Es difícil saber lo que pasa actualmente en Venezuela. Pero
trataré de entenderlo. Para empezar muy pocos somos conscientes que
oficialmente ese país, en 1999, cambió de nombre de República de Venezuela a
República Bolivariana de Venezuela, en alusión al prócer libertador Simón Bolívar,
pero que en los hechos han traicionado todos los ideales que enarbolaba, como
veremos enseguida. Este cambio se realizó mediante un referendo que incluía la
promulgación de una nueva constitución. Los más conocedores de lo que sucede en
ese país nos dicen que ese cambio implicó la concentración del poder en el
otrora presidente Hugo Chávez, quien con ese poder continuó adecuando las leyes
para convertirse en un virtual dictador, nulificando totalmente al poder
legislativo y al poder judicial. Desde entonces Hugo Chávez y ahora su sucesor
Nicolás Maduro son los que, en forma personalísima, deciden sobre la vida y
hacienda de los Venezolanos.
Como en todos los países que cayeron bajo la férula
soviética, ya sea por sometimiento o por una sincera afinidad ideológica de sus
dirigentes, en Venezuela se han venido confirmando todas las circunstancias que
los llevaron a la ruina.
Ya nadie puede dudar que en Venezuela se ha establecido una
dictadura de facto. El poder se concentró irracionalmente en el anterior presidente Hugo Chávez, quien
si no se hubiera muerto, se habría podido reelegir indefinidamente, pero aunque
la muerte frustro sus intenciones, no impidió que nombrara como su sucesor al
ahora presidente Nicolás Maduro. Alegaba Chávez y ahora lo hace Maduro, que han
sido elegidos en elecciones “libres”, pero de eso sabemos mucho los mexicanos,
con un general Porfirio Díaz que se mantuvo en el poder durante más de 30 años
y un PRI que gobernó por más de 70 años
y en ambos casos decían que lo habían hecho mediante elecciones “libres”.
En Venezuela, sistemáticamente, se ha venido instalando una
economía estatista, para lo cual las expropiaciones han sido el arma utilizada.
Empezaron con los campos agrícolas, que en muchos de los casos ni siquiera
fueron expropiaciones, sino descaradas confiscaciones, para dárselos en
usufructo a los llamados colectivos. Como consecuencia la caída en la
producción agrícola no se hizo esperar, produciéndose una escasez de proporciones
bíblicas. Se siguió con la confiscación de industrias y de entidades
financieras calificadas de entreguistas al servicio del imperialismo yanqui o
simplemente porqué sus dueños expresaban desacuerdo con las medidas tomadas por
el gobierno.
No se puede decir con seriedad que actualmente en Venezuela
hay libertad de expresión. En los hechos ya no existe radio, prensa o
televisión que puedan expresar otra cosa que no sea lo que el presidente
Nicolás Maduro quiera que se diga. Los que se atrevieron a hacerlo han sido
clausurados, confiscados o sus propietarios encarcelados.
El principal sustento económico de Venezuela, su industria
petrolera, ha venido decayendo alarmantemente por su cada vez más grande
ineficiencia. PDVSA, la empresa estatal que maneja el petróleo tenía a la
llegada al poder de Hugo Chávez 22,000 trabajadores, actualmente cuenta con
110,000 con una producción menor. Por otro lado malbarata el petróleo,
vendiéndo el barril por abajo del precio de mercado a países de la región a
cambio de que implanten en ellos el sistema marxista.
Con todo lo anterior la inversión extranjera y la privada
nacional se han detenido por completo y otras han decidido huir de Venezuela
antes de ser confiscadas. Por lo que se ha producido una desinversión. La
inflación llegó al 56% en 2013. Se manejan dos tipos de cambio oficiales para
el dólar y otro extraoficial o clandestino para todo aquel que no tiene acceso
a los dólares oficiales.
La restricción de la oferta de dólares ha ocasionado que la
industria disminuya drásticamente su producción por falta de insumos y que la
importación de mercancías de todo tipo se haya prácticamente detenido. Se han
dado distorsiones tan aberrantes como por ejemplo, en el mercado de
automóviles, un automóvil usado vale más que uno nuevo. Artículos de primera
necesidad como jabón y papel higiénico son difíciles de conseguir y otros
productos como leche y azúcar se han racionado.
Según información proporcionada por el periódico cubano Granma
(periódico oficial y al parecer único) uno de los principales ingresos de ese
país provienen de la exportación de alrededor de 50,000 médicos por cuyos
servicios el gobierno cubano cobra directamente al país que los recibe. En 2014
el gobierno cubano espera recibir por este concepto $8,200 millones de dólares.
Puede parecer exagerada la cifra. Pero veamos el ejemplo de lo que sucede en el
caso con Venezuela.
Venezuela tiene en su territorio 25,000 médicos cubanos, es
decir el 50% del total de médicos exportados. A cambio de ello Cuba recibe en
pago 115,000 barriles diarios de petróleo. Si la cotización del petróleo al día
de hoy es de $98.90 dólares por barril, el pueblo de Venezuela le está pagando
al gobierno de Cuba, que no al pueblo cubano, $11,373,000.00 dólares diarios,
es decir, nada menos que $4,151,327,500.00 dólares anuales. Para ponerlo más
claro, el pueblo Venezolano paga diariamente
por cada médico cubano $454.94 dólares.
No puedo resistir preguntarme ¿Cuánto le pagará el gobierno de Venezuela a sus
propios médicos venezolanos? O lo que es peor ¿Lo sabrán?
Esta nueva explotación humana del gobierno cubano es
compartida por 65 países más, uno de ellos es Brasil que tiene contratado con
el gobierno cubano los servicios de 11,400 médicos, el resto están repartidos
en países de Centro América y África. Pero ¿en qué consiste la explotación a
que me refiero? La explicación es increíblemente sencilla, el gobierno cubano
le paga a cada médico exportado $61.00 dólares mensuales, el resto se lo quedan ellos.
Para ser más claros en este asunto, pongamos por ejemplo el
caso venezolano. El gobierno cubano recibe diariamente $454.94 dólares por cada médico y le paga a cada uno de
ellos $61.00 dólares mensuales.
Ahora si podemos entender la razón y el porqué de las
manifestaciones de buena parte del pueblo venezolano en contra de su presidente
Nicolás Maduro.
Maduro no se cansa de decir que las manifestaciones están
orquestadas desde el exterior, expresamente ha acusado a los Estados Unidos y a
Colombia. Solo la soberbia y el ansia de
poder de este personaje le impiden ver que él es el único responsable de la
inconformidad de su pueblo, por querer implantar un sistema político que el
pueblo repudia.
La respuesta y manejo de Nicolás Madura ante las
manifestaciones ha dejado bien claro que han sido las de un dirigente déspota y
totalitario.
Estoy seguro que el pueblo venezolano no desmayará a pesar de
la brutal represión. Ellos saben que se juegan su última carta.