Mexicali, B. C.

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Mexicali, B. C. México

lunes, 17 de julio de 2023

EL TERROR, LA NUEVA EXTRATEGIA DEL CRIMEN ORGANZADO

 Fechado el 25 de enero de 2019, un informe de la ATF (Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos) advirtió a Sedena, Marina FGR, al SAT, entre otras dependencias mexicanas de los riegos por el uso de explosivos por el crimen organizado, como los usados en el coche bomba de Celaya y el ataque en Tlajomulco, Jalisco. Nota publicada por el portal digital La Silla Rota el 13 de junio 2023.

Foro publicada por La Silla Rota Guanajuato.
Aquí puede leer el reportaje de Patricia Robles

Como es costumbre de López Obrador, en lugar de tomar nota de la advertencia, lo que hizo fue descalificarla, minimizando su gravedad. Pero no se quedó ahí, echó del país a los agentes de la DEA (agencia para el Control de Drogas de Estados Unidos) que cooperaban con las agencias mexicana en el combate al narcotráfico, pero también canceló todo tipo de colaboración con dicha agencia, cancelando además el cruce de información. Posteriormente se dijo que permitiría que agentes de la DEA operaran en México, pero estos deberían estar bien identificados, no portar armas e informar con minuciosidad sus operaciones con anticipación. Es decir, dejarlos expuestos e indefensos ante las bandas de narcotraficantes, pero también sin la secrecía que requiere su operación, ya que no tienen ninguna seguridad que la información que proporcionen a las agencias mexicanas sea filtrada a los criminales.

Bombas transportadas por drones, bombas puestas en caminos para matar a quienes pasen sobre ellas, bombas accionadas a distancia, minas antipersonales, granadas de fragmentación, carros bomba, lanza granadas portátiles. Cualquier semejanza con una guerra es una realidad. Es un hecho que, en algunas zonas de México, que cada vez son más, se vive una guerra de bajo perfil, que ha producido en casi 5 años de la administración de López Obrador más de 158 Mil asesinatos, 46 Mil desaparecidos y 380 Mil desplazados.  

Desde el inicio de la presente administración, con la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, los enfrentamientos de las fuerzas armadas con las bandas del crimen organizado han sido continuos. Pero en los primeros años era claro que los militares tenían la instrucción de su comandante en jefe, el presidente de la república, no confrontarlos por su estrategia de “Abrazos no Balazos”. Esto originó en no pocas ocasiones, vergonzosas situaciones donde vimos a los militares ser ultrajados por los delincuentes. En el transcurso de este año, al parecer por el hartazgo de los militares, éstos empezaron a confrontar con fuego a las bandas criminales, quienes ya se han apoderado de vastas zonas del territorio nacional. Está respuesta del ejército y la marina inevitablemente a producido el abatimiento de delincuentes por un lado y de militares por el otro, siendo claro el balance a favor de los militares.

Este cambio de actitud y respuesta de las milicias mexicanas, es palpable que cambió la forma de actuar de la delincuencia organizada. Aquí es donde entra en escena la utilización del terror por parte de los criminales; el abandono de cuerpos en frente de presidencias municipales o cuerpos colgados en puentes con narco-mantas que denunciaban la supremacía sobre tal o cual territorio o amenazas contra autoridades, y masacres a plena luz del día. Estas atrocidades se volvieron tan cotidianas que empezaron a dejar de ser noticia, al menos de primera plana.

Si bien, desde 1919, según el reporte de la ATF, se sabía que la delincuencia organizada se estaba armando con artefactos explosivos, no habían hecho uso de ellos, cuando menos, no en la proporción que lo han hecho este año. Algo sucedió al interior de las organizaciones criminales; es posible que se sintieron arrinconados por las fuerzas armadas. Es posible todo lo contrario, es decir, que el nivel de apertrechamiento que han alcanzado, hace que no sientan ningún temor de enfrentar de tú a tú al ejército y la marina, en mi opinión es lo más probable. El hecho es que el terror por medio de artefactos explosivos hizo su descarnada y descarada aparición en las últimas semanas, ciudades enteras y sus habitantes ahora viven aterrorizados.

Cuatro años tuvieron las autoridades. Cuatro años en que cerraron los ojos. Cuatro años en que dejaron crecer al crimen organizado.

Lo que ha pasado en los últimos días en el Estado de Guerrero, específicamente en su capital Chilpancingo, solo es una demostración de la fuerza que han alcanzado las bandas de criminales. Negar que quien manda en ese Estado es el crimen organizado, es imposible. Obligaron a las más altas autoridades del Estado a sentarse a negociar con ello ¿Qué negociaron, que concesiones les hicieron? Algún día se sabrá. Pero el hecho es que la ley y las autoridades claudicaron. Cierto, este desastre no se produjo por generación espontánea en esta administración, pero es imposible ocultar el descarado vínculo que hay con ésta última.

México no merece esta tragedia, no merece que millones de mexicanos vivan en una constante incertidumbre, no merecen las mujeres de este país vivir una zozobra que nunca termina. México no soporta más tener un presidente que se burla de las masacres, que les dice a los mexicanos que todo está bien, cuando el pueblo lo sufre en carne viva.

Pero no todo está perdido, ha aparecido una pequeña luz en esta ya larga noche oscura, una luz que brilla con energía propia y que la gente ha empezado a identificar con un corazón y una equis en su centro ¡Xochitl! @XochitlGalvez


 

Adolfo Camacho Gómez.

lunes, 10 de julio de 2023

LA PERVERSA POLÍTICA DE ABRAZOS NO BALAZOS DE LÓPEZ OBRADOR.

Imagen publicada por el periódico Excelsior.
(Autos quemados con el único propósito de aterrorizar)

La muerte en México tiene una particularidad, y es que, ante ese hecho y su misterio inescrutable, cuando ésta sucede el 77% de la población que se declara católica y no pocos de los que no lo declaran, acuden ante el sacerdote más cercano para que el fallecido reciba los santos oleos o cuando menos la bendición del presbítero.

Esta circunstancia hace que la curia católica conozca de primera mano la desgarradora tragedia que en estos momentos está viviendo México, por la violencia desatada y sin freno que la política de “Abrazos no balazos” impuesta por López Obrador, ha caído como plaga bíblica sobre toda la población. Ellos conocen de primera mano el desamparo que viven las viudas y huérfanos o padres y madres de los más de 160 mil asesinados, los más de 40 mil desaparecidos y 380 mil desplazados internos en México, producto de la violencia sin control del crimen organizado.

La perversidad de López Obrador no tiene límites al ser consciente que, su estrategia para combatir al crimen organizado no ha tenido ningún resultado positivo, sino que, todo lo contrario, ha empoderado a las bandas criminales a tal grado que, en un trabajo de Héctor de Mauleón,  publicado por el periódico El Universal, señala que la presencia del crimen organizado se extiende en México a lo largo de 1.59 millones de kilómetros cuadrados, exactamente el 81% del territorio nacional, en donde 108 millones de mexicanos viven en riesgo potencial.

Ante esta situación la Conferencia del Episcopado Mexicano, hizo público un comunicado llamado “HACIA EL DIÁLOGO NACIONAL POR LA PAZ. Tanta muerte es un llamado a trabajar por la justicia y la seguridad”. La diócesis de Apatzingán publicó un video en que su titular, el obispo Cristóbal Ascencio García, en una de las misas dominicales mandó un mensaje al presidente Andrés Manuel López Obrador a propósito de su quinto aniversario como presidente de México.

“En vez de haber celebrado festivamente allá en el Zócalo ¿Por qué no celebrar un día de luto, de duelo nacional? No solo por los fieles de mi diócesis que han perdido la vida, por tantos hermanos de México. Celebrar un día de duelo y reconocer que en nuestro país hay más violencia que hace cinco años” https://youtu.be/sm4fe-QPkrg

¿Cuál fue la respuesta de López Obrador?

En lugar de reconocer que su estrategia es un total fracaso, se expresó encolerizado con diatribas e improperios contra los obispos y toda la curía católica. Solo un perverso, como López Obrador, que sabe el inenarrable sufrimiento causado por la violencia y el constante temor por los actos terroristas que a últimas fechas han adoptado las bandas criminales, no toma las medidas para corregir lo que haya que cambiar, pero peor, que no las tome teniendo todo el poder para hacerlo, poder absoluto que sí utiliza en otros casos contra sus adversarios políticos.

En el ocaso de su administración, López Obrador, es consciente, ni duda cabe, que ha sido un total fracaso, su odio, su resentimiento, su megalomanía y sus ansias de poder desmedido, le hicieron tomar el camino equivocado y dio al traste con algo que pudo ser de otra manera. En ello lleva su tragedia, pasará a la historia como uno de los peores presidentes que ha tenido México.

 

Adolfo Camacho Gómez.


lunes, 3 de julio de 2023

EL FRACASO DE JÓVENES CONSTRUYENDO EL FUTURO

 


López Obrador inició su administración cancelando un aeropuerto en la Ciudad de México que sería, si no el más grande, sí uno de los más grandes de toda América. Lo sustituyó por un aeropuerto que solamente tiene 14 puertas (espacios para recibir aviones) contra 84 puertas que en un inicio tendría el aeropuerto cancelado. El aeropuerto Felipe Ángeles, como se nombró al aeropuerto construido por López Obrador, es un aeropuerto que bien podría quedar en el rango de regional y fue inaugurado sin haber terminado la comunicación terrestre (tren y autopista). A poco más de un año de su inauguración se aprecia desolado con solo entre 15 y 20 operaciones al día, como consecuencia pierde 4 millones de pesos diarios en su operación.

Las otras 2 magnas obras de López Obrador, la refinería Dos Bocas y el Tren Maya, ambas aún sin terminar, correrán sin dudarlo la misma suerte y se convertirán en un sumidero de pérdidas. La razón es que estas obras se iniciaron sin haber elaborado con toda anticipación un proyecto de viabilidad financiera. Se dice que el aeropuerto Felipe Ángeles le fue propuesto a López Obrador sobre una mesa de restaurante en una servilleta de papel.

Pero, que tienen que ver estas obras con el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro. Su relación es que tanto éste como las otras se pensaron como detonantes de desarrollo y por supuesto la creación de empleo. La tragedia es que no ha sucedido ni lo uno ni lo otro.

El programa de Jóvenes Construyendo el Futuro tenía el objetivo de dar una oportunidad de trabajo de los “ninis”, a aquellos jóvenes que ni trabajan ni estudian. Sucintamente, se trataba de dar una oportunidad a aquellos jóvenes que desertaron de la escuela y no encuentran trabajo. Consistía en que toda clase de empresas, desde las más grandes hasta pequeños comercios y talleres, emplearan a estos jóvenes como aprendices durante un lapso de 12 meses en calidad de aprendices, no repetibles.

Un problema de origen fue que, como todo lo que ha hecho la administración de López Obrador, se echó a andar el programa sin reglas de operación y sin un mecanismo de supervisión. En el primer año de su operación la Secretaría de la función pública federal detectó una desviación de 28 millones de pesos. Se encontró que se registraron al programa negocios inexistentes, donde se inscribieron como beneficiarios a hijos y sobrinos del supuesto propietario. Propietarios que se registraron como beneficiarios del programa. Personas que recibían tanto beca del programa para estudiantes Benito Juárez como de Jóvenes Construyendo el Futuro. Personas que estaban registradas en empresas pero que no se presentaban a trabajar. Es decir, falsas empresas y falsos aprendices. Se llegó al extremo que, la corrupción se dio también al interior de la Secretaría del Trabajo, delegados y subdelegados metieron en el programa a sus trabajadores del hogar choferes y familiares. Aún con todas estas anomalías en su primer año no se logró el objetivo de integrar al programa 2 millones de personas, solo se inscribieron 800 mil. Fue tan obvio el fracaso que para el segundo año el presupuesto se redujo a la mitad.

El otro problema es la obsesión de López Obrador de aparecer como el origen de todos los favores, dar dinero directamente desde el gobierno federal haciendo creer a los beneficiarios que proviene directamente de él y de esa propaganda se encargan sus promotores llamados, demagógicamente, siervos de la nación. Y donde hay dinero, para repartir a manos llenas, sin reglas de operación y sin supervisión, es inevitable que la corrupción florezca y se desparrame.

Por último, el odio que López Obrador no disimula hacia la iniciativa privada, ligado a lo anterior, su necesidad de que la gente crea que todos los favores provienen directamente de él, evitó inevitablemente que el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro tuviera algún éxito. Porque el sentido correcto hubiera sido que los empresarios contrataran directamente a los jóvenes y que el gobierno retribuyera a las empresas mediante un subsidio sobre las prestaciones laborales (los costos de Seguro Social, Fondo de Vivienda y Fondo de Pensión). De esta manera habría un control tanto de las empresas como del gobierno y los aprendices se integrarían formalmente a las empresas. Pero de la forma en se ejecutó el programa y se sigue ejecutando, ni las empresas tienen control sobre los aprendices ni éstos se sienten obligados ante aquellas por qué su ingreso no lo reciben de la empresa sino del gobierno directamente. Vamos, no vaya a ser que los beneficiarios sientas más agradecimiento hacia la empresa que hacia López Obrador, eso jamás lo permitiría. La realidad es que es un programa clientelar que tiene objetivo electoral.

En este programa, como en otros que se trata de apoyar a la población más vulnerable, más desprotegida o con más carencias, el sello de la Cuarta Transformación de López Obrador, que nadie, bien a bien, puede explicar de qué se trata, es la ineficiencia y la corrupción.

 

Adolfo Camacho Gómez.