Ayer en el debate Andrés Manuel
López Obrador dijo que no era propietario de ningún departamento (Piso o
vivienda en un edificio) y que si le comprobaban la propiedad de alguno de
ellos se los regalaba a su acusador José Antonio Meade.
Hoy José Antonio Meade
presenta sendos Registros Público de la Propiedad de la Ciudad de México que
certifican que existen dos departamentos a su nombre. Por lo tanto Meade acepta
el regalo y ofrece entregarlos a los damnificados del terremoto sucedido el 19
de septiembre de 2017.
Posteriormente responde
Andrés Manuel López Obrador que cedió la propiedad de los departamentos a sus
hijos, mediante un juicio, cuando falleció su esposa, hace diez años.
La realidad es que no sé a
qué clase de juicio se refiere. Puede que sea un juicio testamentario en
relación a la herencia de su esposa fallecida. Puede que el haya cedido la
propiedad que le correspondía como cónyuge.
Ahora bien, hay un hecho
incontrovertible. Y es que en el Registro Público de la Propiedad de la Ciudad
de México existen dos propiedades a nombre de Andrés Manuel López Obrador.
¿Cómo puede ser esto? Muy
sencillo. Si dicho juicio existe, López Obrador incurrió en la negligencia en
que incurren muchos mexicanos, omitió registrarlo en el Registro Público de la
Propiedad, por lo tanto los departamentos siguen siendo de su propiedad. No
quisiera repetir aquello de “Mal de muchos consuelo de tontos”.
¿Qué tenemos aquí? Tenemos a
un candidato que quiere ser presidente de México y que se muestra sumamente
indolente al presentar su declaración 3 de 3. Nos muestra la personalidad que
ya ha salido a relucir en otras ocasiones. Las leyes, la legalidad, le
importan muy poco, cree que puede pasar por encima de ellas, para él son minucias sin
importancia. Por eso propone con la mano en la cintura; amnistía a los
criminales, perdón y olvido a los políticos corruptos. Por eso se metió en
aquel lío, sin sentido, por desobedecer la orden de un juez, enfrentando un
posible desafuero.
La pregunta es ¿Qué necesidad
tenía López Obrador de ofrecer regalar los departamentos? ¿Por qué no se limitó
a negar la propiedad?
La respuesta es que López
Obrador no lo pudo evitar, su carácter bravucón, que con mucho esfuerzo lo ha
tratado de reprimir en esta campaña presidencial, lo traicionó. Salió a relucir
el carácter pleitista, perdona vidas, que desprecia a todo aquel que no piensa
como él.
Si López Obrador se precia de
ser hombre de palabra, tendrá que regalar esos departamentos.
Adolfo Camacho Gómez
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