Cruce fronterizo Tijuana, B.C. |
Lo dije en su momento y ahora lo repito con la justificación
de los resultados. “No era injusto que la frontera tuviera un Impuesto al Valor
Agregado (IVA) cinco puntos porcentuales inferior al resto de la república, lo
injusto era que el resto de la república tuviera una carga del 16%”.
En los Estados Unidos el impuesto sobre ventas es privilegio
soberano de cada estado y cada uno de ellos pondera muy diferentes factores
para fijarlo. El estado que aplica el porcentaje más alto es Tennessee con
9.45% y el estado con la tasa más baja es Alaska con 1.69%, pero también los
hay que no cobran nada como Ontario, Montana, New Hampshire y Delaware.
http://taxfoundation.org/article/state-and-local-sales-tax-rates-2014
Como puede apreciarse fácilmente, la diferencia con los estados fronterizos de
Estados Unidos es de hasta 7.5 puntos porcentuales.
Muchos se preguntarán ¿Pero qué importa que en los estados
fronterizos de Estados Unidos tengan un impuesto sobre ventas inferior al
impuesto al valor agregado en México?
La respuesta no es sencilla, pero hay situaciones fáciles de
comprender. En la frontera con Estados Unidos cruzan diariamente millones de
personas. Tanto los que ingresan a México como los que van a Estados Unidos son
consumidores potenciales. Si los precios en la frontera mexicana suben los visitantes
dejan de adquirir productos en México y los mexicanos que cruzan a Estados Unidos
procuran comprar los productos americanos más baratos. El resultado es que la
industria y el comercio en la frontera mexicana pierden de todas formas. Esto
es precisamente lo que ha venido ocurriendo durante todo 2014 y las
consecuencias son inmediatas; Las empresas más pequeñas, más vulnerables, son
las primeras que cierran, el desempleo aumenta, los salarios se estancan o
inclusive bajan, la inseguridad aumenta y esto hace que más empresas cierren,
en un círculo perverso.
Aún queda la pregunta ¿Porqué el 16% de IVA para el resto de
la república es injusto?
En principio es injusto porque es un impuesto que grava los
ingresos que ya fueron sujetos del Impuesto sobre la Renta (ISR). Es decir, por cada $100 pesos que gana una persona, el gobierno
le quita inmediatamente $35 pesos por concepto de ISR, pero no contento con
eso, al momento de querer gastar los$ 65 pesos que le quedaron el gobierno le
quita otros $10.40 pesos por concepto de IVA, por lo que de los $100 pesos
ganados originalmente solo podrá disponer para su subsistencia de $54.60 pesos.
Todo esto sin considerar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios
(IESPS) que grava en forma adicional ciertos productos y servicios como; Gas,
gasolina, teléfono, licores, cerveza, cigarros, bebidas azucaradas y comida
chatarra. Y sin considerar tampoco el resto de impuestos municipales y
estatales como; Prediales, revalidación de placas y tenencias de automóviles,
etc.
Es verdad que el impuesto sobre ventas o el impuesto al
valor agregado han sido adoptados por
muchos gobiernos en todo el mundo. Y esto se debe a que es un impuesto
confiscatorio, porque reduce el poder adquisitivo de las personas cuyos
ingresos ya han sido gravados por el impuesto sobre la rentas, es decir ninguna
persona que gaste —y todos gastamos— se libra de pagarlo, y sobre todo porque es relativamente fácil de recaudar por las
autoridades. Para lograr un equilibrio
razonable y justo algunos países
establecen un balance entre el impuesto sobre la renta y el impuesto al valor
agregado. En otros países, sobre todo los de Europa Occidental, los ciudadanos
ven que sus impuestos son manejados con gran honestidad y además cuentan con
sistemas de justicia y servicios sociales de alta calidad. Todo lo que en
México no sucede.
El gobierno mexicano, pretendiendo ser benevolente, dice que
a los asalariados les cobrará menos impuesto sobre la renta y que incluso no
cobrará nada a los de más bajos salarios. Pero es una mentira, ya que
únicamente se refiere al ISR, todos los asalariados, sean del nivel que sean,
tendrán que descontar de su ingreso el 16% del Impuesto al Valor Agregado cuando compren un cuaderno, un lápiz, unos
zapatos o un uniforme escolar, en fin cualquier cosa excepto alimentos y verduras
no procesados y medicinas. Pero si se
atreve hacer una fiestecita y desea comprar refrescos, cerveza y botanas tendrá
que pagar en forma adicional el Impuesto Especial sobre Productos y Servicios,
mismo que también tendrá que pagar si se atreve a usar un teléfono o si tiene
un carrito tendrá que pagar IESPS sobre la gasolina que compre, también tendrá
que pagar IESPS sobre la energía eléctrica y el gas que consuma en su casa.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)
informaba a principios de 2014 que 6.7 millones de trabajadores percibían
salario mínimo es decir $2,045.50 pesos mensuales. Siendo realistas estos 6.7 millones de personas, aunque no
paguen ISR , solo dispondrán de entre $1,500.00 y $1,700.00 pesos netos para la
subsistencia de su familia. Una situación similar afecta a las personas que
reciben una pensión.
Sin dificultad se puede apreciar que el IVA es un impuesto
injusto y confiscatorio que disminuye sensiblemente el poder adquisitivo de los
ciudadanos, afectando con mayor virulencia a los más pobres.
Volviendo al impuesto sobre ventas en
los Estados Unidos, debo señalar que no es un impuesto en cascada, ya que
únicamente se aplica al último consumidor o como ellos le denominan impuesto sobre “ventas al detalle”. Por otra
parte como este impuesto es fijado por cada estado es muy flexible. Se da el
caso, por ejemplo, que en casi todos los estados suspenden su cobro en épocas
de regreso a clases y en algunos otros lo hacen en época navideña y de fin de
año. También es el caso que todos los alimentos, procesados o no, y
medicamentos están exentos de su pago, con excepción de lo que ellos llaman
“comida caliente”.
Esta libertad que tiene cada estado en los Estados Unidos
para fijar su propio impuesto sobre las ventas reconoce un hecho primordial, y
es que cada estado tiene circunstancias económicas y sociales muy diferentes. Es notable que en esa competencia por mejorar
la economía particular de cada estado ninguno se atreva a rebasar el 10% de
impuestos sobre las ventas, que parece ser, cuando menos por ahora, una barrera
infranqueable.
Estas diferencias, muy reales, que existen entre todos los
estados de la República Mexicana no son consideradas para efecto de la
aplicación del IVA. Hay estados que por su pobreza, por su bajísimo producto
interno bruto, por su nulo empleo o por ser grandes expulsores de migrantes a
los Estados Unidos, debieran tener un IVA diferenciado. Es el caso también de los estados
fronterizos, donde la fuga de consumidores es evidente.
En un México, donde la justicia es deficiente y corrupta,
donde los servicios de salud son deplorables, donde la inseguridad es una
espada de Damocles para todos los ciudadanos, donde los dineros de nuestros
impuestos se derrochan indecentemente,
un IVA del 16% no solo es injusto, es inmoral.
Adolfo Camacho Gómez