Mexicali, B. C.

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Mexicali, B. C. México

jueves, 4 de agosto de 2011

LA VIUDA ALEGRE.

En la niñez muchas palabras van adquiriendo significado como resultado de la inteligencia intuitiva del infante; arriba, abajo, caliente, frio, luz, obscuridad, risa, miedo, papá, mamá y así muchas otras no requirieron de una explicación puntual para su comprensión. Así como para muchas otras fue necesario un minucioso detalle didáctico.

Yo no recuerdo cuando comprendí la palabra viuda. Pero tengo la memoria viva de mi infancia, de alguna carta recibida en casa que era firmada por una señora  Vda. de… y yo ya sabía el porqué de la abreviatura. También sabía que las señoras que siempre andaban vestidas de negro eran viudas.

Una inquietud sin embargo me persiguió durante mucho tiempo de mi infancia, ¿Por qué se hablaba únicamente de viudas?  ¿Qué acaso no existían los viudos? ¿Sí los esposos morían, las esposas no? ¿Por qué yo no veía hombres perenemente vestidos de negro?  Y que firmaran Vdo. de…

Me tomó algún tiempo comprender que era más común ver viudas por dos razones primordiales; una fue que las mujeres cuando se casan son normalmente varios años más jóvenes que los hombres y otra, que los hombres, por razones que desconocía en ese tiempo y que sigo ignorando a la fecha, viven menos que las mujeres. Con el tiempo también comprendí que por este consenso social (de diferencia de edades en la fecha de matrimonio) y esa ley natural de la vida (la prematura muerte de los hombres) las mujeres en general suelen aceptar con normalidad la viudez. Puedo aventurar un poco más; para las mujeres la viudez es una estadía más de sus vidas y que lo normal es que toda mujer pase por, o espera pasar por él; soltera, casada y finalmente viuda.

Aún había una cosa que llamaba mi atención… y era la firma. Sí las mujeres firmaban Viuda de… por qué los hombres no. La respuesta con el tiempo fue muy sencilla; las mujeres cuando se casan cambian su apellido por el del esposo y entonces pasan a ser Señora de…, luego entonces cuando muere el esposo son Viuda de…

Pasando el tiempo en una reseña periodística encontré el concepto de Viuda Negra que me tomó un tiempo comprender a cabalidad. Conocía perfectamente el nombre por la temida araña muy común en mi ciudad, pero no entendía la connotación que se le daba a la mujer viuda. En un principio lo asociaba a su perene vestimenta negra, hasta que supe que el macho de la araña viuda negra es devorado por ésta inmediatamente después de ser fecundada por éste. El epíteto era entonces endilgado a la mujer casada que mata a su esposo o a aquella que ha perdido por muerte natural a más de un esposo con el agregado de haberse beneficiado de sus menguadas…o cuantiosas  herencias y por este motivo se vuelve a su vez una mujer codiciada por hombres codiciosos, lo que nos lleva a… La Viuda Alegre.

“La Viuda Alegre” es una opereta escrita en 1905 por el compositor de origen Austro-húngaro Franz Lehár. A su vez el libreto fue escrito por Víctor León y León Estein, quienes se basaron en la comedia denominada “L’attaché  d’ambassade  título en  francés  que significa El Agregado de la Embajada de Henri Meilhac. Fue estrenada en Viena el 28 de diciembre de 1905.

La opereta consta de tres actos y seis personajes; Mirko Zeta, el Barón (Bajo), Valencienne, esposa de Mirko (Soprano), Danilo Danilowitsch, el Conde (Tenor), Hanna Glawari, la viuda (soprano), Camille de Rosillon, el joven (Tenor), y N’jegus, el ayudante (Tenor).

El primer acto. Un baile convocado por el embajador de Pontevedra en parís, el Barón Mirko Zeta. La esposa del Barón, Valencienne, coquetea con el Joven Camille, el  joven Camille escribe en el abanico de Valencienne te quiero,  ella le contesta que es una esposa respetable, una mujer honrada. Pero el Barón no se entera porqué está preocupado vigilando a Hanna, quien acaba de heredar cincuenta millones de francos de su recién fallecido esposo y si la viuda se casa con un extranjero sería una catástrofe que esa fortuna saliera del empobrecido pueblo de Pontevedra. Para evitarlo el Barón manda a su ayudante  N’jegus a traer al Conde Danilo, quien pronto llega, pero se siente incomodo ante Hanna ya que en su juventud tuvieron un romance que interrumpió su tío. El viejo amor revive pero Danilo jura que no se casará por su dinero, Hanna promete no casarse si él no le dice que la ama. Zeta, el Barón, le dice a Danilo que debe aceptar casarse con Hanna para salvar el reino, pero Danilo empieza a buscar candidatos adecuados para Hanna. Se anuncia el próximo baile donde las damas escogen a sus parejas y todos los hombres desean ser escogidos por Hanna, pero Hanna prefiere a Danilo, quien se niega objetando que no sabe bailar, pero después ofrece su puesto por diez mil francos, pero los hombres se asustan y se alejan dejando a solas  a Hanna y Danilo, éste la invita a bailar, pero ahora Hanna se niega, terminando Danilo bailando solo.

Segundo acto. Al día siguiente varios huéspedes están reunidos en la casa de Hanna, ella canta la balada de Vilja, una ninfa que se enamora de un mortal. Danilo no pierde las esperanzas cuando Zeta le dice que Hanna traerá bailarinas del Maxim’s, parece que Hanna sigue interesada en él. N’jegus le dice a Zeta que se ha enterado que Camille está cortejando a una mujer casada pero éste no se imagina que sea su mujer. Zeta cita a N’jegus y Danilo en la casa de verano a las ocho. Valencienne queda a solas con Camille, ella decide terminar con Camille y le ofrece que se case con Hanna, Camille pregunta porque quiere terminar con él y ella le contesta que ésta será la última tarde que pase con él y lo cita en la casa de verano. A la hora fijada Zeta se presenta en la casa de verano y echa un vistazo por la cerradura creyendo ver a su esposa con Camille. N’jegus, que ve todo lo que pasa, saca a la esposa por la puerta trasera y Hanna toma su lugar, Danilo desesperado cree que Hanna está teniendo algo con Camille, éste siguiendo la broma le jura su amor a Hanna y ésta a su vez anuncia su compromiso con Camille. Danilo finge indiferencia y se va lleno de ira hacia el Maxim’s  para apagar sus penas.

Tercer acto. En la noche la sala de la casa de Hanna se ha convertido en una réplica del Maxim’s, incluyendo las bailarinas entre las cuales se encuentra Valencienne. Un telegrama es recibido por Danilo donde se le informa que Pontevedra está al borde de la ruina, entonces le pide a Hanna que deje a Camille, ella acepta y Danilo celebra de felicidad. Zeta encuentra el comprometedor abanico de su esposa y jura divorciarse para casarse con Hanna y salvar a Pontevedra, pero Hanna manifiesta que perderá toda su herencia si se casa ya que su fortuna, conforme al acuerdo testamentario,  pasará a manos del nuevo esposo. Danilo le confiesa su amor a Hanna y ella le reitera que perderá su fortuna si se casa. Valencienne recupera el abanico y le asegura su fidelidad a Zeta leyéndole su respuesta, soy una esposa respetable, una dama de honor y así todo termina felizmente.

A parte del hermoso vals, ¿Que otro concepto queda bien plasmado en esta obra?
Obviamente el título lo dice, el de la viuda. Pero… porqué el agregado de alegre. Porqué el adjetivo de alegre no provocó ni ha provocado en estos ciento seis años de representaciones en todo el mundo alguna reacción adversa de las viudas reales, ni de la sociedad entera. La obra nos presenta a una mujer que acaba de perder a su marido y que se muestra muy conforme y además alegre con el hecho. La sociedad entera, y las viudas también, parecen disfrutarlo sin más.
¿Será entonces la viudez, para las mujeres, una especie de estado de gracia, una liberación?

Puede usted disfrutar del vals La viuda Alegre de Franz Lehár en Youtube


Adolfo Camacho Gómez

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