Este 6 de junio cuando vaya a votar y por favor hágalo, cuando emita su voto piense en todas las personas que deberían estar votando y no lo podrán hacer por la cruel y desalmada actuación de este gobierno. Por ellos, ¡NO LE DÉ UN SOLO VOTO A MORENA Y SUS PARTIDOS SATÉLITES!
¿PODRÍA haber un hombre más cruel,
inhumano, ruin y desalmando, que una persona, que con plena conciencia expone
inexorablemente a millones de sus gobernados a enfermar de gravedad o a cientos
de miles de ellos a morir inevitablemente?
Pues si lo hay, ese hombre es el presidente
de México, López Obrador.
López no puede negar que desconocía la
gravedad del brote del nuevo virus. La información científica que había desde
diciembre de 2019 e inicio del 2020 develaba que, la covid-19 era una
enfermedad muy grave, altamente contagiosa, que se extendía por el mundo como pandemia
con una virulencia no vista desde cuando menos hace cien años.
¿Por qué? Cuándo ya tenía, López, en sus
manos esa información se atrevió a engañar a todo el pueblo mexicano, minimizando
la gravedad, con expresiones como estas:
“No se preocupen, solo es como un resfriado
común” o “Salgan a comer a los restaurantes, NO PASA NADA, ABRACENSE”, negándose
desde siempre a usar cubre bocas, induciendo con su ejemplo a millones de
personas a no usarlo y aun inevitable contagio.
Para entonces el gobierno chino ya había
sellado a canto y lodo la ciudad de Wuhan, que fue el foco de la pandemia y se
aprestaba a construir en cosa de días nuevos hospitales.
¿Qué fuerzas oscuras, entonces, llevaron al
presidente de México, a minimizar de forma que raya en lo criminal la gravedad
de la pandemia?
Solo hay una razón. El presidente debe padecer un trastorno de la personalidad que lo lleva a tener una falta total de empatía. Dirían los estudiosos de estos trastornos, que la falta de empatía es sintomática del narcisista. Descrita como: Grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. Ese trastorno lo llevó a implantar el austericidio (austeridad llevada a la insania), negando el gasto en salud para destinarlo a sus obras faraónicas; tren Maya, refinería Dos Bocas y aeropuerto Felipe Ángeles.
China, por supuesto, y los países de
Europa, sin dudar un segundo, se volcaron a invertir y gastar enormes sumas de
dinero, primero; para reforzar sus sistemas de salud, adquirir insumos de
protección para todo el personal médico, hacer masivamente pruebas para
detectar la enfermedad, y así poder aislar a los enfermos y evitar contagios. Y
segundo; cuantiosos apoyos masivos a personas que fueron obligados a confinarse, y a empresas que tuvieron que cerrar.
En cambio, en México, López Obrador, se
mostró brutalmente inhumano. Mintió descaradamente cuando dijo en una de sus
mañaneras del mes de marzo de 2020, que nuestro país estaba totalmente
preparado para enfrentar la pandemia, pero muy pronto la realidad le explotó en
la cara. No pudo ocultar lo que todos vimos; médicos sin el equipo necesario,
falta de medicamentos, falta de ventiladores, falta de camas, no se hicieron
pruebas masivas para detectar la enfermedad. Y cuando el personal médico empezó
a manifestar estas carencias, con el mayor cinismo, López, respondió que los
médicos mentían, que eran fifíes. Pero lo peor vino cuando los muertos se
empezaron a acumular y culpó a los medios por hacerse eco de la tragedia que
cubría todo el territorio nacional.
223 mil muertes por la covid-19 dice la
cifra oficial al día de ayer, pero la cifra real ya rebasa los 550 mil
fallecidos, muchos, la mayoría, dicen especialistas locales y extranjeros, se
pudieron haber evitado. Ahora lo sabemos, porque podemos comparar los países
que lo hicieron bien y los que lo hicieron mal. México lo hizo muy mal; primer
lugar mundial en letalidad y primer lugar mundial en muertes del personal
médico.
Al día de hoy podemos afirmar que no hay
familia en México que no haya padecido la muerte por la pandemia de un familiar,
pariente o amigo.
También negó todo apoyo las empresas que tuvieron que cerrar sentenciando “Las empresas que tengan que quebrar que quiebren”, sin tener en cuenta que los empleos se deben a las empresas, lo que llevo a la pobreza a más de 15 millones de personas que se quedaron sin empleo. Pero tampoco hubo ayuda para todos ellos.
La vacunación ha sido otro desastre. Se
anuncia con bombo y platillo la compra de millones de vacunas, pero se reserva
toda la información sobre dichas compras. Es decir, López, dice que las compraron,
pero le niega al pueblo conocer cantidades de dosis, precios y farmacéuticas con
que se hicieron dichos contratos. La opacidad de que acusaba, López, a
gobiernos anteriores, hoy es la norma en su gobierno.
Hacen un circo para la recepción de las
primeras vacunas, televisivamente se sigue la trayectoria de un avión minuto a
minuto, arriba a la ciudad de México, funcionarios de primer nivel se agolpan
en el aeropuerto para salir en la foto, baja un contenedor, el ejército lo
escolta, y no esperamos mucho para saber que solo habían llegado 3 mil dosis, si solo
3 mil de las millones prometidas.
Así empezó el viacrucis de la gente esperando
las vacunas. Fueron llegando unos miles de dosis un día, otros 20 o 30 mil otros días, pero los millones
nunca llegaron.
Por fin inició la aplicación, y la
impericia y falta de preparación del personal se hizo patente, pero eso sí, el
uso electoral no se hizo esperar, los “servidores de la nación” eran más que el
personal médico. Y las truculencias salieron a relucir; por acá que la jeringa tenía
pura agua, más allá que estaba vacía y la última; que cada frasco de Pfizer
está diseñado para proporcionar solo 6 dosis y si hay un remanente se debe desechar
y por ningún motivo combinar los remanentes de varios frasquitos. Pero aquí en
México estaban sacando 7 dosis de cada frasquito ¡No faltaba más!
Por último, el día de ayer, López, en su
mañanera, anunció que México ocupaba el noveno lugar mundial en vacunación y
que habíamos avanzado varios lugares. Otra GRAN MENTIRA, según el Covid World
Vaccination Tracker que publica el New York Times, México ocupa el lugar 68 de
alrededor de 180 países que mide, con solo un avance del 15% de la población
total vacunada.
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