Juan Jacobo
Rousseau, “Quien autoproclamándose el hombre más recto, más honesto y más íntegro
de la historia, se atrevió a declarar que “si alguien sabe de hechos que
contradigan lo que acabo de decir…que examine con sus propios ojos mi
naturaleza, mi carácter, conducta, inclinaciones, placeres, hábitos, y si puede
considerarme un hombre deshonesto, es él mismo un hombre que merece ser
estrangulado”- Paul Johnson-Intelectuales.
Que pronto el
hombre que decía amar a la humanidad y auto proclamarse el más honesto y
más íntegro, quiere estrangular al individuo que no crea a pie juntillas en la
opinión de sí mismo. No pide que sea tildado de mentiroso, no pide que dichas
opiniones sean desoídas, no pide que el hombre que contradiga su opinión sea
exiliado o encarcelado, pide que sea
asesinado mediante la estrangulación. No se necesita indagar mucho en su
vida para darse cuenta que la honestidad no era su proceder cotidiano. Tuvo 5
hijos con Teresa, su sirvienta, y a cada uno los fue abandonando en un orfanato
el “Hospital del Niños Expósitos”. Jamás se preocupó por ello y jamás supo que
fue de ellos, no obstante que era bien sabido que un tercio de los niños que
llegaban a ese orfanato no sobrevivían los primeros años de vida.
No es el primero ni será el
último personaje de la historia que se auto proclame ser el más honesto sobre
la tierra. Yo no creo en ellos.
Andrés Manuel López Obrador
(En adelante escribiré AMLO ya que este acrónimo suele ser más conocido que su
propio nombre) se ha proclamado el más honesto de México. Él califica a todo individuo que
no sea él, de corrupto y deshonesto. Uno de los slogans que ha utilizado para promocionar su persona fue honestidad valiente.
Soy solo uno de los 122
millones de mexicanos y uno de los 87 millones de los ciudadanos con
posibilidades de votar, lo que me da derecho a cuestionar las opiniones de los
políticos pero por sobre todo los que pretenden gobernarnos.
Veamos, AMLO fue militante
del Partido Revolucionario Institucional (PRI) desde muy joven, hasta 1988,
cuando se unió al Frente Democrático Nacional liderado por Cuauhtémoc Cárdenas,
es decir, por alrededor de 15 años no solo militó, sino que ocupó puestos
relevantes en ese partido, pero también desempeñó cargos públicos en los
gobiernos que comandaba el PRI. Durante todo ese tiempo bien aprovechó todas
las oportunidades para avanzar dentro de la estructura política del PRI y
beneficiarse de los puestos públicos que solo se repartían entre los militantes
de ese partido.
Durante ese periodo jamás dijo una palabra sobre la corrupción
que medraba en el PRI, no dijo una palabra de las elecciones amañadas, ni del
robo de urnas, ni del desvió de dinero de los gobiernos para financiar las
campañas PRIistas. No dijo una palabra sobre la corrupción de los gobiernos del
PRI, ni del reparto de prebendas, ni del reparto de contratos, ni de la
malversación de presupuestos gubernamentales, ni de las inmensas fortunas mal
habidas de innumerables políticos PRIistas a costa de la pobreza de los
mexicanos. Todo era tan evidente que se popularizaron algunas frases que
describían tal grado de corrupción; “No me des, nomás ponme donde haya, que de
agarrar yo me encargo” o esta otra “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el
error”. Ante lo evidente, durante ese tiempo, nunca escuchamos la voz acusadora de AMLO, sino solo un silencio cómplice. Solo después, cuando por dos
ocasiones perdió la elección para gobernador del Estado de Tabasco y por dos
veces la elección para la presidencia de México, que empezó a denunciar todo lo
que acepto en silencio cuando militaba en el PRI.
“La lucidez retrospectiva y la valentía
retroactiva son una forma del conocimiento inútil”. Jean-François Revel.
Por cierto, el Frente
Democrático Nacional en realidad no nació como un combate frontal contra la
corrupción. No, el Frente Democrático Nacional fue formado por un grupo de
integrantes del PRI que renegaron del mismo por qué le fue negada la
candidatura presidencial de ese partido al Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
Renegaron del “dedazo” (Palabra con
la que se designaba a la nefasta costumbre de la prerrogativa que se abrogaba
el presidente en turno para designar a su sucesor) costumbre que habían acatado
y apoyado desde siempre y de la que por cierto fue beneficiado el propio padre
del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas – el General Lázaro Cárdenas – cuando fue
designado, mediante el dedazo,
candidato y virtual presidente de México por el General Plutarco Elías Calles, dedazo que el propio General Cárdenas
utilizó para designar a Manuel Ávila Camacho como su sucesor. Solo renegaron de
dicha práctica cuando no se beneficiaron de ella. En ese grupo, como ya lo
mencioné, estaba Andrés Manuel López Obrador, quienes posteriormente formaron
el actual Partido de la Revolución Democrática(PRD), que por cierto, como es
del dominio público, la democracia interna en ese partido no es algo para
presumir.
La honestidad de AMLO no fue
precisamente su distintivo cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
“La entidad federativa con mayor
percepción de corrupción es el D.F. con 95.3, diez puntos por encima de la
media que es de 85%.” – Maria Amparo Casar-México: Anatomía de la Corrupción. http://imco.org.mx/wp-content/uploads/2015/05/2015_Libro_completo_Anatomia_corrupcion.pdf
Gustavo Ponce, secretario de
finanzas del Distrito Federal, uno de sus principales nombramientos y
supuestamente hombre de toda su confianza, fue descubierto en Las Vegas
gastando y apostando millonarias cantidades de dinero mediante videos que se
hicieron públicos. AMLO lo defendió tozudamente hasta que ya fue tan evidente
el saqueo de las arcas del gobierno por este personaje, que se decidió a actuar
en su contra, solo que ya era demasiado tarde, el pájaro había volado.
Hay algunas conclusiones
sobre este asunto o si se quiere simples opiniones:
Puede ser que AMLO sea una
persona sumamente cándida, por no mencionar la palabra que los mexicanos
utilizamos popularmente para ello y que su sub-alterno de confianza se haya
pasado de listo. Pero querer dar la impresión ante la opinión pública de que no
sabía lo que pasaba en la oficina de alado es muy difícil de aceptar.
Es muy probable que si el Sr.
Gustavo Ponce malversaba los dineros del pueblo con tanta desfachatez y era el
jefe principal de la entidad donde se manejaban todos los dineros del Distrito
Federal, haya habido otros, bajo su mando o su derredor, que hacían lo mismo
pero que AMLO lo ocultó para minimizar el escándalo.
Es muy probable que si el más
importante de sus colaboradores fue tan corrupto, cínico y actuó con tanta
impunidad – por qué AMLO no hizo nada a pesar de los videos hasta que las
autoridades de los Estados Unidos denunciaron el hecho- hubiera otros de primer
nivel que también lo estaban haciendo.
Es del dominio público la
gran corrupción que priva en las ventanillas de trámites del gobierno y la
policía. Y esto es así porque los altos
mandos lo solapan o son parte de la corrupción.
Durante su gestión como jefe
del gobierno del Distrito Federal utilizó todo el poder y la estructura
gubernamental para proponer su persona en vistas de su futura candidatura para
la presidencia de la república, exactamente igual que todos los gobernantes del
PRI que tanto critica; pero solo cuando abandonó ese partido.
Dejar hacer y dejar pasar es
también un acto de corrupción y no puede decir, ni mucho menos, que la
corrupción desapareció durante su mandato, vamos ni siquiera disminuyó.
Si el gobierno de AMLO en el
Distrito Federal fue tan honesto como él quiere que creamos, por qué resguardó
la información de su gestión hasta que prácticamente él esté muerto.
Una prueba de su honestidad
valiente sería que solicitará, más bien, que exigiera que toda la información
de su gestión en el Distrito Federal se haga pública de inmediato.
Como prueba de su honestidad,
inocentemente dice AMLO que ni siquiera tiene tarjeta de crédito. Pero eso no
es prueba de honestidad, más bien todo lo contrario. Es bien sabido que los
mafiosos, los narco-traficantes y los evasores de impuestos solo operan con
efectivo para no dejar rastro de su dinero. De hecho el Servicio de
Administración Tributaria obliga que todas las transacciones se hagan con cheque
o con tarjeta de crédito o débito, excepto las que impliquen cantidades
mínimas.
Como otra prueba de
honestidad AMLO manifiesta que no posee ninguna propiedad porque la casa que
tenía la ha heredado a sus hijos y la casa en la que vive es de su esposa. De
nueva cuenta decir que no tiene ninguna propiedad no es ninguna prueba de
honestidad, otra vez todo lo contrario. Acaso no es del dominio público que
algunos políticos utilizan testaferros para de esta manera pasar por humildes servidores
públicos. Y acaso ¿No hay una acusación, cuando menos pública ya que no
oficial, contra el Presidente Peña Nieto por el asunto de la “casa blanca” que
dijo que compró su esposa?
Según la biografía publicada
en Wikipedia, AMLO nunca ha trabajado en la iniciativa privada ni ha tenido una
actividad empresarial por pequeña que esta sea, de hecho así lo ha expresado él
mismo, dice que no tiene bienes inmuebles, ni inversiones financieras, ni
acciones de ninguna empresa. Es o desea
presentar la imagen de un hombre pobre, casi un indigente. Pero lo que podemos
apreciar, cuando menos desde nuestra barrera, no es la vida de un hombre pobre
ni menos indigente. La realidad es que desde siempre a subsistido de los
dineros de los partidos políticos o de los sueldos cobrados en los puestos gubernamentales
que ha desempeñado, es decir, de nuestros impuestos.
Pero hay un lapso nebuloso de
su vida, el periodo en que dejó la Jefatura del Distrito Federal en 2005 hasta
que le fue aceptado el registro de su nuevo partido político morena en 2015, de donde dice le pagan,
ahora, un sueldo de 50 mil pesos mensuales, de nueva cuenta de nuestros
impuestos. Por cierto nada despreciable comparado con los 2.2 mil pesos
mensuales de salario mínimo que perciben casi la mitad de los trabajadores. Pero
por supuesto no dice una palabra de los gastos personales, como; automóviles, teléfonos,
alimentos, viajes, protección y demás que sufraga a través de su partido morena. De nueva cuenta, por supuesto,
de nuestros impuestos.
Pues bien, durante ese
periodo de 10 años en que AMLO ni trabajó en la iniciativa privada ni desempeñó
un puesto gubernamental, dice él, que se mantuvo de los donativos que donantes
anónimos depositaban en una cuenta bancaria. No explica quienes eran los
donantes, ni de cuanto era el monto de las donaciones, ni presenta estados de
cuenta bancarios que nos indiquen el manejo de dichos recursos. No muestra
declaraciones de impuestos que manifiesten que cumplió puntualmente con su
pago. Agrega también que recibió ingresos por regalías de sus libros y por la
presentación personal de conferencias. De nuevo no ofrece ninguna información
de los ingresos recibidos por estos conceptos.
Es ampliamente conocido el
hecho de abrir cuentas bancarias al público para recibir donativos en caso de desastres
naturales con el fin de ayudar a la población afectada o incluso cuentas
bancarias abiertas con motivos más personales para ayudar en los onerosos
costos de alguna operación quirúrgica.
Pero que Andrés Manuel López
Obrador haya recurrido a esa argucia para mantenerse él y su familia durante
diez años no solo es ilegal es indecente. El hombre que insiste por tercera vez
que quiere ser presidente de México, no pudo o no quiso desempeñar un trabajo
honesto durante 10 años, prefirió vivir de los donativos de esos millones de
pobres a los que dice defender y que solo engaña con promesas utópicas
imposibles de cumplir.
Todo mundo es libre de creer
en lo que quiera y en quien quiera. Yo no creo en la honestidad de AMLO.
Adolfo Camacho Gómez
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