Las burlas y los chistes no se hicieron esperar, pero
tampoco el menosprecio por la mayoría de los “comunicadores”, cuando menos los
que yo leí en la red, escuché en la radio o escuché y vi en la televisión, sobre
la persona de Cuauhtémoc Blanco, ante su anuncio de competir por la pre
candidatura a la alcaldía de Cuernavaca por el Partido Social Demócrata (PSD).
Si en general fue noticia el anuncio del Cuau,
si se me permite llamarle a Cuauhtémoc Blanco como la fanaticada al
fútbol lo apoda cariñosamente, para los programas deportivos fue “La Nota”. En uno de ellos escuche decir, en clara
descalificación y casi con desprecio, que como se le ocurría a Cuauhtémoc
Blanco aspirar a ser presidente de una ciudad como Cuernavaca, se ponía en duda
en forma contundente su capacidad. Pero
también se dijo que los reglamentos de la FIFA (Federación Internacional de
Fútbol Asociación) no le permitían ser las dos cosas; hacer política y jugar fútbol,
lo que posteriormente confirmó la Federación Mexicana de Fútbol.
Es una realidad que la carrera de futbolista de Cuauhtémoc
Blanco está a punto de terminar, pero lo que no ha terminado y tal vez jamás termine
es su popularidad. Hoy domingo, cuando faltando solo 15 minutos para terminar
el partido se produjo el cambio para que el Cuau entrara a jugar por
su equipo Puebla, el estadio Azteca, la casa del equipo América contra quien
jugaban, le brindó una ovación unánime sin importar a que equipo apoyaban los
asistentes. Una cosa me quedó clara, que el pueblo piensa muy diferente de los
líderes de opinión y que éstos no tienen la más mínima idea de las opiniones
del pueblo.
Es bastante claro que el PSD haya ofrecido la candidatura a
Cuauhtémoc Blanco por su enorme popularidad y contar con ello para lograr los
votos suficientes para mantener su registro. Por otra parte es claro también
que sus posibilidades de ganar contra los partidos fuertes son mínimas. Pero
suponiendo lo imposible ¿Qué pasaría si ganara?
Debo decir que desconozco totalmente que preparación pueda
tener Cuauhtémoc Blanco y saben que ¡No me importa! Sé que es una persona
exitosa en lo que ha hecho toda su vida, en ese sentido es un triunfador. Y en
lo que alcanzo a percibir de su vida personal, por lo que públicamente se
conoce, parece ser un hombre honesto ¡Con eso me basta!
Me pregunto ¿Podrá ser peor que el ex presidente municipal convicto de
Iguala y de tantos otros municipios de Guerrero y Michoacán o de innumerables presidentes municipales a todo lo largo y ancho de la república, grandes o pequeños, señalados de
ineptos y corruptos?
Adolfo Camacho Gómez
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