Marcha por la paz en Tampico, Tamaulipas, México. |
Ahora Peña
Nieto nos viene a decir que los asesinatos dolosos han disminuido 17%¹. Resulta
que ahora él lleva su cuenta particular. Todo lo que vemos los mexicanos todos
los días no cuenta. Quien en su sano juicio puede creer semejante disminución.
De nueva
cuenta los medios parecen estar en el juego de Peña Nieto porque no he visto
que cuestionen sus cifras como lo hacían en el sexenio de Calderón que llegaban
a desmentir las cifras oficiales hasta si diferían con un solo dígito contra
sus propios registros.
En el
sexenio de Calderón prácticamente todos los medios llevaban al día sus propias
cifras y parecía un deporte cotejarlas con el medio competidor y publicarlas a
ocho columnas.
Ahora los
medios dan a conocer algunos de los asesinatos y los hallazgos de tumbas
clandestinas, porque es claro que no todos, y parece ser que a nadie le importa
ahora llevar la cuenta exacta, ni maximizar los hechos como lo hacían en el
sexenio de Calderón. Me pregunto por qué. ¿A caso los medios ya hicieron su
pacto con Peña Nieto? ¿A cambio de qué? ¿O amenazados con qué?
Está más que
claro que Peña Nieto de nuevo le miente al pueblo mexicano y en forma descarada
manipula las cifras para tratar de justificar que no ha podido contener la
criminalidad en México. Tamaulipas, Sinaloa, Michoacán, Guerrero, Veracruz son
solo una muestra. Y ahora el Estado de México. Estado que él gobernó y en donde en aparente complicidad con los
medios, que manejaba a su antojo, y que parece que hoy lo hace con mayor
eficacia, ocultó las verdaderas cifras
de narcotráfico y criminalidad que ahí había y que ahora están saliendo a la
luz inconteniblemente. Criminalidad y narcotráfico que no brotó ahora por arte
de magia, existía durante el gobierno de Peña Nieto quien en vez de atacarlo lo
dejó crecer a ciencia cierta, porque no se puede explicar de otra manera, con
el fin de dar la falsa imagen de que en el Estado que él gobernaba no pasaba
nada malo, mientras gastaba cientos de millones de pesos en publicidad en plena
campaña para la presidencia desde la gubernatura que el detentaba. Ahora el
actual gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, ante la incontrolable
ola de criminalidad y narcotráfico que heredó, ha tenido que pedir la presencia
del ejército y la policía federal.
Muy pronto Peña Nieto quedó en ridículo, ya que
no le quedó otro camino que mandar al ejército y a la policía federal para
contener la criminalidad y el narcotráfico, como lo había hecho Calderón, para
sofocar los brotes en todos los rincones asediados de México. Hecho que durante
toda su campaña gritó que no haría.¹ El 14 de agosto Enrique Peña Nieto ha declarado que los homicidios dolosos han disminuído 27%. Conforme la realidad percibida por la ciudadanía en su vida cotidiana no puedo más que decir que solo parecen cifras alegres acompañadas de un vergonzoso silencio complice de muchos medios de comunicación.
Adolfo Camacho Gómez
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