La revolución castrista enarboló la bandera de acabar con la
dictadura de Fulgencio Batista. Pero después de 55 años veo con tristeza que
aquella fue sustituida por otra más férrea e intolerante. Con la perniciosa
maldad de que ésta se ha convertido en una mezcla de dictadura imperial y
reinado hereditario, al estilo de la más
rancia tradición monárquica. Una ironía que se repitió inexorablemente en todos
los países que abrazaron el comunismo en el siglo pasado.
En todos los países que adoptaron el sistema comunista se
suprimieron prácticamente todas las libertades individuales. El estado les
impuso lo que sus ciudadanos debían hacer, hablar y pensar. Cualquier disidencia fue aplastada a
sangre y fuego. Por desgracia Cuba no fue la excepción.
El país que impide la libre salida de su país a sus
ciudadanos, con el argumento que sea, no es más que un país carcelario.
Para salir subrepticiamente de su país los cubanos han
debido utilizar precarias embarcaciones, por esto han sido mundialmente
conocidos como balseros. Vivo en la frontera norte de México con Estados Unidos
por lo que conozco de primera mano las muertes que ocasiona el atravesar a pie
unos pocos kilómetros de desierto o unos cuantos metros de corriente en el Río
bravo. Muertes de las que se lleva un preciso registro. Por esto me hago la
inquietante pregunta de cuantos cientos o miles de cubanos han muerto ahogados y han quedado
sepultados en el insondable mar, por cada balsero que tuvo la suerte de
alcanzar las costas de Centro América, México o Estados Unidos ¿Cuantos han dejado su vida en el trayecto? Debido a que han tenido que salir clandestinamente de su país
no hay registro de ninguna clase, simplemente desaparecen. Tal vez algún día,
cuando los cubanos tengan la posibilidad de expresarse libremente, hagan el
recuento de sus pérdidas.
Se dice que el mayor logro cubano ha sido la educación y la
salud gratuita y generalizada. Pero de qué calidad es, no lo podemos saber.
Sistemáticamente Cuba
ha evitado que sus niños sean evaluados con la prueba PISA (por sus siglas en
ingles Program for International Studens Assessment) que muchos países aplican
con el fin comparar sus sistemas educativos con el de otros países y así poder mejorarlos.
Esta negativa sistemática del gobierno cubano en lugar de beneficiarle le
perjudica, porque de salir muy bien evaluados sería un respaldo de que su
sistema funciona. Pero suponiendo que el nivel de aprovechamiento de sus
alumnos es muy alto, ¿De qué les sirve? Es desperdiciado miserablemente. Esa
situación la comparo con la hipotética situación de una familia, de cualquiera
de nuestros países, donde los hijos estudian, se gradúan, obtienen sus títulos y
el padre se empeñara en que todos ellos siguieran viviendo en su casa sin
ejercer su profesión, viviendo exclusivamente del sueldo del padre. Este
absurdo solo se vive en cuba por que el ciudadano, que no tiene la fortuna de
formar parte de la élite gobernante, no tiene la posibilidad de elegir en que
trabajar.
El gobierno cubano dice que su sistema de salud es de lo
mejor, pero igual que en la educación, no
sabemos en el exterior nada de su situación real, salvo lo que los lideres
cubanos nos quieren decir. Son secretos bien guardados; el índice de
mortalidad, la morbilidad epidemiológica, el tabaquismo, alcoholismo y la
drogadicción. Se habló con rimbombancia de los médicos cubanos enviados a Venezuela
como bienes exportables, ya que el gobierno cubano cobra al venezolano por cada
médico. Pero estos no son más que brigadas médicas rurales, similares a las de
todos nuestros países latinoamericanos, para curar gripes, tos e infecciones
gastrointestinales, con el agravante de la falta de medicamentos ya que estos
no vienen con los médicos. Parece ser que las medicinas escasean tanto en Cuba
como en Venezuela. Baste decir que el ex –presidente Venezolano Hugo Chávez fue
a curarse a Cuba, supongo, porque en Venezuela eran incapaces de curarlo, pero
igual en Cuba no pudieron curarlo.
Después de 55 años de dictadura comunista en Cuba, son pocos
y cada año son menos los hombres y mujeres que conocieron el régimen de
Fulgencio Batista o anteriores a éste y solo conocen la de los hermanos Castro. La inmensa mayoría solo
conoce esta última. Para ellos la pobreza, el racionamiento, la falta de
literatura, cine, radio y televisión libres es parte de su vida cotidiana. No
tienen punto de comparación. Decidir por sí mismos es algo que simplemente no
pueden hacer ni imaginan como hacerlo.
Esto me recuerda el reportaje subrepticio realizado en la
comunista Corea del Norte, donde unos médicos voluntarios Estadounidenses
operaron las cataratas de los ojos de decenas de Norcoreanos y al serles
quitadas las vendas de los ojos lo primero que veían era un gran cuadro del
dictador Norcoreano Kim Jong-il y se desvivían en gracias y reverencias ante la
imagen del Querido Líder, para
enseguida salir de la sala sin siquiera voltear a ver a los médicos que los
habían curado.
Es el grado de adoctrinamiento a que, me temo, ha sido
sometida esta nueva generación de cubanos. Odiar a Estados Unidos y hacerlo responsable de todos sus males es el más refinado proyecto comunista de los líderes cubanos, para evadir su fracaso.
Me pueden decir que en cualquiera de nuestros países Latinoamericanos
los ciudadanos viven carencias de todo tipo, si es cierto, pero no son
impuestas por decreto y hay la esperanza de superarlas, EN CUBA NO EXISTE ESA
ESPERANZA.
FELIZ AÑO NUEVO 2014.
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