En 1968, yo como tantos otros en
México poco conocí, en ese momento, de lo verdaderamente sucedido con la
represión de los estudiantes. En su totalidad radio, prensa y televisión callaron
los acontecimientos o lo que es peor los distorsionaron, dando a conocer
únicamente la versión oficial. Sin embargo la información de voz a voz que los
propios estudiantes difundieron por toda la república al tener que regresar a
sus lugares de origen, tratando de salvaguardar su integridad física, nos dio una
idea más exacta de lo realmente sucedido.
Cuando esto pasaba en México, ya
en 1964 en Estados Unidos más precisamente en la universidad de Berkeley
California los estudiantes se habían manifestado en lo que tal vez fue el
primer movimiento de este tipo en los años sesentas, después en los primeros
meses de 1968 los movimientos estudiantiles proliferaron alrededor del mundo en;
Japón, Inglaterra, Estados Unidos, España, Francia, México y Chile, entre otros
países.
En cada país los motivos que
originaron las protestas fueron particularmente diferentes y las autoridades de
cada país le dieron su propia solución a cada una.
En México el gobierno encabezado
por el presidente Gustavo Días Ordaz temeroso de que las protestas
estudiantiles pusieran en peligro las olimpiadas que iniciaban el 18 de octubre
de 1968, decidió utilizar el ejército para sofocar la revuelta. Pésima decisión
que provocó la muerte de un número indeterminado de personas que dependiendo de
la interpretación se cuantifican desde dos o tres decenas hasta miles. Por este
motivo el 2 de octubre quedó penosamente marcado en la historia negra mexicana.
Los sociólogos que se han
dedicado a estudiar esta época en particular afirman que estos hechos
provocaron que la sociedad en todo el mundo cambiara.
En México el gobierno quedó
marcado con el estigma de la sangrienta represión y en adelante todos los
gobernantes evitaron reprimir en lo más mínimo toda manifestación. De esta
manera las manifestaciones se volvieron cada vez más violentas, escalaron de
las simples pintas de paredes a obstrucción
de vialidades, destrucción de cristales y marquesinas, robo y destrucción
de vehículos, utilización de bombas molotov, hasta agresión física a ciudadanos
no afines a sus ideas, siempre sin recibir ningún castigo legal. Lo que fue en
un tiempo sinónimo de coraje y dignidad ciudadana se ha convertido en una mueca
vergonzante.
Las Normales Rurales que se han encargado de preparar a
los maestros de primaria desde la primera mitad del siglo XX pudieron haber
cumplido su cometido durante los primeros años de su funcionamiento pero muy
pronto su desarrollo se fue retrasando del desarrollo de la sociedad mexicana
en su conjunto y de su diversidad. Pero también más importante aún, se fue
retrasando enormemente de muchas otras naciones, inclusive de aquellas con más
carencias que la nuestra.
El estandarte de estas Normales
Rurales estriba en que se le da oportunidad de educarse a los más pobres de los
pobres. Yo tuve la oportunidad de conocer a un maestro egresado de una de estas
Normales Rurales, durante la secundaria, si bien no mal recuerdo su nombre creo era Rogaciano,
impartía la clase de civismo. Fui reclutado al terminar la primaria, me
platicaba - yo fui su alumno – por primera vez pude vestir pantalones y camisa,
en el internado teníamos tres comidas al día y dormíamos en hamacas bajo una
ramada, el curso duraba 6 meses y todo gracias al presidente Lázaro Cárdenas me decía con orgullo.
Pude darme cuenta con el tiempo y las conversaciones que a menudo tenía con él, que el curso, más que enseñarles a enseñar, era un adoctrinamiento intensivo de marxismo-leninismo. Su clase estaba impregnada de esta ideología, a los pocos minutos de impartirla ya nos estaba hablando de hacendados explotadores, de obreros explotados, nos plantaba la imagen de patrones expoliando a sus trabajadores con un látigo, de vez en vez nos traía un periódico que el recibía, con muchos días de retraso por cierto, de la ciudad de México, era un periódico de izquierda radical que para aquellos días podría ser casi clandestino. Con ingenuidad yo le pregunté en una ocasión si 6 meses eran suficientes para convertirse en maestro y él me respondió que era lo necesario en esos tiempos, muchos compañeros permanecieron toda su vida en las zonas rurales me dijo, yo tuve la oportunidad de viajar a la ciudad de México completar mis estudios y titularme.
Pude darme cuenta con el tiempo y las conversaciones que a menudo tenía con él, que el curso, más que enseñarles a enseñar, era un adoctrinamiento intensivo de marxismo-leninismo. Su clase estaba impregnada de esta ideología, a los pocos minutos de impartirla ya nos estaba hablando de hacendados explotadores, de obreros explotados, nos plantaba la imagen de patrones expoliando a sus trabajadores con un látigo, de vez en vez nos traía un periódico que el recibía, con muchos días de retraso por cierto, de la ciudad de México, era un periódico de izquierda radical que para aquellos días podría ser casi clandestino. Con ingenuidad yo le pregunté en una ocasión si 6 meses eran suficientes para convertirse en maestro y él me respondió que era lo necesario en esos tiempos, muchos compañeros permanecieron toda su vida en las zonas rurales me dijo, yo tuve la oportunidad de viajar a la ciudad de México completar mis estudios y titularme.
En estas Normales Rurales toda la
educación impartida fue permeada de una ideología Marxista-Leninista-Maoísta
muy en boga en esos tiempos, misma ideología que sumió en el caos y pobreza a
innumerables naciones alrededor del mundo. Hoy en día en que la mayoría de las
naciones involucradas, desengañadas de la ilusión que implicaba, la han ido
dejando atrás sin que se haya podido demostrar en todos ellos un solo caso de
éxito, me parece inverosímil que nuestras Normales continúen fomentado esta
ideología en sus estudiantes. Con el tiempo la operación de las Normales se
convirtió en un cogobierno de Directivos, Maestros y Estudiantes en donde estos
últimos parecen llevar la voz cantante. Al ser inscrito en la Normal el
estudiante de nuevo ingreso tiene por fuerza que afiliarse a la Federación de
Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), con la obligación de
asistir a cursos extra curriculares de adoctrinamiento impartidos por la propia
FECSM en las propias instalaciones de la Normal, la FECSM tiene el derecho de
veto para el ingreso de algún estudiante o cesar a un estudiante que no cumpla con los cursos de adoctrinamiento, tiene acceso a recursos por vía
directa o indirecta de la propia Secretaría de Educación Pública (SEP), es
decir de los impuestos que todos nosotros pagamos, también se han adjudicado el poder
de quitar y poner no solo maestros sino también directores. De esta manera se
ha llegado al absurdo de que los propios alumnos deciden que estudiar, como
estudiar, cuando estudiar y quien estudia. Los estudiantes que vienen de fuera
reciben alojamiento gratuito en la propia Normal y como los dormitorios son
limitados el acceso a esta facilidad es cuidadosamente filtrado por la FECSM,
todos los estudiantes reciben becas y se da por sentado que al terminar sus
estudios tienen una plaza de maestro asegurada, llegando al grado de que a
falta de puestos vacantes se inventan plazas ficticias para que los egresados
reciban paga sin impartir clases. De esta forma se ha concebido un modus
vivendi que se transmite de padres a hijos por generaciones, llegando al grado
de que esta red de abuelos jubilados, padres con plaza activa o ficticia e
hijos becados conforman un importante porcentaje de algunos pueblos.
En agosto de 2012 deberían entrar
en vigor nuevas disposiciones en el programa curricular de las Normales Rurales
de todo el país, que entre otras cosas, incluye aumentar de 3 a 4 años el plan
de estudios y el aprendizaje de Ingles y computación con el fin de que estos
conocimientos fueran enseñados a los niños de primaria. De inmediato los
estudiantes de las Normales de Michoacán se opusieron a los cambios propuestos y
para mostrar su rebeldía suspendieron
indefinidamente las clases. Se realizaron pláticas con representantes de la
SEP, ya que insólitamente directivos y maestros apoyan la suspensión de clases
en lugar de la mejora curricular, sin lograr ningún resultado, situación muy
predecible pues como hemos visto en innumerables casos similares, cuando los
estudiantes dicen aceptar un dialogo es para que se les confirme lo que ellos
quieren ya que de no ser así alegan que no son escuchados.
Como los días sin clases se
sumaban, al grado de llegar a perder el semestre escolar, los estudiantes decidieron
elevar el tono de su protesta secuestrando vehículos de transporte público, comercial
y particular sumando alrededor de entre 95 y 120 unidades, para que con esta
medida, según sus propias palabras, sus demandas fueran escuchadas. El
secuestro, como le llaman eufemísticamente los estudiantes al robo de
vehículos, es una acción muy socorrida en sus movimientos y que no por común deja
de ser un delito ni dejan de ser delincuentes los estudiantes por ello. Esta
toma de vehículos les permite negociar con las autoridades o con las
dependencias en conflicto la resolución favorable a sus demandas a cambio de su
devolución.
El gobernador de Michoacán Fausto
Vallejo en el ámbito de su jurisdicción por el delito que estaban cometiendo
los estudiantes, demandó el cese del robo de vehículos y la devolución
inmediata de los ya secuestrados.
A esto, los estudiantes, con el
poder que les da la impunidad de cometer por años este delito sin recibir
castigo alguno, respondieron con el secuestro de más vehículos dejando incluso desprotegidos
en media carretera a los pasajeros.
Con la autoridad legítima que le
da el ejercicio del poder el gobernador Fausto Vallejo hizo lo que ninguna
autoridad estatal había hecho nunca y deberían haber hecho siempre. Ordenó el
desalojo de tres Normales ocupadas y el rescate de los vehículos robados. Es
muy importante recalcar que en el operativo de desalojo no se lastimó a ningún
estudiante, resultó limpio, ya sea por el cuidado de las policías involucradas
o por la voluntad de los estudiantes.
Todo pudo haber estado dentro de
la anormal normalidad en estos casos si no fue porque los estudiantes al
desalojar las Normales ocupadas recurrieron literalmente a la táctica de las
guerras del Medioevo denominada TIERRA QUEMADA, al abandonar una
ciudadela. Prendieron fuego a los vehículos robados. La consecuencia
obligada e inevitable para una autoridad fue aprender a los delincuentes.
Alrededor de 130 estudiantes fueron arrestados. Algunos menores de edad y otros estudiantes que se encontraban en el
lugar pero que no participaron en los hechos fueron liberados de inmediato. En los
días siguientes mediante la multa por disturbios correspondiente fueron
liberados la mayoría, quedando solamente 8 personas arrestadas bajo las
demandas que los propietarios de los vehículos quemados interpusieron, pero a fin de cuentas, también estos últimos fueron liberados por la
orden de un juez a escasos 9 días de su detención, aunque comunica el
Ministerio Público que apelará su liberación.
El hecho es que a pesar de lo
actuado por el gobierno los estudiantes Normalistas han impuesto su voluntad
sobre las disposiciones de la SEP y de la Ley. Las Normales siguen en paro y los
nuevos planes de estudio no se han implementado.
Es un hecho que ya no es posible
ocultar, la preparación de los maestros en las Normales Rurales es de muy
baja calidad y la terrible consecuencia es la mediocre educación que reciben los niños de primaria en sus zonas de influencia. En la Prueba ENLACE (Evaluación Nacional del Logro Académico en
Centros Escolares) Michoacán ocupa el lugar 27 de los 32 estados, Oaxaca el
último.
Enseñar inglés a los niños es
hacerle el juego al imperialismo Yanqui, fue el argumento expresado por algunos
estudiantes Normalistas. Expresar esto cuando China, la otrora baluarte del marxismo-maoísta,
enseña a sus millones de niños el inglés como primer idioma
alternativo y gracias a ello sus empresarios recorren el mundo promoviendo sus
productos, no solamente es una sin razón, es también vivir fuera de la
realidad.
En relación a la enseñanza de
computación pude escuchar dos comentarios. Uno era en el sentido de que hacerlo
era solamente preparar mano de obra barata para las empresas trasnacionales; esto
únicamente pudo haber salido de la mente adoctrinada de un muchacho, de quien, al
escucharlo, solamente se puede sentir pena por lo que lo han convertido. El otro
argumento se basa en que los lugares en que dan clases no hay energía eléctrica
y no llega la red de internet. Es un argumento falso porque generaliza y aún en
aquellos lugares en que no llega la red de energía eléctrica es bien sabido que
hay televisores accionados con acumuladores automotrices y los teléfonos celulares abundan. Pero si la labor del
normalista, como suelen decir, va más allá del aula para convertirse en
promotores sociales, un objetivo puede ser luchar por llevar la energía
eléctrica a esos rincones en que aún no la hay, en lugar de limitar la educación de los niños.
Es tan absurdamente evidente
la posición de los Normalistas, que la propia FECSM que los aglutina tiene una
Comisión de Computo y pública en inglés en internet para el mundo.
Pero dejando aún lado los
argumentos de los estudiantes Normalistas. ¿Qué hay de los niños a los que van
a educar? ¿Quién habla por ellos? Acaso esos niños cuando sean mayores ¿Estarán
muy contentos porque no les enseñaros inglés y computación? ¿Estarán muy
contentos en saberse en desventaja en comparación de los niños que si aprendieron inglés y
computación?
EN LAS NORMALES RURALES EL ÚNICO
Y PRIMORDIAL VALOR DE SU EXISTENCIA, QUE ES LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS, SE HA
PERDIDO POR COMPLETO.
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