3 y 29 años. La encuesta señala que la falta de recursos fue la causa principal para que los estudiantes no se inscribieran. Lo que contradice la cantaleta del presidente de “primero los pobres”. El País

Según un estudio de la Unesco en América Latina, las clases a distancia han generado un retraso en el nivel educativo equivalente a un año escolar, en el 70% de los estudiantes de todos los niveles. Las clases por televisión convirtieron al estudiante en un sujeto pasivo. El maestro quedó imposibilitado de conocer con la inmediatez necesaria si su enseñanza era o no asimilada por sus pupilos. Los Ángeles Times

Otro aspecto que incide gravemente en la educación a distancia es el acceso a internet. El más reciente comunicado del Inegi en conjunto con el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) señala que solo el 78.3% de la población urbana tiene acceso a internet, pero en las zonas rurales cae estrepitosamente al 50.4%. Ahora bien, una cosa es que se tenga acceso y otra muy diferente es que se pueda pagar el servicio. La caída de los ingresos de millones de familias, no solo les impidió inscribir a sus hijos a la escuela, sino también, pagar la suscripción a internet.

Queda claro que volver a las clases presenciales es una prioridad inminente. De que esto suceda es responsabilidad del gobierno en todos sus niveles, Municipal, Estatal y Federal. Pero el Federal, como rector indiscutible de las políticas de educación y de salud, y quien controla los recursos necesarios para que esto suceda, es el principal responsable.

¿Cuál es la situación?

Conforme una publicación de Milenio 11,054 planteles educativos han sido robados o vandalizados, cuyo costo asciende 1,105,400,000.00 pesos. Esa cifra únicamente corresponde a los destrozos y equipamiento robado, tanto de administración; muebles, equipo de cómputo, equipo de aire acondicionado, etc., así como destrozos de instalaciones; puertas, ventanas, sanitarios, etc. El daño ya fue hecho, pero, si es bien conocido que esto sucede año con año en el corto periodo de vacaciones ¿No pudieron prevenirlo, en vista que el cierre se prolongó por año y medio?

Ya que el ejército, la marina y la guardia nacional, bajo la premisa de “abrazos no balazos” no están dedicados a contener la delincuencia ¿No pudieron organizar rondines en colaboración con las policías estatales y municipales? ¡Qué falta de imaginación y previsión!

Pero esa cantidad multiplicada por 6 o 7, se requerirá para poner en condiciones de operar las 500,000 escuelas de solo el nivel básico y secundaria. El presidente, desde su púlpito mañanero ya ordenó que los maestros y padres de familia se pongan de acuerdo para limpiar las escuelas. Me pregunto ¿Acaso él y su Señora esposa irán a limpiar la escuela de su hijo menor? Muchos dirán; el presidente está muy ocupado, pero ¿Acaso no lo están también los padres de familia? Aun así, demos por sentado la solidaridad de los padres, pero poner en condiciones de operar las escuelas no solo es cosa de limpiar; se requieren servicios de plomería, fontanería, electricidad y pintura. Montaje de bebederos, lavamanos e instalaciones sanitarias en cantidad suficiente para evitar la aglomeración de los alumnos. Estos trabajos debieron iniciarse hace meses, no a 30 días del anuncio del reinicio de clases presenciales. Es prácticamente imposible que las escuelas estén en condiciones de recibir a sus alumnos en tan escaso tiempo.

Vayamos a lo más importante, la salud de los niños, padres, maestros y personal administrativo e intendencia.

Our World in Data registra que en México se han aplicado 74.8 millones de dosis, pero con vacunación completa, es decir doble dosis, solo 28.4 millones, es decir el 22.2% de la población solo se ha vacunado completamente. Significa que el 77.8% de la población mexicana está en riesgo de contraer la covid-19 y caer gravemente enfermo, porque no tiene ninguna protección o solo está protegido parcialmente. La premisa pronunciada por el presidente de “Llueve, truene o relampaguee, el 30 de agosto iniciarán las clases presenciales” raya en lo criminal, ya que entre ese 77.8% de no vacunados están precisamente los niños menores de 18 años, que el presidente quiere a toda costa que inicien sus clases presenciales.

Cuando se le preguntó si se autorizaría la vacunación para los menores de 18 años, en un desplante de cinismo contestó "No estar sometidos, Sujetos, Subordinados a que las farmacéuticas sean las que nos digan: falta una tercera dosis, una cuarta dosis, falta que se vacunen los niños. Hay que ver científicamente si es necesario. Es como cuando se va a comprar algo, no debemos ser consumistas". Enfatizó que estas compañías farmacéuticas solo quieren hacer negocio.El Finaciero

Es un cinismo descarado, porque el presidente tiene perfecto conocimiento que en Estados Unidos y otros países de Europa se está vacunando a niños hasta de 6 años. ¿Por qué en esos países se ha extendido la vacunación a los menores? Porque es un hecho CIENTÍFICO que la covid-19 no respeta edades y que la nueva variante Delta es mucho más contagiosa, precisamente con los menores que no están inmunizados.

¡Cómo le duele al presidente gastar en la salud de los mexicanos. Para ejemplo los niños con cáncer! Pero también expresó, en otro momento, cuando la escasez generalizada de medicamento hizo crisis ¡Qué los médicos las compren de su sueldo, ganan mucho! 

El presidente sabe perfectamente que en México, hasta el pasado 13 de junio se han contagiado 52,810 niños y en el periodo del 12 de abril 2020 al 13 de junio 2021 han muerto por covid 569 niños. Expansión Política

Para colmo, la Secretaría de Educación Pública ha emitido un documento que deben firmar los padres, donde se hacen responsables de que sus hijos asistan a clases presenciales. En pocas palabras si por desgracia muere un niño; el gobierno, el sistema de salud y el sistema educativo se lavan las manos. ¡Qué, allá los padres lloren su pérdida! ¡Qué descaro!

¿Habrá disponibilidad en todas las escuelas de máscaras y cubre bocas para los niños que no tengan posibilidad de adquirirlos?

¿Se dotarán a todas las aulas de medidores de saturación de bióxido de carbono?

¿Se tendrá en las escuelas la disponibilidad de pruebas rápidas covid y personal capacitado para aplicarlas?

¿Habrá los protocolos para detectar si un niño está contagiado de covid y diferenciar de otra enfermedad, y en su caso se dará seguimiento para controlar la cadena de contagios en la escuela y el entorno familiar?

¿Se tendrá el equipo y personal capacitado para la sanitización de aulas?

Algunos dirán: ¡Pide demasiado!

Solo pido lo necesario para que nuestros niños transiten el siclo escolar sanos y con vida: ¿Usted No? 

El dilema no es si las clases presenciales deben reiniciar, la disyuntiva es si están dadas las condiciones en este momento para que los niños y jóvenes asistan con la seguridad de que se ha hecho todo lo necesario para minimizar al extremo los contagios y si las autoridades gubernamentales han hecho todo lo que la Organización Mundial de la Salud sugiere para que esto suceda en completa seguridad, para proteger lo más preciado que tiene una nación; sus niños, jóvenes y maestros. 

La respuesta es:

                                   ¡EN MÉXICO NO!



Adolfo Camacho Gómez

 



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