Mexicali, B. C.

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Mexicali, B. C. México

domingo, 11 de diciembre de 2011

NOSTRADAMUS

La ciencia ficción se especializa en llevarnos con toda facilidad al pasado y al futuro. Viajar al pasado siempre es excitante porque nos da el poder de llevar avances tecnológicos y científicos que sabemos de antemano que eran desconocidos en esa época y en esas condiciones seríamos poco menos que dioses para los mortales de esos tiempos. Pero también muy pronto irrumpe ante nuestros ojos la paradoja de que si cambiamos un mínimo detalle de ese pasado no podríamos existir en el futuro y por lo tanto no podríamos viajar al pasado. Las leyes de la física parecen confirmarlo, todo nos indica que hay una sola flecha que señala hacia adelante. Si vaciamos un vaso de agua no podemos regresarlo, si a una taza de café le agregamos una cucharada de azúcar y un chorrito de leche y lo mezclamos no podemos des-mezclarlos. Alguien diría que podemos separar sus componentes y es cierto, pero ese sería un proceso siguiente, es decir, hacia adelante.
Pero el futuro es otra cosa. La ciencia nos dice que si bien no podemos viajar en un instante al futuro, simple y sencillamente por qué aún no existe, si le podemos jugar un truco. El truco consiste en lograr desplazarnos a una velocidad cercana a la luz, entonces el tiempo del viajero se hace más lento y al regresar al punto de partida, los que se quedaron habrán avanzado en el tiempo lo que el viajero se retrasó. Pero mientras eso sucede los simples mortales vivimos pensando en el futuro. Llenamos nuestras agendas de lo que vamos hacer mañana, pasado mañana, la semana o el mes que viene y cada fin de año hacemos propósitos para el año entrante. Las empresas hacen planes y proyectos para uno o varios años por venir. De hecho de alguna manera cambiamos el futuro a cada momento cuando decidimos hacer o dejar de hacer cada cosa. Sabemos que la vida del niño que aprende a leer y escribir será diferente a la del niño que no lo hace, es cierto nunca sabremos los detalles, pero la experiencia nos dice que la vida de uno podrá ser más confortable que la del otro. El hombre que comete asesinato estará cambiando su vida futura de libertad por la de confinamiento. Ahora bien no es lo mismo incidir en el futuro por nuestros hechos presentes que predecirlo. Vaticinamos una vida difícil para el niño que no aprende a leer y escribir pero no podemos predecir que muy bien pueda ser un autodidacta exitoso o que el niño instruido muera a temprana edad.
En la antigüedad un ejército se preparaba para ir a la lucha y se podría sentir y de hecho ser superior a su oponente, por lo tanto predecir que saldría vencedor, sin embargo la incertidumbre de vencer o ser vencido no se dilucidaba hasta el final de la lucha. Cuantos ejemplos tenemos en el pasado de ejércitos débiles que vencieron a ejércitos superiores.

Podemos saber con absoluta precisión cada paso del pasado pero no podemos incidir para cambiar ni un ápice de lo sucedido, en cambio podemos incidir en el futuro pero no podemos saber nada de lo que sucederá.

El futuro ha inquietado siempre a todos los seres humanos; ¿ganaré o perderé la batalla? ¿Triunfaré o fracasaré en este negocio? ¿Cómo será el hombre o mujer con quien me casaré? ¿Cuántos y como serán mis hijos? ¿Cuánto tiempo viviré? ¿Cómo moriré? Estas preguntas jamás han podido ser contestadas, sin embargo el hecho innegable de que podemos incidir de alguna manera en lo que sucederá en lo inmediato y a veces en lo mediato, de que la cotidianidad de la vida nos permite saber con cierta exactitud lo que será nuestra vida el día siguiente o lo que anhelamos que suceda sucede, nos precipita en ocasiones en la ingenuidad de creer que podemos predecir el futuro.
Cuando caemos en la cuenta de que por mas preparativos y mas planeación, las cosas no resultan suceder como deseábamos. Cuando caemos en la cuenta de que lo fortuito es tan consistente que no nos permite un parpadeo. Cuando nos damos cuenta de que hay miles de circunstancias que no dependen de nosotros y no podemos controlar. Cuando nos subimos a un avión y de pronto somos conscientes de que podemos sufrir un accidente fatal porque un mecánico dejó flojo un tornillo, porque recibió una llamada telefónica avisándole que su hijo estaba grave, porque había sido atropellado por un individuo que no veía bien, porque el día anterior se le rompieron sus anteojos ya que los había dejado en el asiento contiguo en el consultorio médico, donde una viejecita se sentó sobre ellos, la cual se percató, después de haber roto los anteojos, que se había equivocado de consultorio. Es entonces cuando el deseo de conocer lo que sucederá, cuando  y como sucederá, se convierte en un impulso irracional.
Ese impulso irracional de los seres humanos ha hecho posible que desde siempre hayan existido quienes se abrogan el don de predecir el futuro.  Profetas, oráculos, vaticinadores, adivinadores, visionarios, videntes, clarividentes, agoreros, iluminados, elegidos, nigromantes, grafólogos, hechiceros, quirománticos, entre otros muchos, han proliferado durante toda la historia lucrando con esa irracionalidad. Hubo un tiempo en la antigüedad que ser adivino de un rey podría causarle la muerte si sus predicciones no eran correctas, entonces para salvar sus vidas sus vaticinios se volvieron confusos, ambiguos y difíciles de interpretar.
Un claro ejemplo de lo anterior lo tenemos en el episodio de la historia de Filipo, padre de Alejandro, cuando en el año 336 a.C., habiendo ya unificado toda Grecia se preparaba para hacer la guerra contra el poderoso rey Darío III Codomano, Filipo fue a consultar solemnemente al oráculo de Delfos preguntándole si vencería al rey de los Persas. Apolo en voz de la pitonisa le habría respondido: “Mira, el toro está coronado de guirnaldas, su fin está cercano: el sacrificador dispuesto”.
Para cualquier persona está claro que la ambigüedad de la predicción de la pitonisa no dejaba claro quién sería el vencedor,  pero para Filipo todo era muy claro, el toro era el rey Darío que hacía poco había sido coronado rey de los Persas y el sacrificador era él.
La historia nos dice que poco después Filipo fue asesinado por Pausanias, un soldado rencoroso, antes de iniciar la guerra contra los persas. Fue su hijo Alejandro quien venció a Darío III, quien murió a manos de los soldados de Alejandro, terminando con la dinastía de los Codomanos y con el imperio Persa para siempre.
Lo conciso de las palabras y la amplitud de las interpretaciones posibles de la predicción de la pitonisa cubrían cualquier resultado y la salvaban a ella.
Un cuento muy conocido nos presenta a un rey envidioso de la popularidad del mago de la corte, que decidiendo librarse de él lo llama y le solicita una predicción en la inteligencia de que si se equivoca sería ejecutado.
Entonces el rey le pide al mago que adivine la fecha de su propia muerte. El mago descubre las verdaderas intenciones del rey y elabora la siguiente respuesta.
“No puedo decir la fecha exacta de mi muerte pero sé que ésta ocurrirá un día antes de la muerte del rey”
El rey indeciso en creer o no creer la predicción del mago decide llevarlo a vivir con él  con el fin de protegerlo de morir.
El cuento nos dice que la cercanía de los dos personajes los hizo grandes amigos y los dos tuvieron largas vidas, muriendo el rey un día después de la muerte del mago por la pena de haberlo perdido.
Las predicciones ambiguas e ingeniosas provenían de personas ingeniosas e inteligentes que sabían mentir sin ser atrapados, sin embargo durante largo tiempo ha habido agoreros que se han atrevido a dar fechas concretas para el fin del mundo y en todos los casos han tenido que soportar la burla del mundo entero. Aprendiendo de la estupidez de sus predecesores los nuevos profetas siguen augurando el fin del mundo pero ahora su profecía se vuelve ridícula, por decir lo menos, ya que se limitan a decir; que pronto llegará el fin del mundo o que el fin del mundo está cerca o que los acontecimientos indican que es inminente. No es difícil de entender cómo este tipo de iluminados siguen proliferando, cuando hay millones de seguidores que creen a pie juntillas lo que ellos dicen.
Pero hay otros que basados en la ciencia o conocimientos generales muy concretos han sido verdaderos profetas sin que nunca exigieran ese título. El más famoso de todos ellos es sin duda Leonardo Da Vinci, Julio Verne es otro de ellos, Einstein se instala con todo merecimiento entre ellos cuando entre otras cosas, basado en su teoría de la relatividad general predice y afirma que la luz se comba al pasar cerca de un objeto masivo. Lo único que faltaba era que en el futuro pudiera ser comprobado. Cuando el eclipse de sol del 29 de mayo de 1919 permitió observar que los rayos de luz de las estrellas Híades estaban desplazados justo en la medida predicha por su teoría, Einstein recibió un telegrama enviado por Lorentz confirmándole el hecho. Einstein se lo mostro a su discípulo Ilse Rosenthal-Scheneider quien le preguntó ¿Qué habría dicho usted si no hubiese habido tal confirmación?  Y Einstein respondió “Me hubiera compadecido de nuestro amado Señor. La teoría es correcta”. He aquí una predicción con datos claros y concretos que se cumple con toda exactitud.
Muy lejos de estos verdaderos visionarios del futuro está Nostradamus. Nostradamus es aun más ambiguo, confuso y enigmático que la pitonisa del oráculo de Delfos. De sus mil cuartetas solo una mínima parte y haciendo verdaderos malabarismos mentales han podido ser adjudicadas a hechos posteriores y las mismas pueden muy bien adjudicarse a hechos diferentes de los que supuestamente predicen.
“En la vigésima primera centuria de nuestra era, anglos y germanos vencerán gran azote de la humanidad”. No, no es una profecía de Nostradamus, pero ¿Quién me puede negar el derecho de hacer las propias? ¿Quién puede adivinar a que me refiero? Con toda seguridad no faltará en el futuro algún hecho que pueda ser adjudicado a mi predicción sea o no lo que yo tenía en mente y entonces me llamaran profeta.
Nostradamus vivió en la época que hoy llamamos renacimiento, ya contaba con 17 años cuando falleció Leonardo Da Vinci, sin embargo no parece haberse enterado de su existencia, de hecho Nostradamus vivió toda su existencia dentro de las fronteras de Francia. Ejercía la medicina y la astrología. La astrología era una profesión respetada en ese tiempo, se supone que era necesario ser un acucioso observador del cielo para ello, pero en realidad no era así porqué ya existía mucha información escrita. Al nacimiento de Nostradamus en 1503 la imprenta existía desde hacía 50 años. Aún así, debemos considerar que en ese tiempo y desde la más remota antigüedad era práctica común de niños y adultos observar el cielo por las noches, tal vez era el entretenimiento más popular, por lo que fue nada difícil que la gente plasmara sus anhelos y preocupaciones en la enigmática y misteriosa bóveda celeste. El surgimiento de individuos que le dieran algún sentido a lo que veía la gente se hizo inevitable, así que los almanaques basados en las estrellas se popularizaron, marcando con cierta precisión lo que hoy conocemos como las estaciones de año,  los tiempos para la siembra y la cosecha, así como las festividades religiosas. Pero también hubo quienes se adjudicaron el dudoso don de interpretar las estrellas para despejar esos anhelos y preocupaciones y en lugar de almanaques elaboraron horóscopos. Resulta paradójico que un contemporáneo de Nostradamus basado en un real y verdadero estudio del cielo cambiara la visión de miles de años de fijar a la tierra en su centro por la teoría heliocéntrica, este hombre fue nada menos que Nicolás Copérnico. Nostradamus tenía 40 años cuando murió Copérnico y me pregunto si alguna vez leyó su precioso libro “De las revoluciones de las esferas celestes”
Aquí tenemos al hombre que era médico y astrólogo a la vez. Es decir un médico que predecía el futuro. En este punto quiero imaginar a Nostradamus atendiendo el llamado para curar a un enfermo. ¿Qué haría primero?  Supongo que como cualquier médico, haría primero una auscultación, luego un diagnóstico para finalmente prescribir algún medicamento. ¿Pero, no sería mejor hacer un horóscopo? De esta manera sabría con toda anticipación si el paciente moriría o viviría. A la distancia podemos ver lo aberrante de  la práctica simultánea de las dos profesiones por un mismo individuo. Lo que hoy podemos llamar sin duda alguna charlatanería era en su tiempo cosa muy seria.

jueves, 4 de agosto de 2011

LA VIUDA ALEGRE.

En la niñez muchas palabras van adquiriendo significado como resultado de la inteligencia intuitiva del infante; arriba, abajo, caliente, frio, luz, obscuridad, risa, miedo, papá, mamá y así muchas otras no requirieron de una explicación puntual para su comprensión. Así como para muchas otras fue necesario un minucioso detalle didáctico.

Yo no recuerdo cuando comprendí la palabra viuda. Pero tengo la memoria viva de mi infancia, de alguna carta recibida en casa que era firmada por una señora  Vda. de… y yo ya sabía el porqué de la abreviatura. También sabía que las señoras que siempre andaban vestidas de negro eran viudas.

Una inquietud sin embargo me persiguió durante mucho tiempo de mi infancia, ¿Por qué se hablaba únicamente de viudas?  ¿Qué acaso no existían los viudos? ¿Sí los esposos morían, las esposas no? ¿Por qué yo no veía hombres perenemente vestidos de negro?  Y que firmaran Vdo. de…

Me tomó algún tiempo comprender que era más común ver viudas por dos razones primordiales; una fue que las mujeres cuando se casan son normalmente varios años más jóvenes que los hombres y otra, que los hombres, por razones que desconocía en ese tiempo y que sigo ignorando a la fecha, viven menos que las mujeres. Con el tiempo también comprendí que por este consenso social (de diferencia de edades en la fecha de matrimonio) y esa ley natural de la vida (la prematura muerte de los hombres) las mujeres en general suelen aceptar con normalidad la viudez. Puedo aventurar un poco más; para las mujeres la viudez es una estadía más de sus vidas y que lo normal es que toda mujer pase por, o espera pasar por él; soltera, casada y finalmente viuda.

Aún había una cosa que llamaba mi atención… y era la firma. Sí las mujeres firmaban Viuda de… por qué los hombres no. La respuesta con el tiempo fue muy sencilla; las mujeres cuando se casan cambian su apellido por el del esposo y entonces pasan a ser Señora de…, luego entonces cuando muere el esposo son Viuda de…

Pasando el tiempo en una reseña periodística encontré el concepto de Viuda Negra que me tomó un tiempo comprender a cabalidad. Conocía perfectamente el nombre por la temida araña muy común en mi ciudad, pero no entendía la connotación que se le daba a la mujer viuda. En un principio lo asociaba a su perene vestimenta negra, hasta que supe que el macho de la araña viuda negra es devorado por ésta inmediatamente después de ser fecundada por éste. El epíteto era entonces endilgado a la mujer casada que mata a su esposo o a aquella que ha perdido por muerte natural a más de un esposo con el agregado de haberse beneficiado de sus menguadas…o cuantiosas  herencias y por este motivo se vuelve a su vez una mujer codiciada por hombres codiciosos, lo que nos lleva a… La Viuda Alegre.

“La Viuda Alegre” es una opereta escrita en 1905 por el compositor de origen Austro-húngaro Franz Lehár. A su vez el libreto fue escrito por Víctor León y León Estein, quienes se basaron en la comedia denominada “L’attaché  d’ambassade  título en  francés  que significa El Agregado de la Embajada de Henri Meilhac. Fue estrenada en Viena el 28 de diciembre de 1905.

La opereta consta de tres actos y seis personajes; Mirko Zeta, el Barón (Bajo), Valencienne, esposa de Mirko (Soprano), Danilo Danilowitsch, el Conde (Tenor), Hanna Glawari, la viuda (soprano), Camille de Rosillon, el joven (Tenor), y N’jegus, el ayudante (Tenor).

El primer acto. Un baile convocado por el embajador de Pontevedra en parís, el Barón Mirko Zeta. La esposa del Barón, Valencienne, coquetea con el Joven Camille, el  joven Camille escribe en el abanico de Valencienne te quiero,  ella le contesta que es una esposa respetable, una mujer honrada. Pero el Barón no se entera porqué está preocupado vigilando a Hanna, quien acaba de heredar cincuenta millones de francos de su recién fallecido esposo y si la viuda se casa con un extranjero sería una catástrofe que esa fortuna saliera del empobrecido pueblo de Pontevedra. Para evitarlo el Barón manda a su ayudante  N’jegus a traer al Conde Danilo, quien pronto llega, pero se siente incomodo ante Hanna ya que en su juventud tuvieron un romance que interrumpió su tío. El viejo amor revive pero Danilo jura que no se casará por su dinero, Hanna promete no casarse si él no le dice que la ama. Zeta, el Barón, le dice a Danilo que debe aceptar casarse con Hanna para salvar el reino, pero Danilo empieza a buscar candidatos adecuados para Hanna. Se anuncia el próximo baile donde las damas escogen a sus parejas y todos los hombres desean ser escogidos por Hanna, pero Hanna prefiere a Danilo, quien se niega objetando que no sabe bailar, pero después ofrece su puesto por diez mil francos, pero los hombres se asustan y se alejan dejando a solas  a Hanna y Danilo, éste la invita a bailar, pero ahora Hanna se niega, terminando Danilo bailando solo.

Segundo acto. Al día siguiente varios huéspedes están reunidos en la casa de Hanna, ella canta la balada de Vilja, una ninfa que se enamora de un mortal. Danilo no pierde las esperanzas cuando Zeta le dice que Hanna traerá bailarinas del Maxim’s, parece que Hanna sigue interesada en él. N’jegus le dice a Zeta que se ha enterado que Camille está cortejando a una mujer casada pero éste no se imagina que sea su mujer. Zeta cita a N’jegus y Danilo en la casa de verano a las ocho. Valencienne queda a solas con Camille, ella decide terminar con Camille y le ofrece que se case con Hanna, Camille pregunta porque quiere terminar con él y ella le contesta que ésta será la última tarde que pase con él y lo cita en la casa de verano. A la hora fijada Zeta se presenta en la casa de verano y echa un vistazo por la cerradura creyendo ver a su esposa con Camille. N’jegus, que ve todo lo que pasa, saca a la esposa por la puerta trasera y Hanna toma su lugar, Danilo desesperado cree que Hanna está teniendo algo con Camille, éste siguiendo la broma le jura su amor a Hanna y ésta a su vez anuncia su compromiso con Camille. Danilo finge indiferencia y se va lleno de ira hacia el Maxim’s  para apagar sus penas.

Tercer acto. En la noche la sala de la casa de Hanna se ha convertido en una réplica del Maxim’s, incluyendo las bailarinas entre las cuales se encuentra Valencienne. Un telegrama es recibido por Danilo donde se le informa que Pontevedra está al borde de la ruina, entonces le pide a Hanna que deje a Camille, ella acepta y Danilo celebra de felicidad. Zeta encuentra el comprometedor abanico de su esposa y jura divorciarse para casarse con Hanna y salvar a Pontevedra, pero Hanna manifiesta que perderá toda su herencia si se casa ya que su fortuna, conforme al acuerdo testamentario,  pasará a manos del nuevo esposo. Danilo le confiesa su amor a Hanna y ella le reitera que perderá su fortuna si se casa. Valencienne recupera el abanico y le asegura su fidelidad a Zeta leyéndole su respuesta, soy una esposa respetable, una dama de honor y así todo termina felizmente.

A parte del hermoso vals, ¿Que otro concepto queda bien plasmado en esta obra?
Obviamente el título lo dice, el de la viuda. Pero… porqué el agregado de alegre. Porqué el adjetivo de alegre no provocó ni ha provocado en estos ciento seis años de representaciones en todo el mundo alguna reacción adversa de las viudas reales, ni de la sociedad entera. La obra nos presenta a una mujer que acaba de perder a su marido y que se muestra muy conforme y además alegre con el hecho. La sociedad entera, y las viudas también, parecen disfrutarlo sin más.
¿Será entonces la viudez, para las mujeres, una especie de estado de gracia, una liberación?

Puede usted disfrutar del vals La viuda Alegre de Franz Lehár en Youtube


Adolfo Camacho Gómez

lunes, 11 de julio de 2011

LA CACERIA

En mi niñez, las pistolas de juguete eran cosa común y corriente. No creo que hubiera un solo niño en el mundo… bueno, bueno, está bien, en mi colonia, que no pidiera en navidad un par de pistolas de vaquero, con su funda, cinturón y un buen paquete de fulminantes… estaban de moda las series de Roy Rogers y el Llanero Solitario.
 Para los pobres niños que no vivieron esa época y pertenecen a la insensata era en que las pistolas de juguete han sido prohibidas, creyendo que por tal  hecho los niños serán más buenos, pero que a cambio se les han dado los juegos de video donde la muerte y destrucción es una constante, les trataré de explicar de qué se trata.
Los fulminantes venían en rollitos muy parecidos a las serpentinas de las fiestas. Estos rollitos que generalmente eran de color rojo intenso contenían pequeñas cantidades de pólvora separadas unas de otras por un espacio de un centímetro aproximadamente, les llamábamos triques.
Estos rollitos de triques se colocaban en el barril de la pistola, que estaba construido en dos mitades y era hueco. Una mitad se levantaba y ahí se colocaban los triques, luego la tira se pasaba entre el martillo y una base plana en el cuerpo de la pistola y ya estaba lista para empezar a jugar. El mecanismo que hacía estallar el fulminante era sencillo; se jalaba el gatillo, este a su vez levantaba y presionaba el martillo contra un resorte, que al llegar a su máxima tensión  se soltaba e impactaba contra la pequeña bolita de pólvora haciéndola estallar. La sensación que producía el olor a pólvora quemada era sencillamente indescriptible, quedaba en el ambiente un buen rato y envolvía todo el campo de juego. Eran los buenos contra los malos. Siempre ganaban los buenos.
Pasó ese fabuloso tiempo de mi pequeña infancia y ya con unos pocos años más empezó otra fascinante. La incipiente pre-adolescencia. Ahora habría que ser osado, intrépido, audaz. “Bonanza” estaba en la televisión.
Eventualmente en alguna navidad había algún niño en el barrio al que le amanecía un rifle de municiones. Para el que no los conozca, porque hace años que no los veo en las tiendas, en las mexicanas, por qué en las tiendas de estados unidos si los venden, les contaré un poco sobre ellos.
Existen dos tipos de rifles que no son armas de fuego. Los de municiones y los de postas. Los de postas funcionan con aire comprimido, ya sea mecánicamente o en pequeñas botellas metálicas. Estos pueden ser muy sencillos o muy especializados, como los que se usan en competencias olímpicas. Por otro lado están los de municiones que funcionan con un resorte y utilizan como munición  pequeñas bolitas de fierro de aproximadamente 2 milímetros de diámetro. Estos eran los que todo niño ansiaba poseer, bueno más bien muchachos de diez u once años. Aunque incapaces de causar la muerte a ningún ser humano, si tenían la capacidad de causar daño; que podía ser desde muy leve, como un simple dolor que pronto desaparecía o una munición que llegara a perforar levemente la piel y se incrustara en ella, y que nosotros mismos nos ocupábamos de extraer. Pero lo que si era verdaderamente peligroso era que una munición impactara un ojo. Ahí la munición no tenía la barrera de la piel y podía causar desde una catarata, de la que en aquel tiempo no había cura, hasta la pérdida total de la vista. Era el motivo por el que en mi casa estaban proscritos, además de inaccesibles por su costo.
Pues bien, como ustedes podrán imaginar, el afortunado niño que era propietario de un rifle de municiones se convertía en el líder; él decidía a dónde íbamos, cuando nos deteníamos y por supuesto quien era el elegido a quien le concedería  el favor de permitirle hacer un disparo.  Con esa esperanza lo seguíamos a todas partes, insistiendo constantemente para ver si uno de nosotros era el elegido.
Para granjearme el favor de ser el elegido aguzaba mi vista con el fin de ser el primero en localizar un pajarillo, también daba indicaciones del rumbo que debíamos seguir para localizar los arboles, donde, según yo, encontraríamos parvadas enteras.
Nuestra colonia estaban en esa época en los márgenes de la ciudad, sus calles eran de tierra, el tráfico de automóviles era escaso, había buena cantidad de espacios abiertos donde no faltaban los arboles y sobre todo que los niños de ese tiempo podíamos deambular por todas partes sin más temor que el que nos podía causar el encuentro con un perro bravo.
La potencia de un rifle de municiones no es suficiente para atravesar la coraza de plumas de una paloma, ni de un chanate, cuestión que nosotros desconocíamos y que nos hizo pasar una decepción en aquella incursión, pues encontramos, no en un árbol, sino en unos cables de energía eléctrica un grupo de palomas.
El dueño del rifle hizo el primer disparo… no pasó nada, segundo disparo… todo en calma, tercer disparo… las palomas volaron y se perdieron en el horizonte.
Seguimos nuestra búsqueda, tal vez por una hora o dos, con resultados infructuosos, así que a falta de pájaros encontramos latas vacías.
Empezó la primera ronda, éramos seis niños, fui el cuarto, todos fallamos, pero yo tomé nota donde había golpeado la tierra mi disparo. Empezó la segunda ronda, los tres primeros volvieron a fallar, me toco mi turno, tome el rifle… no apunté directamente al bote, sino un poco a la izquierda… apreté el gatillo y la lata saltó por los aires… todos corrimos a ver la lata… apenas se notaba el lugar donde había impactado la munición… Las latas de aquella época eran de fierro.
Ya no recuerdo que pasó luego, no recuerdo si otros niños lograron hacer blanco después. Lo único que recuerdo de esa primera y única incursión de caza de mi niñez y de mí vida, es  el bote…  viéndolo a través de la mira, el olor peculiar del aceite en el mecanismo del rifle, la tensión de mi dedo sobre el gatillo y el bote volando por los aires.  
adolka2@gmail.com

lunes, 4 de julio de 2011

AL FIN ZINFANDEL

Parece ser que desde la más remota antigüedad el vino ha acompañado a la humanidad.  Los arqueólogos han encontrado vasijas de entre cinco y seis mil años antes de Cristo que muestran que ya se producía y bebía vino, luego entonces el inicio de su producción y consumo se pierde en la penumbra de los tiempos.

Lo anterior me lleva a pensar que la uva como tantas otras frutas las produjo la naturaleza en forma silvestre.  Pero esta fruta fue especial… muy especial. Realmente trasformó el mundo. Esos primeros seres humanos, sin saberlo, hicieron el primer experimento químico jamás hecho sobre la tierra, fermentaron el jugo de la uva transformándolo en vino y fue tan maravilloso el resultado que tuvieron que crear  un dios para celebrarlo, Dioniso, también conocido como Baco, del griego Bakkhos  y al frenesí que  producía Bakcheia.

¿Como lo hicieron posible?, es inútil imaginarlo. Pudo ser una simple casualidad, lo cierto es que  además de la transformación de la personalidad, que fue el origen de la deidad, descubrieron que su consumo cotidiano evitaba enfermedades. Lo que ahora sabemos con respecto a la fermentación  en el sentido de que prácticamente esteriliza el vino era desconocido para ellos, pero sus resultados estaban a la vista y su comparación con el agua fue inevitable, de hecho los griegos mezclaban el vino con agua para purificarla.

No es poca cosa que el vino haya surgido en la misma región donde surgió la cultura, la región mesopotámica, luego, se expandió hacia el sur, hasta llegar a Egipto y sus países vecinos y en forma simultánea se expandía su producción y consumo al occidente, Turquía, Macedonia, Grecia, Italia y de ahí a todo el mundo.

El imperio romano llevó la simiente de la vid a todos los rincones de su imperio, haciendo de su consumo una costumbre y más que eso;  sí los pueblos antiguos crearon un dios en su honor, el imperio romano cristianizado hizo del vino el elemento principal de su principal rito. De esta manera en cualquier lugar del mundo donde se celebraba una misa católica era necesario contar con vino de consagrar, entonces, no pasó mucho tiempo para que al lado de cada misión hubiera un viñedo, y como consecuencia lógica los monjes se convirtieron en los viticultores por excelencia.

La vid, también conocida como parra, para el buen desarrollo de su preciado fruto requería de clima, latitud, altitud y horas de luz solar. Por consiguiente las diferentes regiones con climas, latitudes, altitudes y horas de sol diferentes crearon por necesidad variedades de uvas diferentes.

Cachanilla es el gentilicio no oficial para los originarios de Mexicali, Baja California, México y por extensión para todos los Baja Californianos. En Mexicali se produce uva, pero hasta donde yo sé, no para la producción de vino, sin embargo muy cerca se encuentra el Valle de Guadalupe, lugar donde se produce una gran variedad de vides, entre ellas, la Zinfandel.  El sitio fue descubierto en 1795 por el español Ildefonso Bernal y debe su nombre precisamente a la misión que monjes Dominicos  establecieron en 1834 con el nombre de Misión de Nuestra Señora de Guadalupe del Norte, quienes aprovecharon su clima para iniciar el cultivo de la vid, el albaricoque, la pera y el olivo. En 1840 fue destruida por los indígenas del lugar.

A principios del siglo XX varias familias rusas se establecieron en el lugar mediante una concesión de 50 años dada por el entonces presidente de México, general Porfirio Díaz, quienes reanudaron el cultivo de la vid.

Aquí quiero introducir un dato curioso; el origen del  nombre zinfandel de esta variedad es desconocido, sin embargo se sabe que es en América donde se le empieza a nombrar de esta forma, ahora bien, mediante análisis del ADN de esta variedad se ha descubierto que es idéntica a la variedad Crljenak Kastelanski proveniente de Croacia y a la Primitivo que se cultiva en el sur de Italia. Rusos…Croacia...Zinfandel…cuando menos algo curioso hay ahí.
Para terminar puedo decir que soy Cachanilla y me gusta el Zinfandel. No soy un catador, no tengo ni la menor idea como se degusta un vino, por eso cuando alguien me pregunta ¿Porqué te gusta el Zinfandel? Contesto sin pena la perogrullada más grande del mundo “porque sabe verdaderamente a vino”.
adolka2@gmail.com

sábado, 25 de junio de 2011

LA FUTILIDAD DE LOS COMENTARISTAS DEPORTIVOS.

Hace unos días un reportero de ESPN (Siglas en ingles que en español  significan Cadena de Programación de Deportes y Entretenimiento), se vio en verdaderos aprietos cuando el Chepo De la torre (Entrenador de la selección de futbol de México) a una pregunta de ese reportero le respondió con otra pregunta.
Para tratar de ser explicito trataré de reconstruir la pregunta del reportero y la respuesta-pregunta del Chepo.
El reportero: ¿Tienes la obligación de ganar la copa oro?
El Chepo: ¿Tú tienes la obligación de estar aquí?
Muy probablemente el Chepo sabía que le preguntarían eso y estudió muy bien su respuesta convirtiéndola en pregunta.
Tanto la pregunta del  reportero como la del Chepo, tienen como únicas respuestas un sí o un no.
En los dos casos tanto el Chepo como el reportero están en un predicamento; en el caso del Chepo a un SÍ, el reportero  repreguntaría ¿Qué pasa entonces si no ganas? Y si su repuesta fuera un No, entonces abriría la puerta para un sinfín de comentarios en su contra. En el caso del reportero, cayó inocentemente y respondió NO, es decir que no estaba ahí por obligación, queriendo decir que hacía su trabajo por vocación y gustosamente,  si en caso contrarió la respuesta del reportero hubiese sido SÍ, entonces se entendería que estaba forzado a estar ahí aunque él no lo quisiera. El reportero hubiera tenido que haber sido tan inteligente como el Chepo y eludir la respuesta-pregunta, pero no lo fue.  
Aunque objetivamente la respuesta del Chepo tendría que ser SÍ, el objetivo de su respuesta-pregunta era cortar de tajo esa pregunta, cosa que logró, ridiculizando además al reportero.
Hasta  ahí las cosas hubieran sido intrascendentes, salvo que en el programa diario vespertino de ESPN, las cuatro personas que lo transmiten conjuntamente iniciaron un linchamiento verbal del Chepo De la Torre. Entre los adjetivos que le dedicaron hubo; falta de valor, irresponsable, arrogante, irascible, y así por el estilo, cada uno competía por adjudicarle el calificativo más insultante, dentro de los límites aceptados en televisión. Pero aun así esto parece ser una especie de derecho del que gozan las gentes que a través de un micrófono o una cámara de televisión se dirigen al público,  y que además nadie debe atreverse a conculcar.
Entonces llegaron a una conclusión unánime y por la forma en que lo expresaron dogmática. El reportero en cuestión, ellos mismos y toda su cofradía, estaban ahí para preguntar y el entrevistado, en este caso el Chepo De la torre, estaba únicamente para responder, por ningún motivo cabía la posibilidad de que el entrevistado hiciera preguntas al entrevistador, como el Chepo De la torre rompió ésta sacrosanta regla se hizo acreedor a todos los epítetos que le endilgaron.
Ahora bien, ¿Qué mostraron estas personas con esa actitud? Lo que me resulta indiscutible, cuando menos en este caso, es que fue más inteligente el  entrevistado que el entrevistador. Tan fue así, que parecían una especie de pandilla atacando a un solo hombre por espacio de casi una hora y que por otra parte no estaba ahí para poder defenderse, con el único fin de revertir su incompetencia que fue puesta en evidencia.
También resulta evidente que los reporteros esperan que el entrevistado sea dócil, amable, obsequioso y prolijo en sus respuestas, no importando que tipo de preguntas le hagan. Preguntas que en muchos casos son ofensivas y en otras estúpidas por decir lo menos. Alegan en su defensa que el entrevistado esta en su derecho a negarse a contestar, sí, esto es cierto, pero lo que no dicen es que cuando el entrevistado se arroga este derecho y no contesta alguna de sus preguntas, después en sus programas, ya sin la presencia del entrevistado, lo denigran hasta decir basta.
  Para finalizar ¿Quién les dijo a esta gavilla que el entrevistado no debe hacer preguntas? ¿A  tanto llega el temor a su incapacidad para contestar una simple pregunta? ¿Por qué consuetudinariamente se empeñan en sus programas en atacar  y muchas veces denigrar inmisericordemente a personas que no están presentes?
Hoy más tarde se jugara el partido Estados Unidos-México. La moneda está en el aire, sí gana México no faltará quien diga que era normal que ganara, que no se ha hecho nada extraordinario, que no hay ningún motivo para elogiar al Chepo ya que únicamente ha hecho su trabajo. Ah pero si pierde México el Chepo será como la carne en la tabla del carnicero para los reporteros.